La pelea entre las empresas y el Estado por la presión impositiva es un clásico argentino. Mientras los gobiernos prometen atenuarla, la realidad suele ir en sentido contrario. El sector automotor es un buen ejemplo. Esta semana, tal como adelantó Ámbito, se actualizó la base sobre la que se calcula el Impuesto Internos para los vehículos de alta gama. Se estableció que los modelos de más de $1.626.763 (antes de IVA y margen comisional) estén alcanzados por este gravamen, tras un aumento de 9,48% sobre la base actual de $1.485.900. De precio al público el valor final quedaría en $2.290.000
Enojo automotriz: reclaman que se quite impuesto que castiga a modelo que produce Toyota
ADEFA reclamó al Gobierno subir el piso establecido. La idea de este impuesto es gravar a los modelos considerados de "lujo" que, en su mayoría, son importados.
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Sin embargo, la asociación que agrupa a los fabricantes (ADEFA) reclamó esta semana al Ministerio de Producción subir el piso establecido porque, el valor que comenzará a regir desde el 1 de septiembre, no es suficiente para evitar que el tributo alcance a vehículos de producción nacional, algo que –sin estar escrito en un papel- había sido acordado de palabra entre las partes. En realidad, el pedido que se viene formulando a la actual gestión es para su eliminación pero, en caso de no poder hacerlo, al menos, que no afecte a los modelos de producción nacional. La idea de este impuesto es gravar a los modelos considerados de “lujo” que, en su mayoría, son importados.
Este cambio de “filosofía” generó malestar en los directivos de ADEFA.
El pedido de la entidad se debe a que el actual esquema afecta al modelo más caro de fabricación local que es Toyota SW4 que se produce en la planta de Zárate. Según pudo saber Ámbito, la suba de 9,48% no le alcanzaría a la terminal para fijar un precio que contenga una rentabilidad. La automotriz está vendiendo este modelo en el límite de la base para evitar que quede alcanzado por el tributo. En caso contrario, implicaría una suba de precio importante (por la forma en que se calcula Internos) que, en la práctica, lo sacaría del mercado por el freno de las ventas y la producción del vehículo.
A esto se suma que la empresa afectada es la que mayor producción genera en el país –con la pickup Hilux que es líder del mercado- y trabaja sin suspensiones. La situación viene produciéndose desde la devaluación del año pasado que hizo que subieran los precios. Desde entonces, la terminal tiene el precio “topeado” –como se denomina en el sector al valor límite para no caer en el impuesto- lo que implica vender a pérdida.
Para evitar que este modelo quede alcanzado por el Impuesto Interno debería tener un ajuste significativo. Si bien es difícil de calcula, por las distintas variables en juego, se estima que la suba de la base debería acercarse a aproximadamente $1.900.000, lo que daría un precio al público de unos $2.500.000. El problema es la forma de actualización de este tributo está establecido por ley con un sistema de ajuste trimestral en base a la inflación. El 9,48% surgen del costo de vida registrado entre abril y junio.
Para subirlo por arriba de ese nivel se necesitaría un decreto, algo que complicaría la decisión. Hay que recordar que durante la campaña del 2015, desde Cambiemos se había prometido eliminar este impuesto que había subido a nivel récord en los últimos años de la gestión kirchnerista. Si bien, al asumir, se atenuó su carga, no se cumplió con su eliminación.
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