Las personas experimentan diferentes niveles de estrés a lo largo de su vida, ya sea por trabajo, estudios, problemas económicos, familiares, entre otras causas. La respuesta del organismo a esta problemática no siempre es negativa: puede ser adaptativa y totalmente necesaria para la supervivencia como especie, y a su vez mantiene a las personas en estado de alerta para poder enfrentarse a los desafíos cotidianos.
Cerebro: qué efectos le produce el estrés sufrido en la infancia
¿Tiene las mismas consecuencias un trauma sufrido en la infancia que uno sufrido en la edad adulta? Conocé cómo afecta el estrés en cada etapa de la vida.
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Pero, cuando ese estado de alerta se mantiene de forma prolongada en el tiempo, es lo que se denomina estrés crónico y puede tener un efecto muy negativo en la salud del cerebro. Cuando esto sucede durante la infancia, tiene consecuencias más graves que en otro momento de la vida, y esto se debe a su plasticidad.
Salud del cerebro: los dos primeros años de vida son claves
Durante la primera infancia se configuran las redes neuronales que intervienen en el desarrollo de las emociones. En este periodo, la plasticidad es muy elevada. Es decir que los dos primeros años de vida son fundamentales para que se produzca un desarrollo cerebral adecuado y la adquisición de habilidades socio-afectivas.
En esta fase, llamada "periodo crítico de plasticidad", el ambiente es muy efectivo en producir cambios a largo plazo en el cerebro y, consecuentemente, en el comportamiento. El cierre de este periodo es crucial para la maduración y estabilización de los circuitos neurales; una vez acabado, la plasticidad queda muy limitada.
Un ambiente enriquecedor en la infancia produce cambios plásticos en el cerebro que promueven la resiliencia; es decir, la capacidad para superar circunstancias traumáticas. Por el contrario, un trauma infantil, como sufrir maltrato, supone un factor de riesgo para el desarrollo de multitud de trastornos neuropsiquiátricos y comportamientos patológicos, tales como: la esquizofrenia, trastornos ansioso-depresivos, violencia o adicción.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la negligencia (falta de satisfacción de las necesidades físicas, médicas, educativas o emocionales de un niño o niña) es el tipo más común de maltrato. Estudios recientes demostraron que, según el tipo de negligencia sufrida y en función del género, los efectos en el cerebro y la conducta son distintos.
Estrés en adultos: ¿cuál es la mayor causa?
En la etapa de la vida adulta, la mayor causa de estrés es la soledad. Según un estudio, el aislamiento social afecta a uno de cada tres adultos mayores. Es el estresor más frecuente en esta etapa de la vida y el más relacionado con trastornos depresivos, especialmente en mujeres.
Las relaciones sociales son necesarias para sobrevivir, pero, a medida que las personas envejecen, pasan mayor tiempo a solas. Sin ir más lejos, tras la pandemia de Covid-19, el número de casos de depresión aumentó en la población de avanzada edad.
El cerebro se va haciendo menos moldeable con el tiempo, aunque la plasticidad cerebral nunca deja de existir. Por eso, durante la infancia y la adolescencia hay más riesgo de sufrir estrés. La aparición de enfermedades psiquiátricas o alteraciones socio-afectivas dependerá del momento de la vida en el que se sufra el estrés y del tipo de estresor que lo desencadene.
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