2 de junio 2023 - 08:51

Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXVI)

DOLAR 1200 pexels.jpg

En abril 2019 charlaba con Guillermo Calvo, quien con cierta decepción me decía: Pablo, “los modelitos económicos fallan. Hay que enseñarles a los presidentes de los Bancos Centrales que es necesario que abriguen otros recursos cuando estos fracasan”. Estuve de acuerdo con Calvo.

La financierización de la enseñanza se convirtió en un adiestramiento infalible. Y, el macroeconomista neo cuantitativista lo recibe con ignorancia de todo lo social que es la ciencia, adquiriendo suma inflexibilidad y arrogancia. Es que la coquetería de las cifras y sus relaciones exhibidas en power point, son una ostentosa grafía de diseños y, les hace auto percibirse como eruditos en física nuclear.

Finanzas no es Economía. Finanzas es una disciplina emancipada de su aparente campo de aptitud (la economía). Y, era el tema más trascendente que le esperaba al próximo presidente. Dado que lo financiero no tiene ninguna limitación marcada por el mundo real, las finanzas no están sujetas a las leyes económicas. Por esa razón, los departamentos de Economía les han cedido las Finanzas Corporativas y Operativas a las facultades de Administración (MBA) (PhD. BA), como asuntos en los que interesan las cuestiones prácticas del dinero. Difícil la tendría Alberto Fernández. Iba a necesitar un secretario de Finanzas ducho, que hubiera trabajado en el sector privado, con corazón y pensamiento nacional. No abundan. No debe ser 100% cientistas, ni periodistas flojos o traders de monedas como los que aportó Macri.

WhatsApp Image 2023-06-02 at 03.20.19.jpeg
Pablo Tigani, junto a Guillermo Calvo.

Pablo Tigani, junto a Guillermo Calvo.

Prat Gay-Caputo, finanzas bochornosas

La destreza financiera es un arma de doble filo, ejecutada en forma inadecuada por Prat Gay-Caputo, se llevó puesta la macroeconomía. No peleaban las tasas de interés, no miraban costos; solo pedían y pedían. Luego vendría la restricción del crédito externo que los dejó sin recursos y desembocó en un regreso acelerado al FMI, porque ellos no sabían más que pedir dinero sin pelear el costo ni calzar plazos. Recuerde que Guzmán, sobre la misma deuda obtuvo una rebaja de u$s 37.000 millones dos años después, con plazos más adecuados.

Decíamos en una columna de ambito.com, que si le tocaba a Guillermo Nielsen asesorar-no ejecutar-, tenía experiencia en este ciclo recursivo, repetitivo y auto referencial. ¿Pero por qué no pusieron a ejecutar a Nielsen? -Porque en lugar de llevar la solapa levantada y una gorra para que no lo reconocieran los tenedores de bonos, tendría que llevar un casco de acero con el desastre que había dejado Macri. En ese momento su nombre sonó y generó consultas e inquietudes que nos llegaban desde New York. Nadie sabía mejor que Nielsen, que un funcionario que obtuvo 65% de quita-disputada por Néstor Kirchner-no podría regresar. Luego del éxito-éxito que fue para nosotros, los argentinos que amamos a nuestra patria-, para los bancos Nielsen se había convertido en 2005 en un “sepulturero de acreedores”.

Periodizando, los años de Macri

(2016) La revolución de la alegría, de los especuladores, de la célebre bicicleta Lebac-dólar, lluvia de préstamos dólar calmo, grandiosas ganancias de los tenedores de Lebac, violenta caída del PBI, disparada de la inflación a casi el doble.

(2017) Rebote técnico, bicicleta Lebac-dólar, déficits gemelos disparados, fiesta pro elecciones de medio término, acumulación de endeudamiento externo e interno.

(Primer semestre 2018) Se acabó la fiesta, los invitados más cultivados financieramente huyeron con el diferencial de dólares de Lebac. Uno de los montajes financieros más excesivos que se pueda recordar-por volumen y velocidad-en la historia de los mercados internacionales. Colapso cambiario.

(Segundo semestre de 2018) Desmoronamiento de Macri y advenimiento de la tecnocracia del FMI. Caputo siguió ora regalando dólares, ora con la Bicicleta Lebac/Leliq-dólar. Recesión con inflación (estanflación) y perdidas de reservas descontroladas.

Síndrome del presidente ausente, primero delegándole las finanzas a Prat Gay-Caputo (a quienes debió despedir), convergiendo al final con la conducción económica y política de Lagarde y Donald Trump, luego a Sandleris, un novato que trabajo para los bancos.

Estaba claro. Se necesitaban ejecutivos, académicos y transdisciplinarios. Había abundancia de incompetentes (Quintana-Lopetegui-Aranguren-Cabrera-Etchevehere-Dietrich) e precarios economistas (Sturzenegger, Sandleris, Prat Gay, Caputo). Todos ellos marcaban la necesidad de un final de época.

Los economistas de unidad básica hacen agua en lo financiero y, los economistas tecnocráticos le otorgan poca relevancia a los asuntos institucionales y políticos o; se aprovechan de las circunstancias en connivencia con intereses inconfesables.

Al principio el gobierno de Macri sobreactuó los supuestos éxitos de la salida del cepo y el acuerdo con los fondos buitres. En 2018 subestimó el impacto social negativo del cambio de rumbo.

En consecuencia, las imprudentes finanzas, que no es lo mismo que las provechosas finanzas, generaron un diagnóstico falso y temerario, y un sistema “prueba y error”, causando siempre error. La administración Macri desmanteló el mejor legado: “el desendeudamiento”. En 4 trimestres los desequilibrios gemelos llegaron a superar el 11% del PBI. En el primer mes de 2018 el riesgo país se amplificó, y se detuvo el financiamiento.

Frente a la incisión del crédito, la amenaza sobre el tipo de cambio y las reservas-con estanflación-el gobierno estaba a punto de pasar desde el desendeudamiento al default en solo 30 meses. Ningún país del nivel y las condiciones de Argentina le pide ayuda al FMI. Volvimos a caer en la tecnocracia del FMI, los economistas Macristas aducían racionalidad económica, pero era que les daba vergüenza la impotencia de no poder pagar. Debían haber renegociado la deuda privada y nunca ir al FMI.

Pese a la magnitud del auxilio del FMI, no funcionó. Nunca bajó el riesgo país, tampoco volvimos a los mercados y se acrecentaron las dudas sobre el programa 2019. Entre la suerte y las ingenuidades presidenciales, el riesgo país escaló, el tipo de cambio avanzó, y las tasas volaron.

La inflación se desbocó. Frente a la emergencia de octubre, se recurrió al “acuerdo FMI II”, y se puso en marcha un procedimiento estricto para eliminar el espectro de default 2019. Solo había que despeinar el bucle dólar-precios aprovechando el apoyo del FMI. Pero no encestaron.

Nunca antes se había visto un compromiso semejante del FMI con un Gobierno argentino. Se extendió el préstamo a u$s 57 mil millones y se aceleraron los desembolsos hasta u$s 40 mil millones.

El Gobierno imbricó “déficit fiscal primario cero” en 2019, superávit de 1% del PBI en 2020 y política monetaria “emisión cero” hasta junio de 2019, con un mínimo de Reservas Internacionales Netas y libre flotación cambiaria. Sin embargo, otra vez no alcanzó, el FMI le cedió paso a un sistema de bandas cambiarias, increíblemente otra ayuda para auxiliar una crisis que lucía explosiva.

La idea era bajar el riesgo país por eliminación del riesgo de default 2019, empotrar altas tasas de interés y un tipo de cambio real alto, creían que con eso se aplacaría la demanda de dólares. Pero no. Tampoco aconteció. El resultado fue la pérdida de credibilidad del BCRA, que hizo 5 cambios de política en menos de 7 meses.

Según la bibliografía obligatoria hegemónica, la escasez de pesos, tasas de interés positivas, y tipo de cambio estable, contribuyen a la desaceleración de la tasa de inflación, y detención de las expectativas inflacionarias. Pero el riesgo país volvió a subir. Regresó la demanda de dólares, y cayó la oferta. El tipo de cambio remontó, el gobierno entró en pánico y aumentó irasciblemente la contracción monetaria.

La inflación se aceleró superando 8% en (marzo-abril 2019). La actividad se derrumbó en los últimos trimestres de 2018 a un ritmo anualizado de 8.5%, y volvió a desplomarse en marzo y abril 2019. La huida de inversores, el rebote del riesgo país y la disparada del dólar previa y posterior no podían atribuirse a la formula Fernández - Fernández.

Frente a la aceleración de la inflación y el desmoronamiento de la actividad, el gobierno anunció controles de precios. El BCRA anunció que podría vender dólares, si el tipo de cambio taladraba $ 51.45. En pocas semanas, Argentina pasó de flotación cambiaria a tipo de cambio semi fijo. Los efectos de un BCRA que vendería dólares, una base monetaria que se derrumbaría en torno a 50% en términos reales, daría como resultado destrucción del crédito bancario y una recesión extravagante.

Colocando minas explosivas no se conseguía restablecer la confianza

Aumentaba el descontento social, crecía el recuerdo de 12 años diferentes, en términos de calidad de vida de la ciudadanía. Sorprendían las capacidades de la administración y el FMI para generar nerviosismo. El “programa FMI II” resultó otro fracaso, lo que alimentaba la preocupación de los ejecutivos que veían debilitarse a sus empresas con pérdidas de magnitud y caída de su capitalización en dólares. Se estaba destruyendo riqueza a una velocidad, pocas veces vistas en la historia económica argentina.

Director Ejecutivo de Fundación Esperanza, Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros.

Dejá tu comentario

Te puede interesar