1 de diciembre 2020 - 00:00

La OTAN apura la nueva era para lidiar con el desafío chino

PODER. El rol de China como nueva potencia global inquieta a la OTAN y a varios países aliados de esta en la zona Asia-Pacífico.
PODER. El rol de China como nueva potencia global inquieta a la OTAN y a varios países aliados de esta en la zona Asia-Pacífico.

Bruselas - El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, anunció ayer que invitó al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, a una cumbre del bloque militar luego de su investidura, prevista el 20 de enero. Así lo dijo en la previa de la reunión de los cancilleres del bloque de hoy y mañana, en la que se volverá a poner la mira en los desafíos que impone la emergencia de China como gran potencia.

Así, la Alianza Atlántica dejará en claro que la obsesión de Donald Trump por el régimen de Pekín podía tener componentes personales, pero distaba de resultar una preocupación solo de él. De hecho, la OTAN recoge las inquietudes de aliados valiosos en la región Asia-Pacífico como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.

“China no es nuestro adversario, aunque su ascenso supone importantes desafíos para nuestra seguridad”, dijo Stoltenberg ayer en una conferencia de prensa previa a la reunión de ministros de Relaciones Exteriores.

Si el diagnóstico de Trump no cambia, sí se supone que lo hará el modo de abordar el desafío, dado el esperado retorno de una cooperación más estrecha entre Estados Unidos y Europa con la llegada al poder de Biden.

“La fecha exacta (para la invitación al presidente electo) aún no ha sido decidida, pero será en una cumbre de la OTAN. Y por supuesto todos los líderes de la OTAN estarán presentes”, expresó Stoltenberg.

“He invitado al presidente electo, Joe Biden, para una cumbre de la OTAN en Bruselas en el inicio del próximo año”, precisó.

Las relaciones entre Washington y la OTAN experimentaron dificultades después que Trump buscara forzar a sus socios a asumir una carga económica mayor para costear los gastos de defensa de la alianza. Más recientemente, la tensión recrudeció cuando anunció su decisión de reducir el contingente de su país en Afganistán, un paso que sorprendió a Bruselas.

De acuerdo con Stoltenberg, la misión de la OTAN en Afganistán cuenta en la actualidad con unos 11.000 soldados y más de la mitad de ellos no son estadounidenses.

“La misión continuará a pesar de la retirada de las fuerzas estadounidenses, pero habrá que tomar decisiones difíciles en 2021 si los talibanes no respetan sus compromisos”, señaló Stoltenberg.

“No tenemos ninguna garantía de que las conversaciones de paz tengan éxito y nos enfrentaremos a un dilema.

Por un lado, la alianza se retiraría de Afganistán y el país “correría el riesgo de convertirse en un nuevo santuario para los terroristas que llevan a cabo operaciones contra nosotros”, indicó.

La otra opción es que la OTAN permanezca en Afganistán “con una nueva misión, pero se enfrentará al riesgo real de combates”.

De acuerdo con Stoltenberg, “Biden es un gran partidario de la OTAN. Conoce bien la alianza y eso es bueno para nosotros”.

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