26 de febrero 2023 - 11:39

El vino, tecnológico elixir de la mano de Eduardo Pérez Guerrero

Eduardo Pérez Guerrero es una leyenda viva de la música y el espectáculo en Miami. Lo que se trae entre manos es la combinación entre música vino y tecnología.

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Eduardo Pérez Guerrero es una leyenda viva de la música y el espectáculo en Miami. Su larga y exitosa trayectoria no lo alejan de sus orígenes mendocinos –“para mí es un renacer, conectarme con los viñedos, la inmensidad de Uspallata o el Valle de Uco, las bodegas, esos paisajes extraordinarios”.

Hoy, después de haber ganado innumerable cantidad de premios y con el merecido reconocimiento -se le otorgó la Llave de la ciudad y se proclamó un día con su nombre- este hacedor de talentos conserva su espíritu inquieto.

Está contento. Al borde de la Bahía del sur de La Florida, con el sol cayendo sobre el poniente, nos recibe sonriendo y, desde luego, con unas copas de Malbec.

Lo que se trae entre manos es la combinación entre música vino y tecnología. Veamos.

¿De qué se trata tu nuevo emprendimiento?

Vengo de Mendoza, de reunirme con diferentes bodegas analizando la posibilidad de que se produzcan vinos de autor con el sello distintivo de músicos que, de alguna manera, le den al vino el carácter de la música que ellos componen.

En Europa y acá, en Estados Unidos, es habitual que se busque el maridaje, es decir, proponer una comida en diversos pasos, y que el vino que acompaña esa comida colabore con la creación de una experiencia, una sensación que es superior, o distinta, a lo que ocurre si sólo se come o sólo se bebe.

Evidentemente, lo que se busca es una combinación perfecta de sensaciones.

Ahora bien. Con tantos años trabajando en la música, naturalmente cuando empecé a darle vueltas a la idea, se me ocurrió el maridaje musical, es decir, que si un cantante puede transmitir a un enólogo el carácter de su música, y entonces el vino lleva esas cualidades, lo mejor sería que quien elige las canciones del artista en cuestión también pueda comprar su vino, y el maridaje musical ocurrirá cuando beba el vino escuchando la música que el artista compuso especialmente para esa ocasión.

¿Cómo se logra esa simultaneidad?

Esto lo hacemos junto con Pedro y Patricio Santos y el enólogo Juan José Gras. Se implementa colocando un código QR dentro de la etiqueta de la botella, y entonces con el móvil uno accede a contenidos exclusivos. Por ejemplo, no sólo a la música que marida con el vino, sino incluso los videos del backstage, el registro audiovisual de la fabricación de ese vino, y la voz del artista hablándole a quien eligió el maridaje.

Pero mirando hacia adelante, supongo que cobrará mayor relevancia el proyecto.

Por un lado, porque soy miembro de la academia Grammy para Latinoamérica, donde ganamos, junto con mi coproductor y arreglador Dani Vila el premio en el 2012 al mejor álbum de tango; y, además, los dos últimos años fuimos nominados junto con Jorge Calandrelli, entonces probablemente esto tenga escala internacional, y buscamos que sea un feature dentro de la propuesta del artista.

Hoy día estamos dando los primeros pasos con mi esposa Nanci Guerrero, grabando un demo con boleros clásicos pero con arreglos modernos, de los que grabamos con Bebu Silveti -una leyenda de la música romántica latina- en la serie de discos Romances de Luis Miguel, y vamos a incluir esa música en unas seiscientas botellas que servirán como lanzamiento del proyecto.

La idea es bastante más compleja que lo que solías hacer como productor musical. ¿Cuál es la incidencia actual de la tecnología en la música y la forma de consumir ese arte?

Bueno, precisamente buscamos generar esta experiencia diferente porque la tecnología va permitiendo muchas formas de reproducción de la música y la va haciendo evolucionar.

Hace un tiempo era impensado que un artista pudiera ofrecer un concierto para todo el mundo tan sencillamente como hoy lo permite el streaming. De la misma manera que toda la industria musical y el modelo de negocio cambió rotundamente con la llegada de la reproducción digital, en las plataformas.

Entonces, si bien la música esencialmente no cambia y el amor por la música sigue vigente en el público, adaptarse a los cambios tecnológicos implica, por ejemplo, esto que estamos haciendo: imaginar que alguien con su celular puede reproducir lo que viene en la etiqueta de la botella.

La relación entre tecnología y arte no siempre es bienvenida. ¿Creés que con la música siempre que se unen es para mejor?

A ver. Por supuesto que los géneros que hoy se escuchan no son de mi agrado. De hecho, la tecnología permite cierta forma de composición, creación y sonido que no es lo que yo propongo, porque siempre impulsé orquestas, músicos y cantantes -del Trío Los Panchos a Valeria Lynch, varias generaciones de consagrados grabaron con Pérez Guerrero- pero entiendo que hay una cuestión generacional.

Okey, pero sabés que si alguien lee con su móvil el QR de la botella y reproduce la música con el parlante del celular, no va a recibir la mejor calidad de sonido…

Es que lo hemos pensado Incluso tomando en cuenta que el sonido en el celular no es de gran fidelidad. Pero suponemos que ese dispositivo va a estar conectado vía Bluetooth con un parlante.

O sea, toda esta experiencia sensorial es posible gracias a los avances tecnológicos. ¡Ha sido todo tan vertiginoso en las últimas dos décadas!

Quienes amamos la música sólo vamos acompañando esa evolución, con la misma pasión de cuando grabábamos en ocho canales, sólo que la ciencia aplicada a esta industria hace que nuestra capacidad creativa se expanda.

Imaginate que si alguien logra comprar un vino que le gusta, que está hecho por el artista que suele escuchar y encima disfruta de ambas cosas en una misma situación, ¡estás logrando una experiencia superior!

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Lograr una experiencia superior. Eso se propone hoy Eduardo Pérez Guerrero.

Mientras tanto, piensa cómo la tecnología puede ayudar a vivir experiencias nuevas en la recepción de un partido de fútbol –“aquí en Miami explotó el soccer con el Mundial, y sobre todo porque el próximo Campeonato del Mundo se jugará en América del norte”- y no deja idea por explorar.

Larga vida a quienes, lejos de amilanarse, se valen de nuevas herramientas para alimentar la llama interior de eso que los mantiene vivos.

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