29 de septiembre 2006 - 00:00

Congreso de EEUU aprobó construcción de muro en frontera con México

El muro medirá 1.200 km de largo.
El muro medirá 1.200 km de largo.
Washington (AFP).- El Congreso estadounidense aprobó definitivamente ayer la construcción de un muro de 1.200 km en la frontera con México para frenar la inmigración ilegal, al dar el Senado su visto bueno por 80 votos contra 19, justo antes del receso por las elecciones legislativas de noviembre.

Tras la abrumadora aprobación del Senado, el presidente George W. Bush debe ahora firmar la ley para lanzar la construcción del muro, severamente criticado por México, y cuya financiación todavía no está garantizada, ya que los congresistas sólo aprobaron 1.200 millones de los 6.000 millones de dólares que requiere su realización.

Tras el visto bueno del Senado, el muro se convirtió en el único elemento de la reforma migratoria en ser aprobado por el Congreso tras casi un año de áspero debate sobre la forma de controlar la llegada de inmigrantes y qué hacer con los casi 12 millones de indocumentados que ya están en el país.

La Cámara alta bloqueó, en cambio, otras cuatro medidas contra la inmigración ilegal aprobadas por la Cámara de Representantes en los últimos días, como la exigencia de que una tarjeta electoral para los votantes estadounidenses, a fin de impedir que extranjeros acudieran a las urnas.

Además de la construcción del muro, la ley establece controles a lo largo de las fronteras terrestres y marítimas de Estados Unidos mediante agentes de la patrulla fronteriza y tecnología que incluye el uso de satélites, cámaras y aviones sin piloto.

El jefe de la oposición demócrata en la Cámara baja, Harry Reid, atribuyó la aprobación del muro a la voluntad de la mayoría republicana de "defender su escaño y no la frontera", acusando a sus rivales de querer sacar provecho del proyecto en las próximas elecciones del 7 de noviembre.

Entre los senadores que aprobaron el proyecto figuran personalidades como el republicano y cubano-estadounidense Mel Martínez (Florida) o la demócrata con aspiraciones presidenciales Hillary Clinton.

La Cámara de Representantes, bajo el liderazgo de los congresistas más radicales del Partido Republicano como James Sensenbrenner (Wisconsin, norte), aprobó en diciembre una polémica ley de inmigración que sólo incluía medidas represivas y cuyo proyecto emblemático era la construcción del muro fronterizo.

Seis meses después, el Senado votó a favor de un texto muy diferente que dejó en 600 km el proyecto de valla y añadió sobre todo un camino para regularizar a millones de indocumentados mediante un programa de trabajo temporal, como exigía el presidente George W. Bush.

Los representantes republicanos se opusieron al proyecto del Senado argumentando que la regularización significaría una amnistía general, e impidieron un acuerdo en el grupo parlamentario de conciliación, que debía compaginar las versiones de ambas cámaras.

Tras decretar a principios de septiembre el fracaso de la reforma migratoria amplia, los representantes republicanos volvieron a la carga con el proyecto del muro, dejando el resto de la reforma migratoria en el limbo, para lograr su aprobación justo antes de las elecciones al Congreso del 7 de noviembre.

La lucha contra la inmigración ilegal constituye uno de los temas principales de la campaña electoral. Los republicanos cuentan con la aprobación del muro, entre otros temas, para mantener su mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Por su parte, el gobierno mexicano ya expresó "su profunda preocupación y enérgico rechazo al establecimiento de barreras físicas en la zona fronteriza" ya que "lastiman la relación bilateral en su conjunto" y "son contrarias al espíritu de cooperación que debe prevalecer para garantizar la seguridad en la frontera común".

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