12 de enero 2005 - 00:00
Nuera y nietos de médica cubana la visitan en mayo
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• Motivos
«Queremos que estén los chicos en Cuba para el cumpleaños de mi mamá, el 2 de mayo, y también les queremos regalar que vivan el cumpleaños de mi hijo menor el día 9; ésas son las fechas tentativas», indicó ayer Quiñones a este diario.
La posibilidad del encuentro con su nuera y sus nietos entusiasmó desde un comienzo a Molina. «No pongo ningún obstáculo a ello, porque por más terrible que sea un gobierno, no se la va a agarrar con mis nietecitos y una mujer indefensa (Scarpati)», enfatizó la médica en diciembre pasado.
Molina, de 61 años, vive en La Habana con su madre, que hoy cumple 86. La médica fue una ferviente adherente a la Revolución, al punto de que militó en Africa a comienzos de los '80 por la causa comunista y fue parlamentaria de la Asamblea Nacional del Pueblo, cargo al que renunció en 1994, cuando las diferencias con Castro se hicieron insostenibles.
Por su parte, Quiñones y Scarpati se conocieron en Cuba, a raíz del viaje de la joven en 1993 para acompañar a un hermano discapacitado en el CIRN. Luego de una traumática salida de la isla para cumplir una beca en Japón, a mediados de 1994, Quiñones decidió no regresar. Desde entonces, nunca más pudo ver a su madre, y por consiguiente, ésta no conoció a sus nietos que nacieron en la Argentina.
• Confianza
Según Quiñones, en la carta que envió Castro a Kirchner no puede haber datos confidenciales sobre Molina, por lo que considera factible que el gobierno les permita conocer su contenido. «Mi madre no tiene información secreta, ya que los conocimientos médicos son patrimonio de la humanidad. No fue médica personal con el comandante en jefe, por lo tanto no tuvo acceso a su historia clínica y nunca tuvo otro tipo de relación con el comandante, como sugirieron algunos medios», aclaró ayer el médico.
Quiñones ratificó su confianza en el gobierno argentino: «Siempre albergo esperanzas en el presidente Kirchner. Es una persona que no baja los brazos y le pido que por favor no nos abandone. Que ellos vayan allá es un primer paso, pero que los derechos humanos de la familia en pleno se respeten».
Molina especificó desde La Habana el porqué de su rechazo a que Quiñones viaje a Cuba. «A mi hijo en Buenos Aires lo esperan en lugares públicos y algunos a los que les paga la embajada cubana le dicen 'gusano, apátrida que trabaja para Bush'.»
«Esas son personas preparadas en mi opinión por la embajada cubana en Buenos Aires, entonces ¿qué no le puede pasar aquí en Cuba?», se preguntó la médica. «El gobierno cubano sabe que mi hijo es mi talón de Aquiles», agregó en diálogo con la prensa.
El caso de Molina generó un roce diplomático entre la Argentina y Cuba hace un mes, cuando la médica y su madre se instalaron un día entero en la embajada argentina en La Habana.
Molina aclaró posteriormente que había permanecido como huésped en la representación argentina ante un repentino problema de salud de su madre.
Kirchner reprochó el manejo de la situación al entonces jefe de Gabinete de Rafael Bielsa, Eduardo Valdés; y al embajador argentino en la isla, Raúl Taleb. Ambos, junto a Alicia de Oliveira, encargada de Derechos Humanos en Cancillería, dejaron sus puestos. Taleb fue reemplazado por el ex frepasista Darío Alessandro, en tanto que fue asignado el abogado Horacio Méndez Carrera para que asesore a la familia Quiñones. En La Habana, Molina fue asistida en estos días por el diplomático Eduardo Gómez.
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