El último informe de Latin America Economic Research de JP Morgan dejó al descubierto lo que muchos inversores ya sospechaban, la derrota del oficialismo en Buenos Aires no solo erosiona la gobernabilidad política de Javier Milei, sino que también instala un nuevo escenario de riesgo financiero que el mercado no puede ignorar. El banco advierte que la combinación de balanza comercial descendente, un “superávit” fiscal sostenido artificialmente con endeudamiento y una economía recesiva deja al peso argentino en situación de extrema vulnerabilidad.
J.P. Morgan enciende las alarmas: elecciones adversas, y riesgo latente de una tormenta
El JP Morgan advierte sobre la capacidad del Gobierno para obtener un resultado positivo en las elecciones nacionales de octubre. Pone en riesgo la agenda de reformas para la segunda mitad del mandato.
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JP Morgan sugiere que la Argentina transita un corredor angosto donde convergen riesgo político, tensiones cambiarias y una deuda pública cuyo verdadero costo permanece oculto en los márgenes contables.
Los operadores cambiarios ya tomaron nota, el lunes se destinaron dólares en una intervención desesperada del Tesoro, con el tipo de cambio acercándose peligrosamente a la parte alta de la banda cambiaria. La pregunta que desvela a los ahorristas en pesos y dólares no es si habrá turbulencia, sino cuándo llegará el próximo sacudón.
JPMorgan opina en su último informe Latin America Economic Research, que las elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires arrojaron un resultado muy negativo para el gobierno de Milei, lo que le genera dudas sobre su capacidad para obtener un resultado positivo en las elecciones nacionales de octubre y pone en riesgo la agenda de reformas para la segunda mitad del mandato.
Se muestra sorprendido por el fracaso de sufrir una diferencia de 13% (en realidad es 13.57%), superando ampliamente las previsiones previas que ellos hacían en su último informe.
El difícil camino hacia octubre
Reconoce la contundente victoria del “kirchnerismo” (califica) en las elecciones regionales, e indica que es todo un desafío para el gobierno en su intento por obtener un buen resultado en octubre. Afirma que, sin duda, la dinámica de las próximas elecciones nacionales será muy diferente. Expresa que es probable que el gobierno de Milei intensifique su discurso antikirchnerista tras estos resultados. Además, espolea discretamente que, “a cinco semanas de las elecciones nacionales, el gobierno podría recalibrar su estrategia política para corregir los errores cometidos en los últimos meses”. Explica que Milei afirmó que los resultados exigen una profunda reevaluación de la estrategia política y se comprometió a realizar una autocrítica constructiva y a corregir los errores pasados para evitar que se repitan.
Asevera (en realidad propone) que, a pesar de los resultados adversos, se espera que el gobierno mantenga la disciplina fiscal como pilar fundamental, incluso ante la compleja dinámica parlamentaria de las últimas semanas. Recalca que Milei afirmó que el rumbo elegido en 2023 se mantendrá y reforzará, a pesar de la derrota electoral. Enumeró los pilares clave de la política: defensa del equilibrio fiscal y la contención monetaria; mantenimiento del régimen de tipo de cambio vigente; y continuidad de las políticas de desregulación. En opinión de JPMorgan, los persistentes altos diferenciales de riesgo de los activos hacen que sea subóptimo para el gobierno responder únicamente con mayores tasas de interés reales. A casi 50 días de las elecciones legislativas, el peso sigue vulnerable a una mayor devaluación, a pesar de la intervención del Tesoro en el mercado de divisas (que la semana pasada ascendió a unos 500 millones de dólares, según estimaciones). Si el tipo de cambio se aproxima al límite superior de la banda ($1.479,77 y $1.495,54 para septiembre y octubre, respectivamente), el BCRA se vería obligado a reducir las reservas de divisas para absorber el exceso de pesos. Estiman las reservas líquidas brutas en u$s 15.800 millones. Creen que habrá recesión, hablan de un período prolongado de elevado riesgo político probablemente afectará a la actividad económica.
Con respecto a las altas tasas de interés reales, sugiere que podrían presionar las cuentas públicas al aumentar las necesidades de financiación del Tesoro.
Se explica con mucha lucidez y quitando el velo que mantenía escondido el gobierno, que es crucial distinguir entre las necesidades de financiación y el equilibrio fiscal, ya que la mayor parte de la deuda pública afectada es deuda a descuento, con costos de servicio capitalizados y registrados fuera de balance. Los cálculos de JPMorgan sugieren que si las tasas reales actuales persisten hasta noviembre (aproximadamente un 2,4% mensual, según el promedio de los últimos 10 días), la carga financiera podría alcanzar el 0,4% del PBI (o el 0,2% si solo se considera el servicio de la deuda del sector privado). Amortigua el impacto de su visión indicando que, las expectativas de inflación, según la encuesta del BCRA, aumentaron ligeramente en agosto, aunque atenúa diciendo que el incremento fue modesto en comparación con las expectativas de meses anteriores. Remata señalando que este entorno de elevado riesgo político probablemente requerirá un tipo de cambio real más competitivo (ven como necesaria una devaluación) para apoyar un mayor superávit comercial y contener la demanda de divisas de los hogares, protegiendo así el servicio de la deuda a principios de 2026. Concluye, exponiendo que la combinación de políticas que se adopte en los próximos días y semanas para abordar el elevado riesgo político será fundamental para modelar las expectativas de inflación a medio plazo y, en última instancia, para el éxito del programa de estabilización.
JP Morgan, en tono diplomático pero inequívoco, sugiere que la Argentina transita un corredor angosto donde convergen riesgo político, tensiones cambiarias y una deuda pública cuyo verdadero costo permanece oculto en los márgenes contables. Con reservas líquidas estimadas en apenas u$s 15.800 millones y una tasa real que, de mantenerse, devoraría el 0,4% del PBI hacia noviembre, los próximos meses de 2025 podrían convertirse en una antesala de angustia.
La incógnita ya no es solo electoral, el interrogante central es si el equipo económico resistirá el desgaste y si los actores del mercado tolerarán la ficción de un superávit inexistente. Si las presiones cambiarias continúan escalando, el riesgo de un ajuste abrupto y desordenado acecha como posibilidad tangible. Para los ahorristas, el mensaje es claro: la calma actual podría ser apenas el preludio de una tormenta que todavía no se ha desatado.
(*) Director de Hacer.com.ar, Canal YouTube: @DrPabloTigani
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