China: Internet y los SMS burlan censura comunista
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El desarrollo económico chino de los últimos años ha ido acompañado del desmantelamiento del sistema de garantías sociales del pasado y ha dejado atrás a millones de campesinos y trabajadores de empresas públicas que no han logrado subirse al tren del progreso.
Las protestas están aún lejos de amenazar la supervivencia del régimen como lo hicieron las de Tiananmen en 1989, cuando el Partido se vio contra las cuerdas, pero se han convertido en la principal preocupación de Pekín a un año de la celebración de los Juegos Olímpicos en la capital china. La inexistencia de un movimiento que pueda canalizar y unificar el descontento en un país geográficamente inmenso juega por ahora a favor del Partido Comunista. La nueva ofensiva del gobierno para censurar las nuevas tecnologías demuestra, sin embargo, que los líderes chinos han identificado en Internet y los teléfonos móviles dos medios con el potencial de propagar actos de protesta.
Un ejército de 30.000 policías vigila las comunicaciones y los foros de Internet donde cada vez son más comunes las denuncias contra la corrupción y los abusos de los funcionarios comunistas. Programas informáticos bloquean palabras como « Tiananmen», «democracia» o «manifestación».
Los operadores de móviles chinos recibieron el 2 de junio pasado la orden de bloquear los mensajes enviados desde Xiamen que contenían palabras que pudieran alentar las protestas, incluido el término «leucemia», la enfermedad que los manifestantes temían que pudiera propagarse si se aprobaba la nueva planta química. Las medidas de control llegaron tarde para los funcionarios: la presión popular los obligó a anunciar la «congelación» del proyecto de construcción de la planta petroquímica, otorgando una inusual victoria a los manifestantes.
Otra de las estrategias de Pekín ha sido una reforma de las Fuerzas de Seguridad, aumentando los efectivos de la policía antidisturbios a la vez que ha reducido el número de tropas de su ejército. El objetivo es dotar de más medios represivos a los gobiernos regionales y controlar los focos de inestabilidad en ciudades medias, donde se está produciendo la mayor parte de las protestas. Pero por encima de medidas policiales y negociaciones, el Partido busca saber qué escuchan, leen o escriben sus compatriotas, en Internet o a través del teléfono móvil.
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