El FBI completó este viernes el cierre definitivo de su emblemática sede en el edificio J. Edgar Hoover, ubicado en el centro de Washington, poniendo fin a más de 50 años de historia en un inmueble que se convirtió en símbolo de la agencia federal.
El FBI cierra definitivamente su histórica sede en Washington
Su director aseguró que ya no cumplía con los estándares de seguridad y funcionalidad necesarios para albergar a sus más de 11.000 empleados.
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El edifició llevaba el nombre del fundador del FBI.
El director del FBI, Kash Patel, anunció en su cuenta de X (antes Twitter) que, tras "más de 20 años de intentos fallidos", finalmente se concretó el plan para trasladar a la plantilla a instalaciones modernas y seguras, descartando la construcción de una nueva sede valorada en u$s5.000 millones.
El FBI argumentó que el edificio, inaugurado en 1975 y nombrado en honor al primer director de la agencia, ya no cumplía con los estándares de seguridad y funcionalidad necesarios para albergar a sus más de 11.000 empleados en el área metropolitana de Washington. Según Patel, la estructura presentaba problemas de deterioro, altos costos de mantenimiento y vulnerabilidades de seguridad, lo que hizo insostenible su continuidad.
Además, la decisión busca redistribuir parte del personal hacia otras ciudades con mayores índices de criminalidad, optimizando los recursos y la presencia operativa de la agencia en todo el país.
¿A dónde se mudará el FBI?
La mayor parte del personal será reubicada en el edificio Ronald Reagan, también en Washington, que hasta este año albergaba a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Este inmueble está siendo sometido a trabajos de remodelación para adaptarlo a las necesidades del FBI, con mejoras en seguridad e infraestructura. Patel destacó que esta solución permite evitar el gasto millonario de construir una nueva sede y agiliza la transición hacia instalaciones más adecuadas.
El edificio J. Edgar Hoover, de estilo brutalista y ubicado sobre la emblemática avenida Pennsylvania, fue durante décadas un ícono del poder federal en la capital estadounidense. Sin embargo, su cierre marca el fin de una etapa y refleja los cambios en las prioridades de seguridad y eficiencia del FBI en el siglo XXI.
Con este traslado, el FBI busca modernizar sus operaciones y adaptarse a las demandas actuales, aunque el proceso de mudanza y adaptación a las nuevas instalaciones aún tomará tiempo. Mientras tanto, la agencia continuará con su labor de investigación y lucha contra el crimen, ahora desde un espacio que, según sus autoridades, garantizará mayor seguridad y funcionalidad para sus agentes.
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