11 de noviembre 2021 - 09:16

Tres lugares en Buenos Aires para festejar el Día del Churro

Este 11 de noviembre, te presentamos un pequeño listado para que puedas degustar los más ricos y atractivos churros del país.

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Si bien los churros forman parte de las opciones más recurrentes de un argentino a la hora de desayunar o merendar, este 11 de noviembre, el Día Mundial del Churro, muchos optarán por acercarse a degustar las más ricas opciones en Buenos Aires.

Acompañado de una taza de chocolate caliente, café con leche, jugo o smoothie para quienes prefieren bebidas frías, el postre hecho de harina, agua, sal y azúcar se presenta en distintos lugares de gastronomía. Algunos de ellos, los venden en versiones saldas (queso cheddar y panceta, salchichas, papas fritas, roquefort) y dulces (dulce de leche, nutella, chocolate negro o blanco, maracuyá).

A continuación, tres lugares en provincia de Buenos Aires para comprar churros:

El Topo

El Topo representa la ciudad de Villa Gesell. La marca abrió su primera sede porteña en Palermo, después de mudó a Villa Urquiza, un local de la calle Mendoza que fue pionero en una zona ahora convertida en polo gourmet. La última mudanza los llevó a Colegiales (Virrey del Pino 2617), un pequeño local con fotos históricas colgadas en la pared, un mostrador, ventanas a la cocina y una pizarra que dice "andá a freir churros".

El Topo fue uno de los primeros en ofrecer rellenos salados en Buenos Aires: hoy sirven de cheddar y roquefort convertidos en una especie de queso crema saborizado. También hay clásicos, rellenos de dulce de leche o crema pastelera, bañados en chocolate y una opción bomba, con interior de Nutella (la unidad rellena, $14). El espolvoreado de azúcar por fuera es a elección, una vez metidos en la bolsa de papel.

Se pueden hacer pedidos por Rappi.

La Churretería

Ubicada en el renovado Mercado de San Telmo –en el ala que desemboca en Defensa–, este local sumó sabores y también formas alternativas.

Preparan el madrileño –finito y largo, con chocolate fundido para mojarlo–, uno que lleva galletitas Oreo en la masa y el porra, una suerte de corazón de churro pasado por granas de colores que se sirve en un cono, la versión más instagrameada de la casa. También sirven los churros con helado.

Se ofrecen con salsa de 4 quesos, rellenos de roquefort y jamón o de cheddar y panceta (todos, $40 la unidad): “La masa del churro es salada, estas versiones salen de lo común pero son sabores conocidos, que probaste alguna vez en otro plato”, dicen. Para tomar, sirven chocolate caliente, café, mate, cervezas y vermú. Por su ubicación, atraen la atención de muchos turistas que quieren probar.

Se pueden hacer pedidos por Rappi.

Juan Pedro Caballero

El proyecto churrero dice “buscarhacer algo diferente, con sabores tradicionales pero no para un churro, como el Lemon Pie, el Banana Split o el Cannoli. Los creamos tomando como base de partida un eclair”.

Entre las ventas más destacadas, se encuentra el Carioca (coco, maracuyá y mango) y el de chocolate con maní, dulce de leche y coco.

Los churros se fríen en el momento y luego pasan a una bandejita de cartón, en la que se convierten en churros fancies, la categoría de la carta que reúne los sabores especiales: con pinzas y extremo cuidado el equipo emplata el churro como si fuese un plato de un menú por pasos.

Clásicos por 4 unidades + una salsa (chocolate negro o con leche, o dulce de leche), $40; churro relleno (dulce de leche o pastelera), $30 cada uno, $330 la docena; churros fancies, $45 la unidad.

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