27 de agosto 2025 - 18:14

Inflación en retroceso, volatilidad en tasas: el nuevo dilema financiero

Tras años de urgencia inflacionaria, julio muestra un panorama distinto: la inflación se modera, el pass-through del dólar se debilita y las tasas reales toman protagonismo.

El desafío para empresas e inversores deja de ser solo cubrirse del alza de precios y pasa a planificar con precisión en un contexto financiero más sofisticado.

El desafío para empresas e inversores deja de ser solo cubrirse del alza de precios y pasa a planificar con precisión en un contexto financiero más sofisticado.

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Julio dejó un dato que rompe con la lógica de los últimos años: la inflación general fue de 1,9%, con una inflación núcleo de 1,5%, el nivel más bajo desde 2018. Incluso con un salto cambiario en el medio, no se verificó el pass-through clásico que trasladaba de inmediato los movimientos del dólar a los precios.

Este comportamiento no es anecdótico: marca un cambio de régimen. Durante años, la inflación fue la variable que explicaba todo. Las decisiones de financiamiento y cobertura se tomaban bajo el mismo imperativo: sobrevivir al deterioro constante del poder adquisitivo. Hoy, esa urgencia empieza a ceder. La inflación sigue siendo relevante, pero ya no monopoliza la lectura de la economía.

Lo que ocupa el centro de la escena son las tasas reales. Las últimas licitaciones convalidaron rendimientos que, en términos efectivos, implican costos financieros elevados, aún en un contexto de precios más contenidos. El resultado es un nuevo dilema: ya no alcanza con cubrirse frente a la inflación, ahora hay que evaluar cómo gestionar plazos, riesgos y oportunidades en un mercado que exige una estrategia más sofisticada.

El mercado lo refleja. El breakeven de inflación para 2025 se ubica en torno al 28,6%, apenas por encima de las proyecciones del REM (27,3%), lo que indica que todavía persiste una prima de cobertura, pero con expectativas más ancladas que en el pasado. Al mismo tiempo, la curva CER se acomoda en los tramos más largos y la renta fija hard dollar mantiene diferenciales que reflejan la volatilidad cambiaria. Son movimientos que obligan a leer con precisión la interacción entre inflación, tasas y expectativas.

El cambio de escenario redefine la lógica de la estrategia financiera. Una inflación más baja no elimina los riesgos, pero sí los transforma: las empresas y los inversores deben acostumbrarse a operar en un régimen distinto, donde el verdadero desafío es planificar. Eso implica administrar excedentes de manera más inteligente, diversificar instrumentos y calibrar decisiones en función de horizontes más largos.

El riesgo es seguir gestionando con la mentalidad de la urgencia, como si nada hubiera cambiado. La oportunidad es aprovechar esta ventana de previsibilidad inflacionaria para construir estructuras financieras más sólidas y resilientes aún en un contexto de crédito caro y selectivo.

La inflación ya no define todos los movimientos. Hoy, son las tasas las que marcan el pulso. Y ese simple giro cambia mucho más que una tasa: cambia el modo en que pensamos la estrategia económica hacia adelante.

Por Oscar Llano, Director Comercial Mills Capital Group y Vicepresidente de Mills SGR.

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