30 de octubre 2025 - 13:14

Quién es Japinha do CV, la influencer que murió en el megaoperativo de Río de Janeiro

La muerte de la joven influencer, ligada al Comando Vermelho, reavivó el debate sobre el crimen organizado y el rol policial en Brasil.

Penélope, conocida como “Japinha do CV”, una influencer que se había convertido en símbolo de la cultura narco digital.

Penélope, conocida como “Japinha do CV”, una influencer que se había convertido en símbolo de la cultura narco digital.

La operación policial más sangrienta de la historia reciente de Río dejó más de 130 muertos y un país entero conmocionado. Entre las víctimas, se encuentra Penélope, conocida como “Japinha do CV”, una influencer que se había convertido en símbolo de la cultura narco digital.

El operativo, llamado “Operación Contención”, movilizó a más de 2.500 agentes, entre ellos efectivos del BOPE, la Policía Militar y la Civil, con el objetivo de debilitar la red del Comando Vermelho, una de las facciones criminales más poderosas de Brasil. Sin embargo, el saldo humano fue devastador, con denuncias de ejecuciones sumarias y desapariciones. Organismos internacionales como la ONU y Human Rights Watch pidieron explicaciones urgentes.

Mientras el gobernador Cláudio Castro celebró la operación como un “éxito contra el crimen”, familiares de las víctimas y vecinos describen un escenario de guerra. En medio de ese caos cayó Japinha, una joven que había transformado su identidad digital en una especie de marca personal dentro del universo del narcotráfico.

Masacre en Río
Un narcotraficante portando un rifle durante una operación del BOPE en Morro da Babilônia, en la Zona Sur, en 2018

Un narcotraficante portando un rifle durante una operación del BOPE en Morro da Babilônia, en la Zona Sur, en 2018

Comando Vermelho, el grupo comando que se enfrentó a la policía

Penélope tenía unos 25 años y era oriunda de una favela del norte de Río. Su apodo, “Japinha do CV”, hacía referencia a su aspecto y a su lealtad a la organización criminal. En Instagram, antes de que su cuenta fuera eliminada, acumulaba más de 50.000 seguidores que la veían posar con armas largas, joyas y fajos de dinero. En sus publicaciones mezclaba glamour y violencia, con frases que mostraban orgullo por pertenecer al Comando Vermelho.

Según fuentes del Ministerio Público de Río de Janeiro, no era solo una figura decorativa dentro de la facción. Formaba parte de la línea de frente: custodiaba rutas, protegía bocas de venta y participaba en decisiones estratégicas. Durante la ofensiva del 28 de octubre, fue alcanzada por un disparo de fusil en la cara mientras intentaba huir de los enfrentamientos en la zona de la Penha. Su cuerpo fue hallado horas más tarde en una zona boscosa, entre otros cadáveres que los propios vecinos recogieron.

Su historia ilustra una tendencia cada vez más visible: el rol activo de las mujeres en estructuras criminales que antes las relegaban a tareas secundarias. En la era de las redes sociales, esa exposición pública se mezcla con la necesidad de validación y poder. Japinha se volvió ícono y advertencia a la vez: símbolo de una generación que creció en territorios dominados por la violencia y encontró en internet un altavoz peligroso.

Cómo sigue el megaoperativo en Río de Janeiro

Dos días después del inicio del operativo, la ciudad sigue en alerta. Aunque los tiroteos cesaron, las escenas en las favelas del Alemão y la Penha son de desolación: cuerpos amontonados, familias buscando a desaparecidos y escasez de recursos básicos. Los propios vecinos denunciaron que tuvieron que recolectar más de 50 cuerpos sin ayuda oficial.

El último balance oficial indica 132 fallecidos, entre ellos cuatro policías, además de 113 detenidos y un arsenal decomisado: 91 fusiles, 14 explosivos y más de una tonelada de drogas. Aun así, el principal objetivo, Edgard Alves de Andrade —alias “Doca da Penha”—, sigue prófugo.

El presidente Lula da Silva, sorprendido por la magnitud de la operación, reconoció sentirse “aterrado” por el nivel de violencia y anunció un paquete de medidas para reforzar la seguridad, sin intervención directa del Ejército. En tanto, la Defensoría Pública y el Congreso reclaman investigar posibles ejecuciones y racismo institucional en la respuesta estatal.

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