17 de agosto 2006 - 00:00

"Aún no puede hablarse de un clima de inflexión en las tasas"

(El periodista dialoga con el experto en mercados financieros internacionales que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko, el famoso personaje de la película «Wall Street». Analiza el dato del martes sobre la inflación norteamericana. Pese al clima positivo en mercados, afirma que aún no puede hablarse de un clima de inflexión en las tasas. Además, menciona que la actividad económica en Estados Unidos aún es débil.)

Aún no puede hablarse de un clima de inflexión en las tasas
PERIODISTA: La inflación aportó buenas nuevas.Y por partida doble. Excluyendo energía, los precios cayeron 0,3% en la esfera mayorista en julio. Y -con el mismo criterio- sólo treparon 0,2% en el plano de las transacciones con los consumidores finales. No se esperaba esta moderación. No tan pronto. ¿Se trata de un punto de inflexión?

Gordon Gekko: No lo parece. La inflación minorista subyacente no cambia de buenas a primeras. Llevó un par de años desperezarla y ahora opera en ascenso. No hay razones -mientras persista la presión alcista de los costos energéticos- para pensar en un cambio abrupto de dirección hacia la baja.

P.: Pero después de cuatro subas mensuales consecutivas a un ritmo de 0,3% hemos pasado ahora a 0,2%...

G.G.: Menos mal. Una velocidad de 0,3% mensual sostenida apunta a una inflación núcleo de 3,6%. Nadie argumenta a favor de un pronóstico tan alto. En rigor, este registro 0,2% (y varios más) es lo que está implícitamente incorporado en las proyecciones del consenso que hoy se ubican en un rango entre 2,5% y 3%.

P.: Bernanke tenía razón. La Fed podía desconectar la suba de tasas de interés como lo hizo en la última reunión. La inflación no está fuera de control.

G.G.: Si algo falta en el paisaje actual, que abundaba un par de meses atrás, son las críticas a Bernanke. Era una actividad muy popular que cayó en desuso...

P.: ¿Cree que la Fed acertócon su decisión?

G.G.: Es temprano para emitir un veredicto. Pero no hay dudas de que los registros de la inflación de julio obran a favor suyo. Le amplían el margen de crédito.

P.:
La inflación puede ceder -lo que sería muy bueno-, pero ello deberse a una gran fragilidad de la actividad económica, convirtiéndose así en un dolor de cabeza de similar o mayor magnitud. Habrá advertido que ya campean los pronósticos de recesión. Que, además, fijan fecha para fin de año o principios de 2007. ¿Hay que empezar a enfocar los cañones en esa dirección?

G.G.: Un riesgo es la inflación. Otro riesgo es una baja pronunciada de la actividad económica. La Fed transita por una cornisa que es muy sinuosa y tiene a la vera esos dos barrancos. La decisión del 8 de agosto privilegia la preocupación por la salud de la economía. Pero, a medida que avanza, usted tiene que mirar hacia ambos lados. Más adelante puede suceder que del costado de la inflación enfrente el mayor acantilado...

P.: ¿Piensa que una recesión es probable?

G.G.: Es un escenario posible aunque lo juzgaría como poco probable y, ciertamente, yo no diría -por el mero hecho de que la economía se debilite- que sus chances se han acrecentado en demasía.

P.: ¿Cómo hará la economía para absorber el impacto del fin de la burbuja inmobiliaria?

G.G.: Como hizo Gran Bretaña. O como hizo Australia. No hace falta más. En ambos casos -todavía frescos- se pudo digerir sin llevar a la economía a una contracción. Hubo, sí, un aterrizaje suave. Una fase de crecimiento menos brioso, a un ritmo por debajo de su límite potencial. Yo espero un proceso no muy diferente en los Estados Unidos...

P.: ¿Puede un consumidor tan endeudado como el norteamericano afrontar las consecuencias de un derrumbe en el valor de sus viviendas?

G.G.: La situación se facilita si el precio de los inmuebles baja pero no colapsa. Si la generación de ingresos persiste alimentada por el mercado de trabajo (y por los mercados de capitales o por una retracción en los precios de la energía). Y si no se encrespan las tasas de interés de largo plazo. Estos son los ingredientes del aterrizaje suave. Y no los precisa a todos, podría prescindir de alguno y todavía esquivar un escenario recesivo.

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