Más tensión: pese al diálogo, fuerzas de Evo cercan y amenazan Santa Cruz
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Simpatizantes del gobierno izquierdista de Bolivia esgrimieron armas y palos cerca de Santa
Cruz de la Sierra, el epicentro de la oposición autonomista. El fantasma de la violencia sigue
planeando en ese país.
El líder indígena también introdujo cambios sobre la metodología de trabajo fijada en el preacuerdo y propuso negociar a tiempo completo, a puerta cerrada y sin parar hasta que se concreten los pactos definitivos para no prolongar durante un mes o más las conversaciones, como sugiere el texto del entendimiento marco. En ese sentido, voceros gubernamentales adelantaron al sitio Web de la Red Erbol que se tratarán, entre otros asuntos, el mejoramiento de los ingresos regionales del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, las autonomías y la nueva Constitución Política del Estado (CPE) propuesta por el gobierno central.
Además de Morales y los prefectos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca, hoy llegarán a Cochabamba los delegados de los organismos internacionales y entidades que actuarán como testigos del proceso de diálogo. Entre ellos figuran la Iglesia Católica, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), en este caso, representadaal más alto nivel por su secretario general, José Miguel Insulza.
Mientras se concreta el diálogo, las bases de Morales seguían movilizadas en el departamento de Santa Cruz para cercar su capital. Unos 5.000 campesinos bloqueaban el puente sobre el río Yapacaní, cien kilómetros al norte de la ciudad de Santa Cruz, y no permitían el paso de vehículos desde 15 kilómetros al Norte y otros tantos al Sur.
Estos «marchistas», como se definen ellos mismos, piden la devolución de las instituciones estatales tomadas por los autonomistas en Santa Cruz y añadieron ayer una nueva reivindicación: la renuncia inmediata e irrevocable del prefecto regional, el opositor Rubén Costas, quien goza en su región de un apoyo de 70%. «Aquí no va a haber diálogo», aseguraron algunos de esos campesinos, al advertir que no pararán hasta derrotar «a los corruptos», aunque lo pida el mismo Morales.
«Hay cientos de campesinos en La Guardia, otros en El Torno y así sucesivamente en Yapacaní, en San Julián (...) esperando para ingresar a la ciudad armados a tomar la Plaza 24 de Septiembre, y todas las instituciones. Si se ejecuta el plan, va a ser una matanza», aseguró un testigo.
Nada indica que Morales vaya a desmovilizar a sus bases a pesar del inicio del diálogo. Ayer el presidente selló un pacto con los líderes sindicales y movimientos sociales para que encabecen «las luchas» contra los grupos oligárquicos, terratenientes y «pro yanquis» del país.
Los temores de un choque entre ambos bandos tiene un antecedente reciente: el jueves pasado 30 personas murieron, 70 resultaron heridas y al menos 100 aún se encuentran desaparecidas. La mantanza habría sido llevada a cabo por opositores de extrema derecha que dispararon a un grupo de campesinos que estaban marchando hacia Cobija, la capital de Pando. Por estos disturbios, y la creciente inestabilidad política, la Unasur llamó a una cumbre urgente para respaldar la democracia y la institucionalidad de Bolivia. Fortalecido, el gobierno de Morales detuvo el martes al prefecto de la región, Leopoldo Fernández, quien ahora se encuentra confinado en un lugar no aclarado.
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