15 de diciembre 2022 - 19:11

Inflación: ¿puede aplicarse en Argentina el plan de estabilización de Israel?

La experiencia israelí de baja de la inflación suele mencionarse como ejemplo para el caso local. Según los autores, existen diferencias que impiden la comparación

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Foto: jujuyalmomento.com

Desde hace meses se hace referencia a la necesidad de un plan de estabilización para dar una salida por arriba a la coyuntura imperante en la economía nacional. El Plan que implementó Israel puede contraponerse con la realidad argentina y los determinantes de la inflación, en un momento en que la economía local se encuentra atravesando por un régimen de alta inflación.

Esta constante suba de precios, se explica por el aumento de los costos macroeconómicos, explicados en la actualidad por las variaciones del tipo de cambio, tarifas y precios internacionales, todo lo cual desata conflictos distributivos asociados a inconsistencias en los reclamos por la apropiación del excedente generado, con resultados que pueden ser inciertos.

En este sentido, al no tener un diagnóstico correcto de esta problemática, y por lo tanto no dar respuestas o señales claras desde la política económica, cobran relevancia en la opinión pública discusiones y comparaciones sobre planes de estabilización a implementar.

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Un ejemplo que se puso de moda en este último tiempo es el plan de estabilización que impulsó Israel en 1985. Dicho de manera esquemática, entre otras cosas, Israel devaluó su moneda, aumento el salario más que la devaluación, pero al mismo tiempo las tarifas más que los salarios y subió la tasa de interés por encima de la inflación.

Lo anterior junto al congelamiento de precios de bienes y servicios por seis meses mediante acuerdos políticos entre el gobierno, sindicatos y empresarios. En resumidas cuentas, como resultado principal de las políticas económicas implementadas, este país en pocos años logro bajar la inflación de niveles que oscilaban alrededor del 500% en los inicios del programa al 20 % tres años más tarde. Este dato elocuente del éxito obtenido por la economía israelí es el canto de sirenas que lleva a pensar la posibilidad de implementar este tipo de recetas en argentina.

Ahora bien, una cuestión no menor que pasa desapercibida a la hora de analizar el éxito de Israel es el apoyo financiero que EEUU le otorgó históricamente. Sólo entre las décadas del ´80 y ´90 la ayuda financiera fue de más de 60.000 millones de dólares. Esto último fue lo que le permitió robustecer las reservas del Banco Central y llevar adelante dicho programa. En nuestro caso: ¿Quién financiaría ese proceso?

Por otro lado, queremos poner el énfasis en lo siguiente: no queda claro que es lo que se lograría con una devaluación del tipo de cambio. La devaluación como salida a la situación actual solo agravaría los problemas existentes ya que esta opera a través de modificar la distribución del ingreso de manera regresiva (efecto ingreso) y no por modificación de cantidades importadas y exportadas (efecto sustitución). Es decir, en términos técnicos esto significa que hay poca elasticidad precio de las importaciones y exportaciones. Además, la idea de una relación inversa entre salarios reales y tipo de cambio nominal es ampliamente reconocida por la sociedad argentina. Así, una relación tipo de cambio /salarios más alta se corresponde con una tasa de beneficio más alta y una participación mayor de las ganancias en el excedente.

De esta manera, lo que lograría una devaluación del tipo de cambio es acelerar la inflación como consecuencia principalmente de la resistencia salarial. Además, un interrogante que se nos planeta es el siguiente: ¿Los privados estarían dispuestos a subir los salarios más que la devaluación?

Respecto al argumento de subir las tarifas por encima de los salarios, estas le pegarían de nuevo al salario y por ende al consumo inducido. Asimismo, si la idea es subir el salario ¿para qué devaluar? Lo anterior es como tener el objetivo de avanzar dos casilleros y para lograrlo primero retroceder uno para luego avanzar tres. Lo que se esconde detrás de ese argumento es bajar aún más los salarios para lograr cierta competitividad inexistente. En suma: ¿La devaluación solucionaría el problema de escasez de divisas? ¿Qué viene después de la primera devaluación? ¿Se ajustaría la brecha existente entre el tipo de cambio oficial y paralelo o se ampliaría? ¿y el cepo?

Otra cuestión que nos gustaría mencionar es la de los acuerdos políticos que conllevaría un plan de estabilización. Algunos colegas heterodoxos ponen el foco en la esfera de los acuerdos políticos descuidando las condiciones estructurales actuales. De esta manera, se lograría frenar cierta inercia inflacionaria autónoma de la puja distributiva apelando a la (buena) voluntad de los distintos sectores de la sociedad. Si bien los acuerdos políticos son condición necesaria para solucionar el problema, nos gustaría destacar dos puntos sobre este tema: en primer lugar, la inercia inflacionaria no es causa sino consecuencia de la inflación. Por lo tanto, esta se lograría contener anclando los costos macroeconómicos mencionados al principio de la nota. En segundo lugar, el control de precios no estaría dando efecto ya que los precios son resultado del empuje de los costos. No tiene sentido hacer un acuerdo de precios si más tarde suben el tipo de cambio y las tarifas, y algo después también los salarios como respuesta.

En definitiva, no hay magia a la hora de hablar de planes de estabilización. Si no se resuelve el ritmo de ajuste del tipo de cambio acordado con el FMI y se modera la suba de tarifas, es muy difícil en este contexto que los salarios de los trabajadores funcionen como ancla para solucionar la problemática de la inflación.

Un plan de estabilización tiene que ser consistente con la identificación de las causas de los problemas de la economía nacional. De otro modo, propuestas como una devaluación, para luego subir salarios y tarifas aún más que los salarios solo agravarían los problemas existentes con la continuidad de una distribución regresiva del ingreso.

Economistas Políticos. Docentes del Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Moreno (UNM)

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