13 de marzo 2023 - 11:08

Atención con los repelentes de mosquitos

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Existen distintos repelentes y no son para matar insectos, sino para evitar que se acerquen. Es decir, que no entren en contacto con la piel. Se aplican sobre las zonas expuestas del cuerpo mediante lociones, cremas, vaporizadores, roll-on, stick-gel o toallitas impregnadas, entre otros, a través de los cuales se depositan los principios activos.

Si bien hay varias marcas comerciales, la mayoría está compuesta por aceite de citronela, de eucalipto, de limón, picaridina, parametanodiol y DEET, entre otros. De todos, el más ampliamente difundido y estudiado es el DEET o N,N-dietil-meta-toluamida (cabe aclarar que este último no es el plaguicida DDT).

La DEET interfiere con las neuronas y los receptores en las antenas y la boca de los mosquitos que detectan sustancias químicas como ácido láctico y dióxido de carbono. Su uso se ha asociado con urticaria por contacto (inflamación de la piel) y otras erupciones cutáneas.

En 2001, se publicó una revisión de las características farmacocinéticas, las formulaciones y la seguridad del DEET. Los autores de ese artículo señalaron que, si bien el fármaco es seguro, no está exento de efectos adversos en los seres humanos.

La Academia Americana de Pediatría recomienda que los repelentes que se usan en niños no deben contener más de 30% de DEET y no utilizarlos en menores de 2 años. En estos casos, se sugiere el aceite de citronela solo, sin aditivos químicos.

Las marcas comerciales tienen distintas concentraciones de DEET, motivo por el cual poseen un efecto más duradero y eso hace que sea para uso “familiar” o no. Un producto con DEET al 10% protege durante 2 a 3 horas aproximadamente, mientras que, si es al 25%, la protección es de 6 horas en promedio.

Es importante tener en cuenta estas recomendaciones para evitar la aparición de efectos adversos: revisar la etiqueta en busca de la cantidad de DEET contenida, utilizar aquellos cuyas concentraciones no superen el 30%, siempre seguir las instrucciones, no aplicarlo debajo de la ropa, sobre cortaduras, heridas o piel irritada. Tampoco rociarlo en áreas cerradas ni directamente sobre la cara, sino en las manos, frotarlas y luego pasarlo por el rostro, pero evitar los ojos y la boca. Por último, no emplear repelentes mezclados con protectores solares en la misma formulación.

El aceite de citronela, en tanto, es un extracto especies vegetales que produce un efecto desagradable en las terminaciones sensitivas y un bloqueo de la percepción química de los insectos. Su principal inconveniente es que resulta limitado como repelente y su corta acción en el tiempo. Las recomendaciones clásicas lo indican para niños entre 2 meses y 2 anos, y DEET con una concentración de hasta 10 % entre los 2 y 12 años.

El aceite de eucalipto, por su parte, puede provocar fenómenos de broncoespasmo en personas con susceptibilidad previa. Además, no se recomienda en menores de 3 años y en concentraciones menores al 30% en mayores de esa edad.

Descartar los brazaletes con repelentes químicos, el ajo o la vitamina B1 ingeridos por boca, los dispositivos de ultrasonido diseñados para alejar a los insectos y aquellos para el jardín que "electrocutan" a los insectos (de hecho, pueden atraerlos).

Entre otras medidas de prevención, se recomienda ropa de manga y pantalones largos (de color claro) siempre que se encuentre en el exterior, mientras que en el interior es ideal usar tules sobre las cunas, mosquiteros y repelentes químicos eléctricos, pero a no menos de 1,5 metros de distancia.

Médico toxicólogo, director de Toxicología Hoy (IG: @toxicologiahoy).

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