Durante décadas, Starbucks buscó convertirse en una lugar con presencia en las calles de Nueva York, Los Ángeles y otros grandes centros urbanos de Estados Unidos. Pero esa lógica de expansión, que incluso inspiró bromas populares, comenzó a revertirse en los últimos años ante un escenario económico, social y comercial muy distinto al que impulsó su crecimiento original.
Starbucks busca reducir su presencia en grandes ciudades como Nueva York y Los Ángeles: los motivos
La empresa pretende recortar en locales. Además, frenará su expansión.
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Starbucks achicaría su presencia en importantes ciudades.
La marca atravesó una etapa en la que la saturación urbana fue parte de su identidad. En 1998, el medio satírico The Onion ironizó con el titular: “Nuevo Starbucks abre en el baño de un Starbucks existente”.
Poco después, el comediante Lewis Black relató haber visto dos locales de la cadena uno frente al otro en Houston, como símbolo del exceso. Ese modelo, que priorizó la omnipresencia, perdió eficacia.
El giro estratégico bajo una nueva conducción
La compañía enfrentó en los últimos años un combo adverso: mayor competencia, aumento de costos operativos y cambios estructurales en los hábitos laborales.
La consolidación del trabajo remoto redujo el flujo diario de clientes en zonas céntricas, mientras que el encarecimiento de alquileres y salarios impactó en la rentabilidad de los locales urbanos.
En ese contexto, el CEO Brian Niccol, incorporado desde Chipotle en 2024, impulsó un cambio de rumbo. Starbucks avanzó con el cierre de unas 400 tiendas en Estados Unidos, en su mayoría ubicadas en grandes áreas metropolitanas, como parte de un plan de reestructuración valuado en u$s1.000 millones. La nueva estrategia apuntó a evitar la superposición de locales y a redefinir el concepto de tienda.
Ciudades con mayor impacto para Starbucks
El repliegue se sintió con fuerza en Nueva York, donde Starbucks cerró 42 sucursales, equivalentes al 12% de su red en la ciudad. Ese retroceso permitió que Dunkin’ pasara a liderar el ranking de cadenas en Manhattan, según el Centro para un Futuro Urbano.
La tendencia también se replicó en otras ciudades: más de 20 locales bajaron sus persianas en Los Ángeles, 15 en Chicago, 7 en San Francisco, 6 en Minneapolis, 5 en Baltimore, además de decenas en distintos puntos del país.
Pese a estos cierres, la empresa aclaró que proyectó nuevas aperturas y remodelaciones para 2026, incluso en mercados clave, con diseños renovados y experiencias alineadas con la identidad de la marca.
Un portavoz de Starbucks explicó que la revisión incluyó más de 18.000 tiendas en Estados Unidos y Canadá, y que se cerraron aquellas que “no rindieron lo suficiente o no cumplieron con los estándares de nuestra marca”.
En buena medida, Starbucks pagó el costo de haber creado el mismo modelo que luego la puso contra las cuerdas. Antes de su irrupción, pagar más de u$s2 por un café parecía impensado, al igual que popularizar bebidas como el latte.
Ese éxito abrió el camino a una explosión de cafeterías especializadas, cadenas más pequeñas como Gregory’s o Joe’s Coffee, y una oferta creciente de bebidas alternativas, desde batidos hasta té de burbujas.
Arthur Rubinfeld, arquitecto de la estrategia inmobiliaria de Starbucks durante los años noventa y luego entre 2008 y 2016, señaló que “las zonas urbanas de Estados Unidos vieron un aumento drástico en la apertura de cafeterías competitivas que reducen el volumen de ventas de la tienda”.
Para el consultor, cerrar locales menos rentables también permitió potenciar otros cercanos, más grandes y mejor adaptados.
El desafío de Starbucks
Con más de 50 años de historia, Starbucks identificó mayores márgenes de crecimiento en los suburbios, donde los costos operativos resultaron más bajos. Allí avanzó con locales con servicio de autos, orientados a clientes que priorizan rapidez y conveniencia por sobre la experiencia de permanencia.
Al mismo tiempo, la empresa buscó recuperar la noción del “tercer lugar”, ese espacio intermedio entre el hogar y el trabajo. Para eso, proyectó la renovación de 1.000 tiendas en Estados Unidos, cerca del 10% de sus sucursales propias, incorporando sillones, mesas, enchufes y áreas pensadas para permanecer más tiempo.
Otro factor que influyó en la decisión fue el uso de las tiendas como refugio o baño público en grandes ciudades. En 2022, el entonces CEO Howard Schultz advirtió: “La crisis de salud mental en el país es grave. Existe un problema de seguridad en nuestras tiendas, en cuanto a la gente que entra y las usa como baño público”.
En 2025, Starbucks dio por finalizada la política de puertas abiertas que permitía permanecer o usar los sanitarios sin consumir, e instaló carteles que prohibieron pedir limosna, consumir alcohol o vapear dentro de los locales.
Pese a las reformas, la recuperación no avanzó con la velocidad que algunos inversores esperaron. Las acciones de Starbucks cayeron alrededor de un 6% en lo que fue del año. Para Sharon Zackfia, analista de William Blair, el principal desafío no estuvo solo en el rediseño de tiendas, sino en mejorar la operación diaria.
La cadena intentó atender a dos públicos con demandas opuestas: quienes buscaban llevar su café rápidamente y quienes querían sentarse y quedarse. “No es fácil arreglarlo”, afirmó Zackfia. “Fue un proceso más duro de lo que muchos esperaban”.
Así, Starbucks inició una etapa de ajuste profundo, dejando atrás la lógica de estar en cada esquina para enfocarse en menos locales, mejor ubicados y con una propuesta más clara frente a un mercado que ya no responde a la fórmula del pasado.
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