El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó este martes como una “masacre” la megaoperación policial llevada a cabo la semana pasada en los complejos Alemão y Penha, en Río de Janeiro, que dejó 121 muertos entre sospechosos y agentes. El mandatario anunció que impulsará una investigación independiente para determinar las responsabilidades del operativo.
Lula da Silva calificó de "masacre" la operación en Río de Janeiro y ordenó una investigación independiente
El presidente brasileño cuestionó el accionar de las fuerzas de seguridad en el operativo contra el Comando Vermelho que dejó 121 muertos y dijo que “la orden judicial era para arrestos, no para una masacre”.
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Para Lula, la operación en las favelas "fue desastrosa”.
Durante una entrevista con agencias internacionales, reflejada por CNN Brasil, Lula sostuvo que “la orden del juez era para que se ejecutaran notificaciones de arresto, no para una masacre; sin embargo, ocurrió una masacre”.
El mandatario cuestionó el procedimiento de las fuerzas de seguridad y consideró que “es importante examinar las circunstancias en las que sucedió”.
El jefe de Estado también definió la operación como “desastrosa”. “La cruda realidad es que, en términos del número de muertos, algunos pueden considerarla un éxito. Pero, desde el punto de vista de la actuación del Estado, creo que fue desastrosa”, subrayó.
El megaoperativo en Río de Janiero dejó 121 muertos entre sospechosos y agentes.
Lula adelantó que el gobierno federal está promoviendo una investigación paralela y analiza la posibilidad de que peritos de la Policía Federal intervengan en el proceso. “Estamos tratando de ver si es posible que los expertos federales participen en la investigación de las muertes, porque hay muchos relatos y mucha información que verificar”, explicó el presidente.
La llamada Operación Contención, realizada el 28 de octubre contra la facción criminal Comando Vermelho (CV), se convirtió en la más mortífera de la historia de Brasil.
Pese a las críticas, el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, defendió el operativo y aseguró que las “únicas víctimas reales fueron los policías muertos”, mientras que “todos los demás fallecidos eran delincuentes”.
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Brasil intenta asimilar el impacto del megaoperativo policial que paralizó Río de Janeiro y dejó una cifra récord de víctimas. En los complejos de Alemão y Penha, al norte de la ciudad, las fuerzas de seguridad lanzaron una acción coordinada para golpear al Comando Vermelho (CV), el grupo criminal más antiguo del país.
El resultado fue devastador: más de 100 personas muertas, decenas de detenidos y una ciudad en estado de conmoción. Mientras las autoridades hablan de un “duro golpe al narcotráfico”, organismos internacionales denuncian una masacre con rasgos de ejecución.
La operación, bautizada “Contención”, fue organizada por el gobierno del estado de Río, conducido por Cláudio Castro, y se desarrolló sin intervención del Ejecutivo nacional.
Según la versión oficial, el objetivo era “neutralizar” a líderes del Comando Vermelho y recuperar el control de zonas donde el narcotráfico actúa con armamento pesado.





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