30 de octubre 2022 - 00:00

La pelota en el aire: la política ya juega el "mundial" de 2023

El desarrollo del duelo es confuso. A veces uno toma la pelota y se la pasa, servida, al rival. A veces termina en gol y otras en un ruidoso pifie.

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El arco político ya empezó a jugar el partido de 2023. El “premio” es la presidencia de la Nación. Es un duelo en donde no siempre está claro quién juega para quién, y a qué juega. Desde las tribunas, cada vez más divididas, miran los argentinos.

El desarrollo del duelo es confuso. A veces uno toma la pelota y se la pasa, servida, al rival. A veces termina en gol y otras en un ruidoso pifie. Incluso hay oportunidades en las que entre compañeros rompen su propio juego, y hacen públicas las recriminaciones.

Alberto Fernández y su círculo más cercano, en dúo con Sergio Massa, se repliegan en el fondo tratando de contener la economía y evitar que la pelota entre en el propio arco. La defensa por momentos es un “catenaccio” y cada tanto se intenta salir jugando, aunque no siempre con templanza.

Lidian con quienes por momentos juegan para sí mismos, rompiendo el esquema. Funcionarios que se resguardan en sus territorios para cuidar su capital político, y las internas de vestuario que suben la tensión en el plantel.

¿Y Cristina Kirchner? La vicepresidente juega con la ventaja de ser la dirigente con mayor caudal político. Luego del fallido atentado bajó su exposición. Por ahora su juego es una incógnita.

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Mauricio Macri juega a la pelota dividida a ver quién la agarra. Por lo general es el rival. Pero muchas veces termina en un centro a la derecha. “Ningún discurso cínico progre nos puede correr”, dijo el otro día. Los “progres” respondieron con un insólito manual de buenas prácticas para el Mundial elaborado por el INADI. La derecha se encontró con la pelota picando en el punto del penal.

¿Habrá PASO en 2023?

Para complejizar más el escenario se reavivó el debate por la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Llevado al fútbol es como cuando se discute el sistema de promedios para definir los descensos, o el formato del torneo, corto o largo, y con cuantos equipos.

No es menor, porque cambia completamente la estrategia electoral. El Presidente salió a desestimar la posibilidad de que se eliminen las PASO. Pero desde el propio oficialismo –apoyado en una avanzada que tiene a los gobernadores como ariete- lo impulsan.

Las PASO en las últimas elecciones fueron más una gran encuesta previa a la primera vuelta, que un sistema para definir las candidaturas de cada espacio. Sirvieron para marcar el humor social con el cual los candidatos llegaron a la elección general. Bien empleadas cumplirían su función. Pero hoy plantean ciertos problemas.

Juntos por el Cambio, que cuando fue gobierno proponía la eliminación de las PASO bajo el argumento del gasto, las necesita para definir sus candidaturas. Postulantes a presidente tiene varios: el propio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, y los radicales Facundo Manes, Gerardo Morales y Alfredo Cornejo. Hasta la mismísima Elisa Carrió amagó con sumarse.

¿Si no hay PASO cada uno irá por su cuenta a enfrentar a un candidato del oficialismo? ¿Y el oficialismo presentará a Alberto Fernández, como él mismo se autopostuló, o cada socio del FDT tiene pensado presentar candidato propio?

Múltiples candidatos plantean un escenario post electoral complicado. Si ninguno gana en primera vuelta y hay segunda, estaríamos ante un presidente que podría no tener más que un 30% de los votos reales. En balotaje juega el “voto útil”, lo que hace que muchos votos sean más para que no gane tal o cual candidato. Elegir “el mal menor”.

Y como además la conformación del Congreso, por la renovación de diputados y senadores, se define en la primera vuelta, un presidente con pocos votos tendría que gobernar con un Parlamento sumamente fragmentado, y hasta quizás con minoría.

El resultado: del voto popular finalmente lo que surgiría sería un presidente y un gobierno que arranca en debilidad.

¿Qué dicen las encuestas?

La marcha de la economía y los traspiés del oficialismo ya se reflejan en las encuestas. Las últimas muestran una consolidación del voto en favor de la oposición nucleada en Juntos por el Cambio. Pero con una aclaración: favorecen al sector menos beligerante.

Por ejemplo, un sondeo de Managment & FIT de septiembre pone a Rodríguez Larreta como vencedor si enfrente tiene a Massa. Incluso podría tener chances el radical Facundo Manes. Pero si la candidata es Patricia Bullrich el resultado se invierte. Como espacio político JxC le saca, según esa encuesta, 5 puntos al Frente de Todos.

Otro trabajo de Giaccobe muestra una similitud, con Juntos por el Cambio liderando con más del 30% de los votos. En ese paper el FDT cae hasta el tercer lugar, superado por los liberales de Javier Milei. El economista, que tantas dudas genera a los empresarios, parece consolidarse por encima de los 15 puntos si se promedian otras encuestas.

Entre las figuras de mayor peso, lo que muestran las encuestas en un fuerte deterioro en la intención de voto. Si fuesen solo por los números que allí se muestran, ni Alberto Fernández, ni Mauricio Macri, y tampoco Cristina Kirchner, serán presidentes en 2023.

Macri es quizás el dirigente que sale menos favorecido: casi ninguna encuesta lo perfila como ganador en 2023.

La provincia de Buenos Aires podría volver a cambiar de conducción dado que Diego Santilli se muestra como una sólida chance de derrotar al actual gobernador Axel Kicillof, que todo indica que buscará renovar el mandato. Así lo refleja una encuesta de Tendencias.

Claro está que son encuestas que están hechas con un año de anticipación y que el escenario será distintos cuando se acerque la hora señalada. En la política, como en el fútbol, todo puede cambiar de un momento a otro.

Basta con ver lo que fue la final del torneo local, con un Boca campeón gracias a River y la increíble desazón de un Racing que pudo haber levantado la copa si convertía un penal sobre la hora y con la ayuda de Independiente. Todo en apenas un minuto.

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