Birmania: arrecia repudio después de nueva masacre
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Ante este panorama, las protestas y condenas internacionales volvieron a llover sobre la dictadura que gobierna Birmania brutalmente desde hace 45 años.
El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció nuevas sanciones económicas a 14 altos jefes militares birmanos, y pidió al mundo que renueve la presión sobre los generales.
Bush reclamó en particular a China, que por el momento sólo ha pedido a su aliada Birmania «moderación», que use su influencia en la región para lograr «una transición pacífica a la democracia» en el país.
Las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro consisten, básicamente, en la prohibición de efectuar transacciones financieras con EE.UU. y en el congelamiento de los activos financieros bajo jurisdicción estadounidense.
En tanto, la Unión Europea (UE) decidió comenzar a elaborar con urgencia nuevas sanciones contra el régimen birmano, con la premisa de que las mismas «no afecten a la población civil», dijo una fuente diplomática. También el gobierno australiano anunció sanciones financieras contra los jerarcas del régimen militar.
Ante las presiones, el gobierno birmano autorizó la entrada al país de Ibrahim Gambari, representante especial del secretario general de la ONU, que fue enviado a la nación asiática para evaluar la deteriorada situación política.
En 1988, la represión de protestas similares a las actuales acabaron con un saldo de al menos 3.000 muertos. Al iniciarse el día, una inmensa multitud se había reunido de nuevo en torno a la pagoda Sule.
«Les damos 10 minutos. Si no se van, emplearemos medidas extremas», gritaron los soldados a través de megáfonos.
Poco después, por lo menos 100 personas habían sido detenidas y obligadas a subir a camiones militares, mientras los otros manifestantes huían corriendo por las calles del centro, explicaron los testigos.
Los jóvenes, acompañados por unos 20 monjes budistas, cantaron el himno nacional mientras encaraban a decenas de policías y soldados armados que les impedían el paso, afirmaron los testigos.
En el este de Rangún las fuerzas de seguridad se enfrentaron con los manifestantes en por lo menos tres lugares diferentes, cuando cientos de personas habían acudido a proteger a los monjes budistas a los que la policía estaba deteniendo.
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