Viena - El joven líder conservador Sebastian Kurz, de 33 años, ganó las legislativas austriacas de ayer, según los sondeos, lo que podría permitir su vuelta a la cancillería, en un paisaje político alterado por la fuerte caída de la ultraderecha y el retorno de los Verdes.
Voto castigo para la ultraderecha en Austria, que optó por los conservadores
El joven líder salió fortalecido de las urnas al lograr seis puntos más que en los anteriores comicios. Sus exsocios, los ultras del FPÖ pagaron el precio de los escándalos de corrupción.
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Cuatro meses después de haber perdido el poder por el escándalo del Ibizagate, Kurz ganó su apuesta: su partido, el conservador ÖVP, obtuvo el 37,2% de los votos, mejorando su puntuación de 2017 en casi seis puntos, según las proyecciones de la televisión pública ORF.
Su primer gobierno, formado en hace dos años con los ultraderechistas del FPÖ, no resistió a unas revelaciones comprometedoras sobre el jefe de esta agrupación y número dos del gobierno sobre el ofrecimiento de contratos públicos a una sobrina de un oligarca ruso a cambio de dinero para su campaña electoral. El ejecutivo se deshizo en mayo, después de 18 meses de legislatura, por lo que se tuvieron que convocar elecciones anticipadas.
Los austriacos castigaron al FPÖ por este escándalo: el partido de extrema derecha habría perdido unos diez puntos respecto a las elecciones de 2017, obteniendo alrededor del 16% de los votos. Quedó por detrás de los socialdemócratas, que lograron el segundo puesto, con cerca del 22%.
En una campaña en la que los desafíos climáticos sustituyeron a la cuestión migratoria, que dominó en las legislativas anteriores, los Verdes registraron un ascenso fulgurante tras haber salido del Parlamento hace dos años, y haber recabado sólo el 4% de los votos. Ahora volverán al hemiciclo, al haber conseguido entre el 13 y el 14% de los votos, según los sondeos.
No obstante el triunfo, el excanciller Kurz tendrá que negociar para encontrar aliados con quienes gobernar. El conservador tendría la posibilidad de formar una coalición con los socialdemócratas, con la ultraderecha o con los Verdes, tres opciones que se auguran peligrosas para el joven dirigente, que prometió a los austriacos un Ejecutivo estable.
Sin embargo, evitó expresar en campaña sus preferencias para poder tener un máximo margen de maniobra.
Por su parte, el partido de ultraderecha FPÖ afirmó que se “está preparando para la oposición”.
El líder del FPÖ, Norbert Hofer, declaró a los medios austriacos que creía que el resultado significa que el partido no participará en las negociaciones para formar un gobierno de coalición.
Varias figuras influyentes del ÖVP presionan entre bastidores para que se estudie seriamente un retorno de la alianza con el centro-izquierda, una fórmula que gobernó en Austria durante 44 años, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Pero el excanciller sabe que perdería en popularidad entre los electores que no quieren ni oír hablar de esa “vieja pareja” desgastada por los desacuerdos y las enemistades personales.
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