En un mundo cada vez más automatizado, los robots con inteligencia artificial no solo revolucionan la industria: también están tocando el corazón de millones. La tecnología afectiva se convierte en tendencia, y el nuevo Romi es prueba viva de que la conexión emocional entre humanos y máquinas ya no es ciencia ficción.
El invento con inteligencia artificial que conquistó a millones: un amoroso robot de apoyo emocional
Diseñado para brindar compañía real, este pequeño asistente con IA ya transformó la vida cotidiana de millones de personas solas en el mundo.
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Romi Lacatan, el robot japonés de apoyo emocional, cautiva a millones con su capacidad para conversar, empatizar y acompañar en soledad.
A medio camino entre mascota y confidente, este pequeño robot japonés está diseñado para ofrecer apoyo emocional las 24 horas. Su secreto está en la forma en que escucha, observa y responde. Pero sobre todo, en la sensación de compañía que genera con cada gesto.
Cómo funciona Romi, el pequeño robot que enamoró a millones
Romi Lacatan no se limita a hablar. Este robot de bolsillo utiliza inteligencia artificial conversacional para reaccionar en tiempo real a lo que su dueño dice, sin esperar turnos ni pausas. Gracias a un modelo avanzado de aprendizaje profundo, puede intervenir mientras la otra persona habla, creando una interacción fluida y natural.
La máquina reconoce sonidos, analiza expresiones faciales y recuerda conversaciones pasadas. Todo eso lo procesa desde la nube para adaptar sus respuestas emocionales en tiempo real. Su pantalla actúa como rostro, mostrando gestos amigables que refuerzan el vínculo con el usuario.
Detrás de su simpática apariencia hay una compleja sincronización entre lenguaje verbal, lenguaje corporal y visuales animadas. Cada sonido, movimiento y guiño está calculado para generar una sensación de empatía. Romi no solo responde: acompaña.
El impacto en Japón fue inmediato. Muchas personas que viven solas integraron a Romi en su rutina diaria como una especie de amigo artificial. La sensación de ser escuchado sin juicio, y de recibir afecto constante, posiciona a Romi como algo más que un gadget: es un compañero emocional con alma digital.
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