18 de abril 2019 - 17:43

Albert Einstein: el genio que predijo los agujeros negros

Albert Einstein.

Albert Einstein.

“Los elegidos del mundo, sobrepasaron sus propias sombras”.

El pasado 10 de abril los seres humanos pudimos ver, por primera vez un agujero negro , fruto del trabajo de un consorcio internacional de 200 científicos del "Event Horizon Telescope" (EHT) un avance tecnológico sin precedentes. La imagen obtenida confirmó los postulados de la Relatividad General de Albert Einstein. El científico alemán esbozó esta teoría hace más de 100 años.

Considero que los hombres que poseen más riqueza interior, menos necesitan mostrarla.

Año 1921. Lugar Estocolmo, la capital de Suecia. Se iba a otorgar el Premio Nobel de Física.

Avanzaba hacia el estrado un hombre de bigote espeso, de cabellera revuelta, de rostro sonriente y cordial.

Se llamaba Alberto Einstein.

¿Por qué asombro?. Porque el galardonado vestía un simple pullóver y en un ámbito donde todos usaban smoking.

Presidiría la ceremonia el Rey de Suecia.

El científico premiado hizo uso de la palabra. Y este genio de la Física, no habló de Física. Aludió al hombre.

Expresó entonces, que sólo se vence al adversario,acercándose a él. Y agregó todavía, que la donación más valiosa, es la que el hombre hace de si mismo.

Einstein nació un 14 de marzo en 1879, en un pequeño pueblo de Alemania, de padres judíos. Fallecería en abril de 1955 a los 76 años.

Sus hipótesis sobre el universo y su famosa Teoría de la Relatividad –que mi ignorancia impide siquiera explicar- reemplazaron a la teoría de Newton, vigente desde hacía varios siglos.

Einstein no fue un sabio recluido en la torre de marfil de su talento. Jugó su prestigio y hasta su seguridad física y su tranquilidad, en la defensa de causas humanas.

Su única hermana, “Maia”, en su libro de memorias, escribió que recién a los 3 años, Einstein aprendió a hablar. Que era taciturno y poco afecto a los juegos infantiles.

En la escuela primaria era un alumno mediocre. Y recién en el tercero o cuarto año de la escuela secundaria, que hizo en un colegio politécnico de Zurich, en Suiza, comenzó a mostrar su talento.

En 1900 –tenía 21 años, Einstein, obtuvo el doctorado en Ciencias, caso único. Se casó al año siguiente. Tuvo 2 hijos, y otros 2 de un segundo matrimonio.

En 1925 visitó la Argentina. Aquí dictó varias conferencias con la sencillez de los grandes. Que no necesitan mostrar su grandeza. Era un hombre de fina ironía.

Dijo en una ocasión, de su Teoría de la Relatividad, cristalizada en 1916, a los 37 años: -“Desde que los matemáticos han caído sobre mi Teoría de la Relatividad, explicándola y ampliándola, confieso que ya no la entiendo ni yo mismo”.

Valiente y digno, firmó numerosas solicitadas y adhirió a toda lucha que fuera noble y justa.

Pero no fue un político, sino un humanista. En 1933, abandonó Alemania como consecuencia de leyes racistas contra los judíos, por lo cual, lo despojaron de sus cátedras.

Le ofrecieron otras en París. Después lo hizo en Bélgica y también en Londres.

Se radicó por fin en los EE.UU. –ya estaba en curso la Segunda Guerra Mundial-. Allí, escribió al presidente Roosvelt una carta, donde le explicaba que el elemento uranio, podía ser empleado en la fabricación de armas terriblemente destructivas, como la bomba atómica.

Hizo falta arrojarlas en Hiroshima, Japón y luego en Nagasaki, 3 días después, para convencer al adversario.

Einstein, humanista a ultranza, no pudo soportar la honda pena que le causó tamaña destrucción. A pesar de que esa bomba no fue él su único y exclusivo creador.

Jamás pensó que se iba a llegar a utilizar, la bomba atómica, para esos fines, y se dedicó desde ese momento a predicar la armonía y la paz en folletos, en discursos y en libros.

Fue un ejemplo de nobleza, de dignidad y de altruismo.

Y un aforismo para Alberto Einstein, que un 18 de abril de 1955, a los 76 años, nos dejaba para siempre:

“Los espíritus superiores no necesitan vencer. Sólo necesitan… dar”.

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