Richard Branson, empresario inglés de 73 años que es uno de los más conocidos del planeta por sus aventuras mercantiles o personales, quiere abrir un hotel en la luna. “Intuyo que dentro de 50 años habrá viajes a la Luna y que habrá un hotel allí, quizás uno de Virgin”, haciendo referencia a la marca que fundó en 1972 a sus 22 años y vendió a principios de los años noventa, aunque sigue utilizando el nombre para sus proyectos. Conoce la historia de este empresario que es uno de los máximos soñadores.
Quién es y cómo hizo su fortuna Richard Branson, el multimillonario que quiere abrir un hotel en la luna
Conoce la historia del empresario inglés de 73 años que voló por el espacio antes que multimillonarios como Jeff Bezos o Elon Musk.
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Con el pantalón, el saco y la bandera inglés, muestra del gran amor por su país.
Branson voló a los confines de la atmósfera con su propia compañía aeroespacial, adelantándose a personajes como Jeff Bezos o Elon Musk. El magnate británico ganó la carrera de los multimillonarios por llegar al espacio, pese a que su fortuna, valorada en cerca de US$3000 millones por Forbes, está a años luz de la de sus competidores. Esa fue una de las tantas aventuras de su vida.
Nadie puede dudar de que el británico sabe competir. También en atención mediática, y por eso su aparente timidez desaparece cuando no duda en meterse en una fuente para inmortalizar su llegada a Son Bunyola, el nuevo hotel de lujo que acaba de inaugurar en Mallorca. O en subirse a una silla para dar la bienvenida a los invitados a la fiesta de apertura, a la que la compañía invita a varios medios de comunicación.
El germen de los negocios de Branson fue la compañía discográfica Virgin Records, que fundó en 1972 y vendió a principios de los años noventa. Pero quedó la marca, que da nombre a un grupo con variopintos negocios, desde gimnasios hasta telefonía, en el que destacan los vinculados al turismo. Entre otros, dos aerolíneas, una compañía de cruceros y varios hoteles.
Los resultados consolidados del grupo en 2021, los últimos que ha hecho públicos en su web, reflejan unos ingresos de 116 millones de libras de los que 16,3 millones llegaron de la parte hotelera. El resultado final consolidado arrojó pérdidas de 10,5 millones de euros. “El Grupo Virgin es una compañía global”, aseguró su fundador una vez con El País. “Describimos un círculo alrededor del mundo y tratamos de abordar algunos de los grandes problemas”, agregó poniendo el acento en su relación con figuras históricas como Kofi Annan o Nelson Mandela.
Branson nunca ha sido un discreto empresario. Su imagen pública se acerca más a la de estrella musical o personalidad política, un terreno que no rehúye. Desde el inicio de la guerra de Ucrania se ha reunido con el presidente Volodímir Zelenski en dos ocasiones.
Nacido en una familia acomodada, pero muy lejos de la abundancia actual que se atribuye a sus finanzas, Branson ha aprovechado la apertura del hotel en Mallorca para repetir a cuantos le preguntan su idilio con la isla española. La visitó de pequeño con su familia, abrió allí su primer hotel, el lujoso La Residencia, ubicado en Deià y que actualmente opera Belmond, ya que lo vendió también en los años noventa.
Fue en esa misma década cuando Branson compró la finca de Son Bunyola en España: 540 hectáreas con una construcción centenaria cuya parte más antigua es un torreón de vigilancia del siglo XIII (que ahora acoge una suite). Y todo ello en las faldas de la sierra de Tramuntana. “Realmente nunca había visto nada tan bonito”, aseguró, “pensé que valía la pena intentar proteger esto y hacer algo con ello”.
Pero la historia del actual hotel de 26 habitaciones (a partir de 800 euros por noche en temporada alta, 600 euros en la baja) es más alambicada. Tras un primer proyecto que sumaba nuevas construcciones y no contó con el apoyo del Ayuntamiento de Banyalbufar, Branson vendió la edificación en 2002. En 2015 la recompraría para darle el impulso definitivo, con una lección aprendida: “Sabemos que aquí no va a haber más edificios”.
El empresario, que se define como “un aventurero”, también tiene en África cuatro de sus ocho establecimientos Virgin Limited Edition, la marca que agrupa los alojamientos más lujosos del grupo y a la que se ha añadido Son Bunyola.
También a esta pertenece Necker Island, un paraíso privado que Branson se compró en las Islas Vírgenes Británicas, donde reside oficialmente. Las consecuencias fiscales de esa decisión levantaron una polvareda en los medios anglosajones hace una década. Y han revivido esta semana cuando, en el marco de un pulso judicial que Virgin mantiene con una compañía estadounidense de ferrocarriles, los abogados de esta última han hecho aflorar algunos correos internos.
En uno de ellos, el consejero delegado del grupo, Josh Bayliss, dijo que Branson “ha pagado los menores impuestos posibles”, según recogía Reuters en una información publicada con posterioridad a la vista del empresario a Mallorca. La compañía siempre ha defendido que se trata de acusaciones “oportunistas” que se basan en argumentos “cínicos” que pretenden dañar la reputación de la marca Virgin.
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