30 de octubre 2022 - 09:00

NASA: un satélite identificó instalaciones que contribuyen al efecto invernadero

Aquella herramienta fundamental lanzada por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio detectó grandes cantidades de gas metano que afectan a nuestro planeta.  

Satélite de la NASA.

Satélite de la NASA.

Un satélite en órbita de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) identificó en las zonas de Asia central, Oriente Medio y el sudoeste de Estados Unidos más de 50 instalaciones y equipos que son grandes contaminadores por emisión de gas metano a la atmósfera. Uno de los compuestos que más contribuyen al calentamiento global.

"El control de las emisiones de metano es clave para limitar el calentamiento global", sostuvo en un comunicado Bill Nelson, director de la NASA.

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La entidad norteamericana explicó que están desarrollando un mapa de la distribución de minerales en los desiertos del planeta. Minerales que levantan polvo hacia la atmósfera para agravar en el efecto que tiene el polvo del aire sobre el clima terrestre.

El metano absorbe la luz infrarroja en una pauta única, conocida como "huella digital espectral". Del mismo modo, también puede medir la presencia de dióxido de carbono.

Las emisiones de metano realizadas actualmente hacia la atmósfera son solo una fracción, en comparación con las de dióxido de carbono. Su contribución al calentamiento global también es menor que la del CO2, pero los científicos calculan que el metano calienta la atmósfera 80 veces más que el CO2.

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Estados Unidos, Asia y Medio Oriente

El satélite norteamericano detectó una nube de 3,3 kilómetros al sudeste de Carlsbad, región de la Cuenca Permian (EEUU), que es uno de los campos petroleros más grandes del mundo que se extiende en partes del sudeste de Nuevo México y el oeste de Texas.

En Turkmenistán, también fueron identificadas 12 nubes originadas en infraestructuras del petróleo y gas al oriente de la ciudad puerto de Hazar, en torno al Mar Caspio. Transportadas por el viento hacia el oeste, algunas de las nubes se extienden por más de 32 kilómetros.

Según Nelson, este satélite demostró ser "una herramienta fundamental para medir este gas que contribuye al efecto invernadero y al daño al ecosistema".

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