A 25 años del crimen, amigos y familiares homenajearon a José Luis Cabezas

La familia descubrió una placa en su honor y plantó un árbol, como cada año. El fotógrafo fue asesinado el 25 de enero de 1997 por una banda policial que operó a instancias del empresario Alfredo Yabrán.

Homenaje de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (aRGra).

Homenaje de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (aRGra).

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El fotógrafo José Luis Cabezas, asesinado el 25 de enero de 1997, fue recordado este martes en la localidad bonaerense de Pinamar y otras ciudades del país con una serie de actividades previstas en el día que se cumplen 25 años del crimen.

Cabezas fue asesinado el 25 de enero de 1997 en un hecho perpetrado por una banda vinculada al empresario postal Alfredo Yabrán. Un año antes, el reportero gráfico había logrado fotografiar al enigmático empresario propietario de la empresa OCA durante la cobertura de verano que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para la revista Noticias.

El 2 de febrero de 2000, la Justicia determinó que a Cabezas lo mató una banda compuesta de policías bonaerense y civiles, a instancias del extinto empresario Yabrán, a quien el reportero gráfico le había tomado una foto en la playa que puso al descubierto su rostro, hasta ese entonces casi desconocido.

José Luis Cabezas
José Luis Cabezas.

José Luis Cabezas.

José Luis Cabezas: actos conmemorativos

A las 11, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) realizó un acto en su sede de Venezuela 1433, en el barrio porteño de Balvanera.

Asimismo, con la consigna "No hay democracia sin justicia. No hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria", la entidad realizó actividades recordatorias en las diferentes provincias. Adhirieron también al acto la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro, y el Frente Sindical para el Modelo Nacional Confederación General del Trabajo.

https://twitter.com/juanberon4/status/1485970904802750466

En tanto, en la localidad balnearia de Pinamar se recordó a Cabezas con una serie de actividades en el monolito de la ciudad, donde encabezados por Gladys Cabezas, la hermana del trabajador de prensa, familiares y amigos plantaron un árbol como hacen de forma habitual todos los años para esta fecha.

Gladys había adelantado a Télam que el martes a las 10, en el Monolito de la ciudad, "plantaremos un árbol, como lo hacemos todos los años para esta fecha". "Asistirán invitados especiales y se descubrirá una placa", sostuvo y señaló que, entre ellos, concurrirán "el intendente de Pinamar, representantes de Caras y Caretas que este año le hicieron una edición especial, amigos, fotógrafos y la familia".

https://twitter.com/juanberon4/status/1485970904802750466

Asimismo, expresó que el mismo día, a las 19, "en la cava donde lo encontraron muerto se va a plantar por primera vez un árbol" y "se hará un acto". En tanto que a las 20 se inaugurará una muestra con un video en la Casa de la Cultura en Madariaga.

https://twitter.com/CarlaGaudensi/status/1486017553650499588

Los hechos

En su libro "Cabezas. Un periodista. Un crimen. Un país", el periodista Gabriel Michi reconstruyó las últimas horas de José Luis Cabezas, asesinado en el verano de 1997.

El periodista relata en su libro que "el sábado 25 de enero a la madrugada, el fotógrafo salió solo del cumpleaños en la casa del empresario Oscar Andreani en su Ford Fiesta, hacia el departamento donde vivía con su familia, en Rivadavia, entre Eneas y Shaw, en la zona comercial de Pinamar. Allí lo aguardaban sus asesinos".

"Frente a la casa de José Luis había un descampado que les sirvió de guarida natural para esperar a su víctima. Estaban dentro del Fiat Uno de la esposa de (el policía bonaerense Gustavo) Prellezo -la también policía Silvia Belawski- cuando lo vieron llegar.

"-¡Ahora! ¡Métanle caño y tráiganmelo! -ordenó el oficial Gustavo Prellezo.

"Horacio Braga y Sergio González saltaron desde el auto y se abalanzaron con un arma sobre José Luis, quien había estacionado el Ford Fiesta -que había alquilado la revista y que normalmente estaba bajo mi custodia-, le apuntaron, lo golpearon y lo subieron al asiento de atrás de nuestro vehículo. En el otro auto, conducido por Prellezo, iban también los otros dos "Horneros", José Luis Auge y Miguel Retana.

"Eran alrededor de las 5:15 o 5:20 de la madrugada de ese 25 de enero cuando se produjo el secuestro. "Allí lo llevaron, tirado en el asiento de atrás y amenazado todo el tiempo. Manejaba Braga y González le apuntaba. Los dos autos transitaron los 8 kilómetros que llegaban hasta el camino rural que conducía a la laguna Gran Salada y doblaron hacia la izquierda. En ese camino de tierra recorrieron otros 5 kilómetros, hasta que después de una bifurcación, tomaron hacia la derecha y llegaron al pozo infernal. Era una cava de 14 metros de largo, 7 metros de ancho y 2 de profundidad, que había quedado allí después de que el Municipio de General Madariaga extrajese tierra para nivelar ese camino rural.

"Del Fiat Uno bajó Prellezo con decisión, hizo correr a los que estaban en el Ford Fiesta -estacionado frente a la cava-, y lo introdujo en la cava, con su frente dirigida hacia el paredón del fondo e hizo bajar a José Luis a los empujones. Le puso un par de esposas en las muñecas, asegurándolas a sus espaldas y lo hizo arrodillar con esa misma dirección del auto, al costado del lado del copiloto.

"Y allí se sintió el ruido seco y metálico del primer disparo. Y después, el segundo.

"Desde fuera de la cava miraban los cuatro "Horneros". Ellos dirán que fueron sorprendidos por la actitud asesina de Prellezo. Las dudas quedarán para siempre, embargadas en ese agujero sepulcral que se vistió de crimen y mentiras.

"Ya había claridad porque el sol comenzaba a asomar. Eran entre las 5.30 y las 5.50 de la mañana de ese desgarrador 25 de enero. Prellezo fue hasta su auto y bajó unos bidones con combustible. Le ordenó a Braga que lo acompañara y que rociara el cuerpo y el auto. Antes, el policía acomodó el cadáver de José Luis, cruzándolo en el asiento del acompañante, con sus piernas fuera del vehículo. Braga se resistió a cumplir con la orden, pero Prellezo era quien tenía el arma. Entonces, el "Hornero" empezó a derramar el combustible por todo el escenario macabro.

"Ahora, prendelo", fue la siguiente requisitoria. "Prendelo vos", le respondió Braga. Y Prellezo volvió a exhibirle el arma asesina. Braga tomó el encendedor de su bolsillo y encendió una llama que se propagó por su mano, ya que le había caído algo de ese líquido inflamable en esa zona de su cuerpo. Puteó un poco y después intentó de nuevo. Y allí sí, todo se encendió".

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