Cuando dos hermanos decidieron abrir un restaurante japonés en pleno Belgrano a fines de los años noventa, la propuesta parecía osada. Por entonces, el sushi era todavía una rareza en la escena porteña, y apostar todo por un proyecto así implicaba lanzarse al vacío con la determinación de un kamikaze. Sin embargo, fue un acierto. Hoy, casi treinta años después, Haiku Sushi no sólo mantiene su vigencia, sino que se consolida como un espacio de referencia, donde la tradición nipona se combina con un espíritu contemporáneo y una calidez que lo vuelven inconfundible.
Un templo del sushi con alma porteña
Entre la serenidad oriental y la fuerza de los sueños, Haiku Sushi celebra casi tres décadas de historia, autenticidad y pasión familiar, consolidándose como uno de los grandes templos de la cocina japonesa en Buenos Aires.
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Dirección: Franklin D. Roosevelt 1806, Belgrano.
Dirigido actualmente por Quique Yafuso, chef, sushiman y creador también de reconocidos proyectos como Mondongo & Coliflor, Mixtape y Shimada Omakas, Haiku conserva el pulso original de sus fundadores: trabajo artesanal, respeto por el producto y un profundo compromiso con la calidad. Cada paso, desde la compra de los ingredientes hasta el emplatado final, refleja un amor por la cocina que se transmite en cada bocado.
El espacio invita a una experiencia sensorial que va mucho más allá de la gastronomía. El interior transmite una atmósfera de paz inmediata: luces tenues, madera oscura y un mural de gran tamaño que recrea paisajes de lagos con pájaros y montañas niponas. Ese paisaje visual, acompañado por música suave y aromas que despiertan la memoria, convierte al salón en un refugio urbano donde el tiempo parece detenerse. Todo en Haiku está pensado para que el comensal encuentre un equilibrio entre lo estético y lo emocional, entre el silencio y el sabor.
Menú de Haiku Sushi
La cocina mantiene la esencia japonesa más pura, con una carta que fusiona lo clásico y lo actual. Entre las entradas, brillan las gyozas de cerdo o trucha, el ebi furai, langostinos rebozados en panko de crocancia perfecta, y los harumaki de cerdo, rollitos crujientes que abren el apetito. Los platos calientes, como el yakimeshi (arroz salteado en wok con vegetales y opción de lomo, pollo, langostinos o trucha), o el ramen son un homenaje al confort de la cocina casera nipona. También hay espacio para el teppanyaki de trucha o de vegetales, donde técnica y sabor se unen en armonía.
Pero el corazón de Haiku late en su sushi bar, donde la frescura y la tradición se encuentran en su punto más alto. Los combinados Omakase, que van desde cinco hasta treinta piezas, permiten entregarse a la creatividad del chef. El Matsu de 17 piezas o el Haiku Especial de 35 piezas resumen la filosofía del lugar: precisión, equilibrio y respeto por el producto. Para los que buscan sabores más modernos, los rolls calientes, como el Hot Langostino, aportan un toque innovador sin perder elegancia. También hay opciones vegetarianas, como el Haiku Veggie 30 piezas, que demuestran que la cocina japonesa puede ser tan ligera como sofisticada.
La bebida marida la experiencia con una selección de vinos, cervezas artesanales, espumantes y, por supuesto, sake, la bebida emblemática de Japón, ideal para acompañar nigiri o sashimi. Y al final del recorrido, los postres ofrecen un cierre equilibrado y delicado: cheesecake, oolong mousse o propuestas con frutas que aportan frescura sin excesos.
En definitiva, Haiku Sushi es mucho más que un restaurante: es el legado de una familia que apostó por un sueño, un rincón de calma en el corazón de Belgrano y una celebración constante de la gastronomía japonesa en su versión más noble y sensible.
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