4 de octubre 2024 - 20:06

El instrumento para terminar con la pobreza es el empleo urbano

El 91% de la población argentina vive actualmente en áreas urbanas. Este proceso ha tenido un impacto profundo en la dinámica social, económica y política del país.

La pobreza alcanza a casi 25 millones de argentinos.

La pobreza alcanza a casi 25 millones de argentinos.

Reuters

La concentración de la población urbana en Argentina es un fenómeno que ha cobrado una relevancia creciente en las últimas décadas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 91% de la población argentina vive actualmente en áreas urbanas, un porcentaje que ha ido en aumento desde los años 90. Este proceso de urbanización ha tenido un impacto profundo en la dinámica social, económica y política del país, obligando a los gobernantes locales a enfrentar nuevos desafíos y a la población a exigir una mejor respuesta ante los problemas estructurales que esta situación ha generado.

El crecimiento explosivo de las ciudades trae consigo grandes oportunidades, pero también expone las fallas de nuestro sistema económico. La pobreza, la inseguridad y la informalidad laboral son síntomas de una estructura urbana que no ha sido capaz de integrar plenamente a todos sus habitantes. Esto nos plantea un reto impostergable: solo fortaleciendo el trabajo urbano y las economías locales podremos revertir esta situación que hoy alcanza a 24,9 millones de personas.

El trabajo urbano no se refiere únicamente a la creación de empleos dentro de las ciudades, sino a una estrategia más amplia que reconozca a las ciudades como los motores del desarrollo económico y social. Hoy más que nunca, necesitamos Estrategas Urbanos, profesionales que puedan diseñar políticas capaces de responder a la complejidad de la vida urbana, con una visión integrada que considere la infraestructura, la seguridad, el empleo, la vivienda y el bienestar social.

Los Estrategas Urbanos tienen un papel crucial que jugar en este proceso. Ellos son quienes pueden generar políticas efectivas que faciliten la inserción laboral formal de los ciudadanos, combatan la pobreza y promuevan el desarrollo económico local. Es a través de sus propuestas que podemos reducir la informalidad laboral, que en 2023 alcanzó el 40% de la economía, y revertir el fenómeno de la exclusión social que empuja a miles de personas, especialmente jóvenes, hacia la delincuencia.

La urbanización masiva ha generado también enormes desafíos en la seguridad, el acceso a la salud y la vivienda. En los últimos 20 años, la migración interna ha sido un motor clave en el crecimiento de las principales ciudades argentinas. Provincias como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe han visto un incremento constante en su población urbana debido a la migración de habitantes provenientes de regiones menos desarrolladas o rurales. Según datos del Censo 2010 y proyecciones actualizadas, más del 60% de la migración interna se ha dirigido hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), generando una concentración de aproximadamente 15 millones de personas en esta zona.

Esta concentración ha exacerbado problemas preexistentes, como el acceso a la vivienda, la infraestructura de servicios y el transporte, además de generar nuevos desafíos en términos de seguridad, salud y empleo. El impacto en la seguridad ha sido uno de los más evidentes. Un informe del Ministerio de Seguridad de 2022 muestra que el 70% de los delitos violentos del país se concentran en grandes urbes como el AMBA, Rosario y Córdoba.

Pero es el empleo la clave para resolver esta ecuación. Sin una fuente de ingresos segura y digna, es imposible combatir las otras manifestaciones de la pobreza urbana. La formalización del trabajo no solo permite mejorar la calidad de vida de las personas, sino que también aumenta la recaudación fiscal, lo que posibilita más inversiones públicas en infraestructura y servicios.

Para que esto sea posible, necesitamos políticas públicas que apoyen el desarrollo de las economías urbanas. La concentración urbana ha alimentado tanto el crecimiento de la economía formal como el aumento de la economía informal. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), más del 40% de los trabajadores en el AMBA están empleados de manera informal, sin acceso a seguridad social ni estabilidad laboral. Este problema no solo afecta a las condiciones de vida de los trabajadores, sino que también limita la recaudación fiscal, ya que una porción significativa de la economía queda fuera del control estatal.

Queda claro que la pobreza no es solo una cuestión de falta de recursos, sino de falta de oportunidades. Y las oportunidades, en un país mayoritariamente urbano como Argentina, deben surgir de las ciudades. Capacitar Estrategas Urbanos resulta revolucionario, porque, mientras el gobierno nacional se concentra en la macroeconomía, estos nuevos dirigentes, desde los gobiernos locales, podrán diseñar y ejecutar políticas que fomenten economías más inclusivas, que generen empleo formal y que fortalezcan las capacidades de nuestras ciudades para enfrentar los desafíos del futuro. Solo con un trabajo urbano sólido podremos, de una vez por todas, poner fin a la pobreza estructural que hoy se manifiesta con tanta crudeza en nuestro país.

Jorge Giorno fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), diputado de la Ciudad de Buenos Aires en dos oportunidades y actualmente es presidente del Partido de las Ciudades en Acción y Director General de Asuntos Federales del Gobierno de la Ciudad.

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