21 de septiembre 2017 - 15:35

A los 94 años, murió la mujer más rica del mundo

Liliane Bettencourt tenía una fortuna estimada en casi u$s 40.000 M. Ocupaba el puesto 14º en el ránking de las mayores fortunas del planeta. Sufría Alzheimer y había sido puesta bajo tutela, se mantenía al margen de la escena pública desde 2012.
Liliane Bettencourt tenía una fortuna estimada en casi u$s 40.000 M. Ocupaba el puesto 14º en el ránking de las mayores fortunas del planeta. Sufría Alzheimer y había sido puesta bajo tutela, se mantenía al margen de la escena pública desde 2012.
La francesa Liliane Bettencourt, considerada la mujer más rica del mundo, murió a los 94 años de edad. La heredera del gigante de los cosméticos L'Oréal contaba con una fortuna estimada en casi u$s 40.000 M. "Liliane Bettencourt murió en su domicilio. Hubiera cumplido 95 años el 21 de octubre. Mi madre se fue en paz", escribió su hija, Françoise Bettencourt Meyers, en un comunicado.

Liliane Bettencourt era la mujer más rica del mundo y ocupaba el puesto 14º en el ránking de las mayores fortunas del planeta. Tenía también en sus manos la segunda fortuna de Francia, detrás de Bernard Arnault, presidente del grupo de lujo LVMH.

Bettencourt, que sufría Alzheimer y había sido puesta bajo tutela, se mantenía al margen de la escena pública desde 2012, año en el que abandonó el consejo de administración de L'Oréal y su rol de directiva del grupo. El holding familiar, Thétys, presidido por Françoise Bettencourt Meyers, pero cuya madre Liliane, conservaba el usufructo, es el accionista mayoritario de L'Oréal, con el 33,05% de las acciones al 31 de diciembre de 2016.

El anuncio de su fallecimiento coincidió con un dictamen judicial en uno de los múltiples procesos que salpicaron su figura en los últimos años. El Tribunal de Apelación de Burdeos confirmó la absolución de cinco periodistas que habían sido imputados por intromisión en la intimidad de la multimillonaria al publicar el contenido de unas grabaciones hechas en 2009 y 2010 por su mayordomo de entonces en el palacete familiar en la ciudad de Neuilly sur Seine, limítrofe con París.

Los jueces consideraron que el mayordomo hizo esas grabaciones para proteger a la anciana -luego no había nada que reprocharle penalmente- y tuvieron un carácter "decisivo" para la búsqueda de la verdad, ya que sirvieron para condenar a algunos miembros del entorno de Liliane Bettencourt -a los que había denunciado su hija- por abusar de su estado de debilidad.

• Una vida marcada por el dinero, la tragedia y los escándalos

Nacida en París el 21 de octubre de 1922, era la hija del industrial Eugène Schueller, que en el primer tercio del siglo XX hizo de la pequeña empresa de tintes capilares que creó el imperio de los cosméticos en que convirtió L'Oréal.

Se casó a los 27 años con André Bettencourt, que si bien antes de la Segunda Guerra Mundial se alineó con la extrema derecha antisemita, desde 1942 se sumó a la resistencia a la ocupación alemana con quien cuatro décadas más tarde se convertiría en presidente socialista de Francia, François Mitterrand, al que había conocido en su infancia.

El marido hizo una carrera política tras la contienda en la derecha y llegó a ser ministro entre 1966 y 1973, mientras ella se dedicaba principalmente, como primera accionista, a la estrategia de la empresa que la hizo multimillonaria. André Bettencourt se dedicó, con el paso del tiempo, a la gestión de L'Oréal, y al morir en 2007 esa responsabilidad pasó al yerno, Jean-Pierre Meyer.

Las relaciones familiares con su hija se envenenaron a partir de entonces (llegó a retirarle un tiempo el estatuto de heredera universal) por el papel que pasó a ocupar el fotógrafo François Marie Banier, un amigo de la anciana al que hizo unas donaciones sospechosas de millones de dólares, y que acabó condenado.

Liliane Bettencourt también se vio implicada en otro escándalo con un cariz netamente político por las sospechas de que había financiado a personalidades de la derecha, y en particular al expresidente Nicolas Sarkozy. En cualquier caso, la justicia acabó absolviendo al que fue el tesorero en la campaña para la elección de Sarkozy en 2007, el exministro Eric Woerth.

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