No hay duda de que necesitaremos diseñar una forma de consumo más sustentable si pretendemos habitar ciudades que ofrezcan una calidad de vida moderada. Nos empujan las nuevas generaciones: en los próximos 30 años habrá 3.000 millones de personas más en el planeta, llegando a un total de 10.000 millones, y un 60% de ellas habitarán en las zonas urbanas. Año a año, el “Overshoot Day”, es decir, el momento en el cual nos consumimos el presupuesto ecológico del período y nuestra demanda empieza a sobrepasar los recursos naturales de la Tierra, llega cada vez antes (2020 fue la excepción y se demoró un poco más debido al parate mundial por la irrupción del coronavirus). En este dilema tiene mucho para decir la ciencia y la tecnología.
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El mundo que viene: nuevas tecnologías para alimentos, salud y seguridad
La eficiencia energética será una de las claves en las ciudades del futuro, en particular en los países en desarrollo.
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En una conferencia online, la empresa Signify presentó algunas de las innovaciones surgidas en los últimos tiempos y que, tras diversas experiencias en distintas partes del mundo, apuestan por expandirse en la Argentina y la región. La luz, en este caso, como elemento clave en pequeñas y silenciosas revoluciones que comienzan a ocurrir en el campo de los alimentos, la salud y la seguridad.
Granjas en las ciudades
Pensadas como una manera de asegurar el acceso a los alimentos de calidad, la "agricultura vertical" será la manera de obtener frutas, verduras y hierbas más cerca de las ciudades, lo que abaratará su costo y generará un menor gasto de recursos energéticos.
Las soluciones sostenibles se basan en proporcionarle a cada ejemplar la cantidad de luz, temperatura y agua adecuadas, con una eficiencia casi perfecta. Según los cálculos, una planta de lechuga que necesitara 100 litros de agua para alcanzar su plenitud a campo abierto, podría obtener el mismo desarrollo con solo un litro y medio de líquido administrado de manera exacta, junto a dosis igualmente controladas de temperatura ambiente y luces LED.
Un tema prioritario si se tiene en cuenta que la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y el porcentaje sigue en aumento. Y que aproximadamente el 70% de todas las aguas extraídas de los ríos, lagos y acuíferos se utilizan para el riego.
Escudo contra virus y bacterias
Otra de las novedades presentadas es una nueva gama de lámparas de luz UV-C para desinfectar el aire, los objetos y las superficies, que según una reciente investigación de la Universidad de Boston puede inactivar los virus de forma rápida y efectiva, entre ellos al Covid-19 en solo seis segundos.
Conocida de larga data por su capacidad de desinfección, el auge de la luz UV-C en la lucha contra el coronavirus hizo multiplicar la capacidad de producción y los productos basados en esta tecnología.
Este tipo de iluminación rompe el ADN del virus y le impide reproducirse y multiplicar los contagios, por lo que a futuro posiblemente será un equipo uso extendido en los medios de transporte, o en oficinas y colegios, además de su obvia utilización en hospitales y laboratorios.
Seguridad sustentable
Los nuevos sistemas de equipos solares están pensados para iluminar de manera sustentable calles, parques y plazas. Los dispositivos integrados por una batería, el panel solar fotovoltaico, las luces LED y los sensores, detectan los movimientos de los vecinos para subir y bajar la intensidad de la luz cuando es necesario, lo que ayuda además a reducir el consumo de energía eléctrica a los gobiernos y comunidades locales. La energía de la batería puede reducir la dependencia de la red durante los momentos de máxima demanda, eliminando la necesidad de poner en línea generadores adicionales.
La eficiencia energética está en el centro de todas las políticas llevadas a cabo para tratar de contener al cambio climático. La posibilidad de brindar energía asequible y no contaminante es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se propone cumplir Naciones Unidas con vistas al 2030.
Para alcanzar esa meta, la ONU advirtió que se debe aumentar de forma considerable la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas y duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia, en particular en los países en desarrollo.
La población cada vez mayor en las ciudades y las áreas metropolitanas las transforman en centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen aproximadamente al 60% del PIB mundial. Sin embargo, también son inmensos focos de daño ambiental: representan alrededor del 70% de las emisiones de carbono y más del 60% del uso de recursos a nivel global.
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