Durante décadas, el agro ha sido un pilar del progreso federal argentino, y en particular a partir del enorme desarrollo que aportó al interior del país. No es una afirmación ideológica: es una realidad sustentada en cifras contundentes. Hoy, el campo representa el 23% del PBI, genera más del 61% de las exportaciones y sostiene el 19% del empleo. Es decir, uno de cada cinco puestos de trabajo en nuestro país está vinculado a esta cadena de valor.
Del campo a los mercados globales: cómo el agro puede liderar la próxima etapa del crecimiento argentino
Se debe aprovechar agenda centrada en infraestructura, digitalización, ciencia e innovación. El sector agropecuario representa el 23% del PBI y sostiene el 19% del empleo.
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El agro puede ser el factor clave para un crecimiento sostenido del país.
Hoy estamos frente a una tremenda oportunidad, transitando un proceso de estabilización económica, con logros como el superávit fiscal y la caída de la inflación. Una nueva etapa se asoma y nos desafía a mirar más allá del presente. Si aspiramos a consolidar este rumbo como país, debemos apostar por los sectores capaces de generar valor, empleo y crecimiento sostenible, capitalizando al mismo tiempo las ventajas competitivas que tenemos. Y la agroindustria es, sin dudas, uno de ellos junto a otros como la minería, la energía, el turismo y la industria del conocimiento.
Con una agenda centrada en infraestructura, digitalización, ciencia e innovación, la agrobioindustria argentina podría incrementar un 74% sus exportaciones y sumar u$s35.000 millones a lo que ya aporta al superávit comercial. No son aspiraciones: son proyecciones concretas. Para esto, el Estado, las empresas de tecnología, los productores, la comercialización y todos los actores del ecosistema agrobioindustrial, debemos trabajar juntos para generar condiciones que impulsen la inversión, la innovación, la productividad, el agregado de valor y el acceso a mercados internacionales.
La profundización de medidas como la rebaja de retenciones anunciada recientemente por las autoridades nacionales – bajando la presión impositiva y dando previsibilidad - y las mejoras en procesos burocráticos en toda la cadena – como los ya implementados para acelerar el acceso a innovación -, son claves para aumentar la competitividad, acelerar inversiones y potenciar proyectos productivos.
La importancia de la agricultura extensiva
Adicionalmente al potencial que ya tiene la agricultura extensiva, donde con la tecnología hoy disponible podríamos producir entre un 30 y 40 % adicional en cultivos como soja, maíz y trigo, el sector muestra múltiples oportunidades. Como puede ser la posibilidad de diversificar la matriz energética, siendo Argentina el sexto productor mundial de biodiesel, con capacidad instalada para 4 millones de toneladas anuales. Además, produce bioetanol a base de maíz y caña, principalmente en Córdoba y Tucumán. La biomasa residual del agro representa un potencial energético enorme aún subutilizado.
Otra enorme oportunidad de crecimiento donde podríamos liderar es en certificaciones de huella de carbono y producción libre de deforestación. Conectando a los productores con mercados que pagan por ese diferencial, podemos generar valor adicional para toda la cadena. Somos líderes globales en prácticas sustentables en lo que agricultura se refiere. El agro es de las pocas actividades que, además de reducir las emisiones tiene la capacidad de capturar dióxido de carbono del aire. Y ya tenemos iniciativas de escala en producción de soja (+2MHas, 12% de la superficie)
Tenemos la oportunidad de transformar nuestra producción agregando más valor a la misma, desde nuestros granos y carnes hasta las economías regionales. Acceder de manera diferenciada a mercados internacionales es algo que debe estar priorizado en la agenda. Podemos ver múltiples casos de éxito con solo mirar países como Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, etc. Los acuerdos comerciales que se están explorando claramente van en esta dirección.
La integración de la cadena de valor
Para dar ese salto, necesitamos actuar como una verdadera cadena de valor integrada. Esto requiere una reducción sustancial de la presión impositiva —en todos los niveles: nacional, provincial y municipal—, incentivos claros a la innovación y la adopción tecnológica, mejoras en infraestructura logística y de conectividad, y una estrategia comercial inteligente que abra puertas en los mercados globales. Esto no es solo para el campo, es para el país. El potencial está; ahora hacen falta seguir alcanzando las condiciones para liberarlo.
Los argentinos tenemos todo para liderar: talento, recursos naturales, conocimiento científico y una red agroindustrial potente y diversificada. Lo que falta es la convicción colectiva para jugar en serio este partido.
El agro argentino tiene con qué. El momento de actuar es ahora.
CEO de Bayer Cono Sur
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