26 de mayo 2023 - 12:42

Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXI)

Mauricio Macri.

Mauricio Macri.

Foto: Marcelo Martínez.

La paradoja de Macri era, por poco delirante y peligrosa. El presidente y su círculo de asesores creían que para ganar las elecciones tenían que demonizar a Cristina Kirchner en el exterior. Recuerde que en EE.UU. es muy difícil encontrar banqueros, inversores y empresarios que comprendan aun la diferencia entre populismo y trotskismo. Allí Fidel Castro fue casi lo mismo que Evo Morales, Chávez, Correa, Bukele, Petro, Boric y Lula.

Como las encuestas empezaban a mostrar una caída estrepitosa de la imagen de Macri, si la estrategia: “Cristina es mala” funcionaba, estarían generando temores sobre un eventual giro a la ensalada “trotskopopular”. A la vez se necesitaba mantener la estabilidad financiera y cambiaria hasta octubre 2019, y no parecían ser conscientes de que más fuga de divisas terminaría en devaluaciones mayores, y así se desvanecería la más mínima esperanza de reelección.

El problema era que el gobierno era tan decepcionante que la ex presidenta crecía en las encuestas. El temor de que comenzara una ingobernabilidad de Macri, antes de las PASO y las presidenciales, hacía muy difícil mantener la estabilidad financiera y cambiaria hasta los comicios.

“Las mentiras terminan por descubrirse; la verdad permanece para siempre. Los que planean el mal tienen la mente retorcida...” (Proverbio). La estrategia política de demonizar a Cristina Kirchner apostando a la polarización, perjudico el objetivo de sostener la estabilidad financiera, cambiaria. Devaluaron y defaultearon la deuda en pesos ese mismo año. Cuando un objetivo es perverso, se vuelve en contra.

La inflación se aceleró en enero (2.9%), en febrero (3.8%) y en marzo (4%), en abril no iría a bajar, no parecía ser la tendencia 2019. Las expectativas de inflación registraban un aumento revelador, según la oficialista UTDT (Universidad Torcuato Di Tella). La tasa de inflación esperada para los próximos 12 meses había trepado a 40%. La aceleración de la inflación y las expectativas seguían revisándose constantemente al alza, expresando el formidable aprieto que enfrentaba Macri para conducir un proceso de desaceleración de la inflación.

Los problemas que tenía Macri no se resuelven en unos meses con una política monetaria ruda. Habían dinamitado la economía. Habían convertido a los tarifazos y los aumentos de servicios básicos en un pasatiempo impúdico. El pase a precios emergente de la devaluación del 100% de 2018 y la consecuente remarcación de precios intentando evitar pérdidas por parte de las empresas, no hacía más que aumentarlas. Con Macri, Arcor (por primera vez en su historia) y Coca Cola perderían dinero en la Argentina. La economía de subsistencia era inaguantable para las empresas que producían bienes.

El plan que ocurrió con el “acuerdo FMI II”, incluía un programa monetario contractivo-de crecimiento “cero” de la base monetaria, casi patibulario. Este plan reemplazó el programa de metas de inflación, cuyo instrumento era la fijación de la tasa de interés, por un programa de contracción monetaria, expansión nula. Como a su vez estaban comprometidos con la facilitación de la fuga de capitales, y como no se puede paralelamente controlar el tipo de cambio, tener una política monetaria autónoma y libertad para que huyan los capitales (trilema), el programa era inconsistente. Lo que estaban haciendo no estaba en sus propios manuales de estudio.

Habiendo eliminado la posibilidad de emitir pesos, el BCRA no le podía prestar al fisco ni comprarle dólares, tampoco adquirir dólares en el mercado, cualquier conmutación de la base monetaria debía ser nivelada por la conmutación de Leliq. Un verdadero trastorno estaba por presentarse, tenían un único instrumento para el logro de la meta de base monetaria, la oferta de Leliq. Todo era tan elementalmente débil, que, si la oferta era mayor que los vencimientos, la base monetaria se contraería y, si la oferta era menor a los vencimientos, la base monetaria aumentaría.

En el primer modelo utilizado, el objetivo era alcanzar la meta de emisión cero, mientras que la tasa de interés y el tipo de cambio, las determinaba el mercado. La tasa de interés de referencia Leliq, era el resultado del equilibrio entre la oferta y la demanda. Y, el tipo de cambio era el que equilibraba la demanda con la oferta de dólares. Pero como políticamente consideraban que más devaluación determinaba un desbarajuste que se llevaba puesto al presidente, con un esquema de tipo de cambio flotante complejo para una economía bimonetaria, el BCRA trataba de mantener el dólar lo más sosegado posible a través de la determinación de la tasa de interés de referencia, estipulando la oferta y demanda de Leliq.

“DE LAS LEBAC A LAS LELIQ”

El instrumento para alcanzar la meta de base monetaria se comenzó a utilizar a partir de la segunda quincena de febrero 2019, y, aun así, el dólar saltó 4% en un día el 7 de marzo 2019, hasta los $ 42.50. Quedaba demostrada una estrategia precaria y peligrosa en progreso. Con la oferta de Leliq se pretendía controlar la base monetaria, mantener planchado el tipo de cambio (contra la opinión del FMI) y disminuir la volatilidad de la tasa de interés… ¿?

Obviamente la oferta de Leliq no alcanzaba para mantener el dólar estático, pero el BCRA decidió irresponsablemente aumentar el tope de Leliq que podían poseer los bancos desde el 65% hasta al 100% de sus depósitos (50% más), para incentivar una extraordinaria demanda de Leliq y al mismo tiempo lubricar la cadena de la bicicleta -de las tasas de Leliq a las tasas que pagaban los depósitos-. Bicicleta para todas y todos.

Los bancos pedían protección, argumentando que, para aumentar las tasas de depósitos a plazo fijo, además de la ampliación del monto que podían invertir en Leliq, debían recibir discrecionalmente seguridades conexas. Concretamente querían que el Central les dijera cuanto les iba a pagar en Leliq para poder calzarse. El mensaje era: tenemos bancos, como es obvio, queremos ganar dinero con plata de terceros, pero ahora en un sistema financiero sin riesgos, solo para nosotros. Los depositantes que se arriesguen y el BCRA que se apañe. Así el primer día de abril, el sumiso BCRA les aseguró a los bancos que la tasa Leliq que les pagaría a las entidades no sería inferior a 62.50% durante el mes.

UNA OBSESION, LA BICISENDA

Derivación, la oferta de Leliq que estaba destinada a asegurar el logro de la meta de base monetaria, fue transformándose y, en lugar de un croquis donde la tasa de interés oscila y el tipo de cambio flota, ahora lo que era volátil era la base monetaria, donde la meta de base podía ser connaturalmente la correcta, ya que ahora el BCRA tenía que esterilizar más pesos de los que hubiera esterilizado con el esquema original, no solo por su hito cambiario, sino para afirmar el mínimo de tasa de Leliq de 62.5%.

El costo de la decisión era obvio, mayor caída del crédito, con su constante impacto perjudicial sobre la actividad económica y el nivel de empleo. Creían haber descubierto la revolución monetaria. Pateando un solo penal podrían hacer tres goles. Tenían la solución para el dólar, la tasa de interés y la meta de base monetaria.

En marzo ya con una meta de base monetaria más austera, inferior a la que hubo en febrero, el esquema era más contractivo que el del programa original de octubre 2018. La base promedió se sobre cumplió 2.2%. Al aumentar el tope de tenencias de Leliq que podían tener los bancos, el BCRA está estimulando a los bancos a traer líneas de crédito del exterior o utilizar su posición propia de dólares para comprar Leliq y bicicletear en “la peraltada”, gestionando un aumento de la oferta de dólares. Asimismo, al incitar un aumento de la tasa de plazo fijo, y asegurarle un mínimo de tasa de Leliq a los bancos, el BCRA buscaba espolear la demanda de dinero en depósitos a plazos fijos.

En este escenario, el absurdo incremento de la demanda de Leliq contrayendo la base, empeoraba las consecuencias de la locura de la super restricción monetaria.

Es decir que, para asegurarle una tasa mínima de Leliq a los bancos, la meta monetaria pasaba a ser endógena, volátil e impredecible. Un negocio que habrá que investigar, porque pasaron de fijar la cantidad de base monetaria como política del BCRA, a utilizar el instrumento de regulación monetaria para sustentar las ganancias de los bancos.

Mas adelante veremos, que aun con las ventas de dólares del Tesoro y la liquidación de divisas de los exportadores no podrían evitar más devaluaciones, que a su vez llevarían a una tasa de interés aún más alta. Parecía ser que, más que funcionarios del BCRA, los muchachos habrían pasado a ser adoptados por los bancos con motivaciones inconfesables.

(*) Director Ejecutivo de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

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