Como es de público conocimiento estamos en un contexto de crisis de la salud privada, con honorarios desactualizados y que se cobran a destiempo. Un médico pediatra está cobrando hoy alrededor de 7.000 pesos una consulta dentro de una obra social o prepaga. Este mismo pediatra recibe innumerables mensajes de WhatsApp de sus pacientes a diario, con consultas acerca de qué hacer frente a una tos, estado febril y dolores de panza de niños y niñas.
Cómo la tecnología mejora los ingresos de los profesionales de la salud
A diario la tecnología ha impactado en miles de médicos para que amplíen sus ingresos y que logren monetizar esos honorarios “encubiertos”.
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De manera que este profesional, así como otros de distintas especialidades, acumula horas de consulta sin percibir los honorarios correspondientes, así como también debe hacer recetas de manera electrónica.
El sistema de salud de Argentina viene hace años de estar “en coma” y los profesionales de la salud son los principales perjudicados de esta degradación. Vienen trabajando como prestadores de obras sociales y/o prepagas -mal llamados ¨financiadores¨-, porque los únicos y verdaderos financiadores del sector son realmente los profesionales de la salud, que trabajan hoy y les pagan a los dos meses con la pérdida por inflación que esto implica.
Según un relevamiento realizado por Wiri Salud, la red de profesionales del sector, para que un tercio dichos profesionales puedan subsistir, llegan a trabajar más de 12 horas diarias.
Respecto a los honorarios recibidos de parte de los financiadores (obras sociales y prepagas), el 70% considera que debieran ser “por lo menos el doble o más”.
En este contexto, la digitalización es una herramienta directa que puede ayudarlos a mejorar sus ingresos y las condiciones laborales.
Por ejemplo, un sistema de gestión de consultorios presenta estas ventajas:
- cobrar honorarios a valores actualizados de mercado, con medios de pago que se encuentran embebidos en la misma plataforma, incluyendo un beneficio inédito hasta el momento, que es tener un ingreso cada vez que prescribe una receta electrónica.
- reducir el ausentismo de los pacientes, y de este modo optimizar el tiempo del consultorio, donde la mayoría de las veces el profesional debe abonar un alquiler de manera fija, mientras que el ingreso es variable y depende de que los pacientes cumplan el compromiso de asistir a la consulta.
- conectarse con pacientes: la visibilidad que otorgan las cartillas de obras sociales y prepagas no es el único ni último espacio donde el especialista puede encontrar a sus pacientes, el sistema de gestión cumple este rol de interconexión y amplificación del profesional.
- contar con herramientas que optimizan el tiempo del profesional, como la historia clínica digital, a la que puede acceder sin importar el lugar físico en el que se encuentre.
- tener su propia URL donde se encuentra toda la información relacionada al consultorio: turnos, recetas, historias clínicas, etc.
Vemos cómo a diario la tecnología ha impactado en miles de médicos para que amplíen sus ingresos y que logren monetizar esos honorarios “encubiertos” que no significan ni menos que su tiempo y experiencia profesional.
Además de la otra pata de la digitalización que los ayuda a optimizar el manejo del consultorio y poder ser sustentables, siendo lo que nos parece que son los primeros pasos de una revolución de la salud privada.
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