13 de enero 2006 - 00:00

Chile, ante una elección clave pero no dramática

Chile llega el domingo a un ballottage presidencial clave pero sin dramatismos. Con ventaja moderada en encuestas para la médica Michelle Bachelet sobre el empresario Sebastián Piñera, ambos cerraron anoche sus campañas con actos masivos. El próximo presidente recibirá un país con un crecimiento en torno a 6% y récord de exportaciones. Ante este panorama, el oficialismo apunta a darle un rostro social y redistributivo al progreso, mientras la oposición busca profundizar las reformas pro mercado que posibilitaron el despegue del país. Sin embargo, las diferencias de fondo son tenues en economía. Piñera aspira a poner fin a 16 años de gobierno concertacionista, una misión difícil pero no imposible.

Chile, ante una elección clave pero no dramática
Santiago - Michelle Bachelet y Sebastián Piñera cerraron anoche sus campañas electorales con actos públicos de impacto, horas después de que la última encuesta diera motivos de alegría a unos y de esperanza a otros: la socialista llega con una ventaja de 5 puntos, pero el centroderechista viene en alza, al menos si se compara el sondeo de ayer con los anteriores, que lo daban hasta 11 puntos abajo.

Una marea humana de partidarios de Bachelet copó ayer a la tarde el centro de Santiago, en la Alameda, donde Ricardo Lagos cerró su campaña en 1999. Según los organizadores, había más de 100 mil personas, 80 mil según fuentes periodísticas, quienes gozaron primero con un show musical en el que participaron artistas locales y los españoles Víctor Manuel, Ana Belén, Ismael Serrano y, como cierre a las 20.45, Miguel Bosé. ¿El dispositivo de seguridad? Apenas 250 policías, un cuarto de lo que demanda en Buenos Aires un Boca-River.

Banderas de todos los colores imaginables proclamando «Bachelet presidente». Pancartas reversibles con el rostro de la candidata y la leyenda «Michelle, Chile está contigo». Gente ( predominantemente de clase media) de todas las edades, incluso muchas familias con chicos pequeños en brazos. Cientos de globos blancos lanzados al aire con el número 2, el de la lista de la Concertación. Escasas banderas partidarias o sectoriales y mucho, pero mucho entusiasmo. También algo de cerveza y algunos altercados.

La gente buscaba por todos los medios alcanzar con la vista al palco, para lo cual hasta se subían a los techos de los colectivos.

• Aplausos

«Se siente, se siente, Michelle presidente», era el canto preferido y desde el palco se mencionó a todos los presidentes de la Concertación. Patricio Aylwin y Eduardo Frei recibieron un aplauso respetuoso pero tenue. La mención de Lagos, que se despide con una envidiable popularidad de 75%, provocó una ovación conmovedora.

El escenario era rojo, largo y con tres niveles. En el primero se ubicaron los artistas. En el segundo habló Bachelet, que fue acompañada en el superior por familiares, amigos y allegados.

A las 21 en punto, en coincidencia con los noticieros de la noche para asegurarse difusión, la socialista salió a darse su baño de multitud.
Vestida con un trajecito blanco y leyendo su discurso, que duró 15 minutos, dijo que «los chilenos no queremos más divisiones. Sin olvidar el ayer, miramos orgullosos el futuro». «Hemos recorrido la ruta del reencuentro. El domingo, un Chile más próspero está al alcance de la mano». «Palabra de mujer», finalizó.

En tanto, Piñera prefirió hacerse fuerte en el interior, donde concentró su actividad en los últimos días. Su cierre fue en Valparaíso, V Región, en cuya Plaza Victoria juntó, según estimaciones de la Alianza por Chile, 15 mil seguidores (8 mil para los medios). Allí también hubo espectáculo, pero a cargo de cantantes locales.

Si en cantidad de asistentes la Concertación ganó por diez a uno, algo similar podría decirse del espectáculo:
las versiones que dejó escuchar la TV de «Demoliendo hoteles» (Charly García) y «Música ligera» (Soda Stereo), hechas por un grupo local, fueron verdaderamente atrevidas.

Vestido con camisa blanca (sin corbata) y pantalón negro, Piñera dijo: «Quiero ser el presidente que diga a cada chileno y a cada chilena que, cuando quiera trabajar, va a encontrar un trabajo digno, un salario justo y va a poder ganarse la vida con dignidad».

• Promesa

También prometió más seguridad, que, dijo, afecta más «a los pobres y a la clase media» y, otra vez corriendo por izquierda a la Concertación, prometió derrotar para siempre la pobreza, «ese flagelo que ha afectado por demasiado tiempo a 3 millones de chilenos».

Tras los actos, a la medianoche hora local, comenzó a regir la veda electoral. Horas antes de éstos, todo el país hablaba de la única encuesta previa a los comicios del domingo, que estuvieron a cargo de la consultora Mori.

Según el estudio, la candidata de la Concertación llegará al ballottage con una intención de voto de 45%, contra 40% de Piñera.


Proyectando sólo los votos válidos (4,5% votaría blanco), tal como se hará el recuento oficial, el resultado favorecería a la socialista por 53% a 47%, aseguró Mori. ¿Justifica esto la euforia que se palpaba ayer en los dirigentes de la Concertación?

Es obvio que es muy bueno llegar con ventaja, pero la pronosticada por el estudio no parece desahuciar a la derecha. Quienes dicen que no irán a votar (10,5%) son, en su gran mayoría, personas de derecha, que si cambiaran de idea a último momento, podrían torcer la historia.

«Es el sector más duro de la derecha de la UDI (Unión Demócrata Independiente) que no apoya a Piñera.
Es el pinochetismo más duro, que el domingo vota nulo, vota blanco o se queda en su casa», arriesgó Marta Lagos, directora de Mori. Agregó que hay 200 mil votos de Joaquín Lavín, el aliado conservador de Piñera, que no fueron capitalizados por el candidato.

• Mucho en juego

La encuesta se realizó entre el 2 y el 9 de enero, después del último debate por TV, y abarcó a 1.200 personas que representan a 80% del electorado.

Hay mucho en juego. La Concertación quiere gobernar por cuarto período consecutivo. La oposición, pulverizar su hegemonía. Las próximas horas serán silenciosas. Pero una decisión crucial se estará gestando en cada uno de los 8,7 millones de habilitados para votar.
Continuará.

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