20 de agosto 2020 - 13:28

Mechita: un pueblo enclavado entre dos fases

La localidad pertenece a dos municipios que se encuentran en diferentes situaciones epidemiológicas. Mientras Bragado atraviesa un brote local de Covid-19, Alberti avanza en las aperturas. Qué decisión tomaron al respecto.

La entrada al pueblo.

La entrada al pueblo.

“El corazón sobre todo”, canta el poeta con sentido de pertenencia. Porque en esencia, el pueblo es uno. Y lo que late, resiste. Mechita es la muestra. La foto de un tiempo que por pasado no deja de ser gerundio. Y avanza. Porque la pasión es la misma. Y así lo demuestran sus habitantes. Los de Alberti y los de Bragado. Porque Mechita tiene un solo corazón, pero dos cabezas.

La división no existe, pero está. Es la calle 25 de Mayo. De un lado de la vereda Néstor Juárez recolecta a diario los residuos de los vecinos. Y del otro, a veces en simultáneo, Juan Carlos Gómez lleva adelante el mismo ritual social. Ambos son delegados locales y en sus tareas habituales se abre un abanico de posibilidades diarias. Desde acompañar a un adulto mayor al médico hasta arreglar un desperfecto técnico en una casa pasando por juntar plata para algún vecino que esté atravesando una mala, arreglar una calle, manejar la pata administrativa e, incluso, asistir en los velatorios.

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A dos aguas. Las casas en la actualidad tienen alquileres que rondan los 9 mil pesos mensuales.

A dos aguas. Las casas en la actualidad tienen alquileres que rondan los 9 mil pesos mensuales.

Es como ser intendente pero todavía más cerca del vecino”, dice Gómez, que fue elegido por el pueblo en 2018 y que este año iba a volver a postularse pero, producto de la pandemia, las elecciones para delegado quedaron suspendidas hasta el calendario próximo. Del lado de Alberti, todavía no hay votación local. La representación del pueblo la dicta el intendente. Sin embargo, ya son 11 años los que Juárez lleva en su cargo. “Acá todos trabajamos para Mechita. No importa de qué lado. Tanto Juan Carlos como yo tenemos la premisa de cuidar al pueblo. Nos llevamos muy bien. Si él precisa maquinaria, la tiene. Y nosotros, también. Incluso a veces nos tomamos el atrevimiento de dar una mano del otro lado. Estamos unidos en el corazón de Mechita”.

Con 2400 habitantes, Mechita se encuentra a dos horas y media de la Ciudad de Buenos Aires por Ruta 5. Un poco más de 200 kilómetros. Y tiene una particularidad: el 77 por ciento del territorio del pueblo forma parte de Bragado mientras que el 23 restante es de Alberti. Números similares para su población: cerca de 800 personas del lado de Alberti y 1600 en Bragado.

No es la única diferencia. La actualidad epidemiológica también marca la agenda. Debido a un fuerte brote de casos el municipio de Bragado retrocedió ayer a la fase 3 mientras que la ciudad hermana continúa en fase 5. ¿Pero qué pasa en Mechita? El intendente de Alberti, Germán Lago, decidió que la porción del pueblo que forma parte del distrito acompañe en esta etapa al resto de los vecinos y, de esta manera, el pueblo hoy se encuentra en su totalidad en fase 3.

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Germán Lago, intendente de Alberti.

Germán Lago, intendente de Alberti.

De los 250 positivos con los que cuenta Bragado, cinco corresponden a Mechita. Cuatro se encuentran activos y uno está recuperado. La situación en Alberti es completamente diferente: 14 contagiados, uno de ellos en Mechita.

Siempre supuse que la Ruta 5 iba a ser peligrosa. Y la evolución de casos del AMBA comenzó a despertar positivos en la Provincia. Es difícil porque el virus entra a través de aquellos que nos cuidan. De los trabajadores esenciales”, sostiene, en diálogo con Ámbito, el intendente de Bragado, Vicente Gatica.

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Vicente Gatica, a cargo de Bragado.

Vicente Gatica, a cargo de Bragado.

En los últimos cuatro días, la ciudad registró más de 100 casos lo que la llevó a retroceder de fase 5 a 3. “Nunca celebré el pase a fase 5 porque sabía que la flexibilización nos iba a impactar. Como a todos. Teníamos abiertos gimnasios y la gastronomía por lo que el retroceso impacta fuerte. Lo bueno es que todo este tiempo nos permitió prepararnos y hoy duplicamos las camas UTI y contamos con ocho respirados de los cuales dos están en uso. Ahora hay que redoblar el esfuerzo”, completa.

¿Pero cómo se vive en Mechita hoy? Oscar Rodríguez nació en el pueblo hace 70 años y como la gran mayoría tiene su corazón en las vías. “49 años, 6 meses y 28 días de ferroviario”, recita como si fuera su número de documento. Y es que, en parte, lo es: el ferrocarril es el denominador común de los vecinos.

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Postal. La estación de tren local.

Postal. La estación de tren local.

Cascote, como lo conocen los vecinos, en referencia a Oscar Casco (aquel recordado actor de radioteatro que en los 50 popularizó la frase “Mamarrachito mío”), tiene dos hijos. Y, como no podía ser de otra manera, una vive en Bragado y el otro en Alberti. Cuenta que hoy Mechita es un lugar ideal para aquellos que buscan tranquilidad y que son muchos los que llegan del Conurbano para pasar un fin de semana y pasear por el canal Cafiero y pescar carpas en la laguna de Bragado.

Pero claro, el pueblo tuvo otra época. Mechita viene de Mecha, el lugar donde estaba el edificio de control de trenes. Según recuerda Oscar, “la plata más grande de vagones de Sudamérica: tenía 4 kilómetros de ancho y 4.5 de largo”. Y agrega que “todo lo que pasaba en el pueblo tenía que ver con el tren. En se momento había más de 7 mil personas viviendo acá. Salvo el carnicero y el almacenero, todos los demás dependían del ferrocarril. Porque trabajar ahí era sacarse el Prode”.

La llegada de la empresa rusa TMH significó un cambio importante para el pueblo. Desde hace poco más de un año, una parte de los trabajadores se asentó en el pueblo y muchos vecinos pasaron a formar parte de la compañía líder en ingeniería ferroviaria. “Hoy el pueblo casi que no tiene disponibilidad”, dice Oscar, quien atesora, según él, dos grandes reliquias: mi mamá, de 99 años, y mi suegra, de 93. Por eso es importante que entendamos la importancia de quedarnos en casa y de no salir. Las dos están perfectas de la cabeza y del estómago”, dice entre risas. “Y me gustaría tenerlas mucho tiempo más conmigo”.

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