Lee Miller sigue teniendo gran protagonismo. Su historia de vida se verá en una película con Kate Winslet; a la vez, está anunciada una futura muestra en una prestigiosa galería de Nueva York, EEUU.
¿Crear para sobrevivir? La historia de vida de la única mujer foto reportera de la Segunda Guerra Mundial
Fotógrafa, constructora artística de la belleza y la maldad, testigo de horrores e ícono surrealista. "Lee" Miller fue una "artista deslumbrante" y más.
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Elizabeth “Lee” Miller (1907 Poughkeepsie – 1977 New York ) artista deslumbrante, como la definiera Lottman, fue modelo de los fotógrafos de su época e ícono del movimiento surrealista. Una de las seis mujeres acreditadas como corresponsal de guerra y la única mujer foto reportera activa en áreas de combate en la Segunda Guerra Mundial.
Modelo favorita del padre, ingeniero apasionado por la fotografía; vivió en un entorno con gran apertura a los ambientes artísticos e intelectuales, como también a las ideas psicoanalíticas.
A los siete años quedó al cuidado de un matrimonio amigo de su familia y fue abusada sexualmente por un conocido. Inmediatamente consultaron con un psiquiatra, posiblemente el Dr. Brill, discípulo freudiano y fundador de la prestigiosa N. Y. Psychoanalytic Society.
Días antes de cumplir ocho años su padre decidió, siguiendo los consejos médicos o, quizá, pensando en la conveniencia de que su hija recuperara la comodidad con su cuerpo, fotografiarla desnuda artísticamente. Ambos padres confiaban en que esto ayudaría a reconquistar el amor al cuerpo y la belleza infantil, favoreciendo la reconstrucción de la imagen de sí misma.
Con 22 años decidió estudiar fotografía, viajó a París, Francia, para conocer a Man Ray. Compartieron la vida amorosa y profesional, accidentalmente descubrieron la solarización que luego aplicarían a su obra.
Aún con Ray conoció a Aziz Eloui Bey, rico ingeniero egipcio, casado. Al finalizar la relación con el fotógrafo, regresó a Estados Unidos. Abrió su propio estudio e intentó complacer el espíritu de su país alejándose del surrealismo, algo que la mortificó y la distanció de su arte.
Se reencontró con Bey, se casaron y partió a El Cairo donde retomó la fotografía. Originales capturas fueron parte de esa experiencia, particularmente: “Portrait of Space”. Extraña y poética metáfora fotográfica que relata de un golpe su historia, evoca el desgarro que se produjo en su cuerpo y en su estructura subjetiva a través del acto violento, transformando en belleza lo siniestro.
Aburrida de la vida burguesa que llevaba, Bey le regaló un ticket a París donde conoció a Roland Penrose, pintor y poeta inglés, uno de los biógrafos más destacados de Picasso.
Con la explosión de la Segunda Guerra Mundial, Miller abandonó Egipto y se instaló con Penrose en Inglaterra. Convertida en una de las primeras mujeres corresponsal de guerra de la revista Vogue, transformó a la revista en una inesperada testigo de los horrores de la guerra.
Con su cámara captó, entre otros momentos, el Blitz en Londres, el sitio de St. Maló, el desembarco de Normandía, la liberación de París y de los campos de concentración de Buchenwald y Dachau. Cruzó Europa con la División 83 de la Armada de EEUU.
Esas series de fotos la enfrentaron al trauma de guerra que se asoció al trauma personal construído creativamente durante los terribles hechos fotografiados y vivenciados, lo escindido adquirió imagen. El mal y la crueldad del hombre se hicieron presentes.
A su vez, conoció y captó imágenes de las personalidades más destacadas de su época: Miró, Chaplin, Moore, los escritores y pintores del grupo surrealista, entre tantos otros. De Picasso, con quien los unió una larga amistad, Lee Miller realizó más de mil fotografías del artista. Picasso pintó seis diferentes retratos de Miller vestida de arlesiana.
La fotografía la llevó a un trabajo de construcción y reconstrucción artística de la belleza y la maldad del ser humano, le otorgó el privilegio de captar lo más atractivo como así también lo más oscuro de la persona.
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