El Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi, no pudo combatir el cansancio, sumado al monocorde discurso del presidente Giorgio Napolitano, formaron un cóctel de relax para el mandamás. Aunque quiso disimular, las cámaras captaron la ridícula situación.
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Por más que intentó, el mandatario no pudo con la naturaleza y cayó rendido cuando se cerraron su ojos. La situación no hubiera pasado a mayores sino se tratara de un acto importante del Gobierno y en medio del discurso de Napolitano.
Mientras Napolitano daba su discurso, en una recepción en la casa presidencial convocada para festejar las fiestas, Berlusconi se sobrerelajó, se rindió ante el peso de los párpados, soltó su cabeza hacia atrás y descansó.
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