El consumo de café en Argentina no retrocede. A pesar del encarecimiento sostenido en góndolas y cafeterías, los datos muestran que la demanda se mantiene firme. Según la consultora Kantar, el 86,5% de los hogares argentinos consume café y el promedio anual por habitante ronda el kilo. La cifra queda por debajo de países como Finlandia o Brasil, pero se consolida como una constante en la rutina local. Y no sólo se trata del volumen: cambian las formas, las preferencias y los espacios elegidos para tomarlo.
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El café resiste: estaciones y cafeterías se afirman como paradas clave en la rutina diaria
Aunque suben los precios en góndolas y bares, con un consumo promedio de un kilo por persona al año crece la demanda de opciones sin azúcar y métodos filtrados.
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El consumo de café en las estaciones de servicio avanza año tras año
El café ya no se consume únicamente en casa o en la sobremesa. Las estaciones de servicio ganan protagonismo como puntos estratégicos para una pausa rápida y de calidad. Cafeterías, bares de paso y esquinas con mostrador se consolidan como lugares donde el café recupera centralidad, incluso en un contexto de precios en alza.
“Lo que vemos es una transformación del consumo”, señaló Maximiliano Basílico, gerente de negocios de Café 5 Hispanos. “Las estaciones de servicio se convirtieron en una opción sólida, con espacios cómodos, café de calidad y buena atención. Son lugares de paso, pero también de encuentro”, remarcó.
En supermercados, el café molido torrado continúa como la opción más elegida. Le siguen el instantáneo y el café en saquitos. Sin embargo, crecen las ventas de tostado natural, sin azúcar añadida. Este último, más cercano a las prácticas internacionales, empieza a ganar terreno también en comercios y cafeterías. En paralelo, los cafés de origen único, gourmet o de especialidad aumentan su participación, en particular entre consumidores jóvenes.
Ese segmento busca no sólo sabor, sino una experiencia más amplia. Se interesan por el origen del grano, la altura a la que fue cultivado, el tipo de tueste, el proceso de secado (natural o lavado) y el perfil aromático de cada variedad. Ya no se trata sólo de una infusión, sino de una elección informada que permite identificar características y explorar sabores.
Las cafeterías se consolidan también como espacios para el trabajo remoto y las reuniones informales. Con mesas disponibles, enchufes y ambiente controlado, muchas funcionan como una extensión del hogar o la oficina. La conexión Wi-Fi se vuelve un recurso indispensable: su calidad puede definir la elección del lugar. En un contexto donde se mezclan consumo, socialización y actividad laboral, estos espacios ganan protagonismo en la rutina urbana.
Y en casa, cual se usa más
En el ámbito doméstico, predominan los métodos tradicionales: café molido en filtro, instantáneo o tostado natural en jarra. Las cafeteras eléctricas de filtro son parte del equipamiento básico en muchos hogares. Las máquinas de espresso todavía no logran una penetración masiva, por cuestiones de precio y mantenimiento. Sin embargo, empiezan a instalarse como opción entre quienes buscan reproducir en casa la experiencia de una cafetería.
En bares y locales especializados, el espresso y el café con leche son los más pedidos. Pero cada vez más lugares incorporan métodos como prensa francesa, V60, Chemex o Aeropress. Estas variantes, menos automatizadas y más artesanales, invitan a redescubrir el café desde un enfoque centrado en el proceso.
En paralelo, el precio aumentó con fuerza en los últimos meses, se calcula un 15% en los últimos 6 meses. En supermercados, un paquete de medio kilo de café molido cuesta en promedio $5.700. Las cápsulas, que representan una porción más acotada del consumo, oscilan entre $5.400 y $9.300 por caja de diez unidades. En cafeterías, un café básico ronda los $1.500, aunque el precio varía según el tipo, la zona y la presentación.
Un café con leche doble o tazón, superan los $2.000 y $3.000, respectivamente, y en los bares y lugares para la pausa o la merienda en el fin de semana se propagan con fuerza acompañados por tortas, postres o alfajores.
El incremento responde a varios factores. A nivel internacional, el precio del café verde subió por problemas climáticos en Brasil, principal productor global. Heladas, sequías y cosechas reducidas impactaron en la oferta, con efecto directo sobre los precios. A eso se suma que el café se cotiza en dólares, mientras que en Argentina se vende en pesos. La variación del tipo de cambio agrega una presión extra.
Más datos del mercado
Según el informe de la consultora Informes de Expertos, el mercado del café en Argentina alcanzó los u$s129,2 millones en 2024. Las proyecciones apuntan a una tasa de crecimiento anual del 5% hacia 2034, impulsada por el avance de las bebidas listas para tomar y por la consolidación de una cultura del café más informada.
La expansión del consumo en estaciones de servicio es uno de los datos más significativos. Lejos de limitarse a un café rápido, estos espacios ofrecen variedad, acceso fácil y entornos adecuados para una pausa. En muchos casos, desplazan a las cafeterías tradicionales como primera opción. El hecho de contar con estacionamiento, baños, mesas y una atención veloz convierte a las estaciones en nodos de consumo relevantes.
“Cada vez más personas eligen parar en una estación para tomar café, no sólo por necesidad, también por hábito. Hay un cambio en la forma de consumir: se busca practicidad, pero también sabor”, afirmó Basílico. La observación se confirma en las cifras del sector, donde el volumen de consumo en estaciones crece incluso por encima del de bares convencionales.
Qué se valora
En este nuevo escenario, la elección del café deja de depender únicamente de la marca o el envase. Los consumidores valoran atributos como el origen, la altura a la que se cultivó el grano, el tipo de tueste, el aroma y el cuerpo de la bebida. Se amplía la paleta de preferencias y, con ella, el conocimiento sobre lo que se toma.
Este proceso acompaña una tendencia global: el consumo más consciente. No se trata sólo de tomar café, sino de decidir cómo, cuándo y cuál. Elegir un grano natural de Colombia, una variedad lavada de Guatemala o una mezcla de Brasil y Perú deja de ser un dato técnico para convertirse en parte de la experiencia.
En términos de frecuencia, la mayoría de las personas toma café por la mañana. Según datos de Kantar, el 60% del consumo se realiza en el desayuno y el 80% se prepara en el hogar. Sin embargo, aumenta el número de tazas fuera de casa, en locales, bares o estaciones.
El café resiste: se adapta al precio, al cambio de rutinas y a las nuevas formas de consumo. Se transforma en un punto de encuentro, en una pausa necesaria o en una elección personal cargada de sentido.
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