El show debe continuar, reza una conocida canción de Queen. Esta frase se aplicó como una verdad casi irrefutable en el negocio del deporte, sin importar lo que haya sucedido. Es que son contadas las ocasiones en que un evento deportivo se suspendió por alguna muerte, catástrofe natural o evento extraordinario. Hasta que llegó la pandemia de coronavirus COVID-19, que obligó absolutamente a todas las asociaciones deportivas a suspender, postergar o directamente cancelar los eventos que se estaban disputando o bien los agendados para futuros meses.
¿The show must go on? cuando eso no sucede
La pandemia del coronavirus COVID-19 y sus devastadoras consecuencias en el ámbito deportivo.
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Los Juegos Olímpicos de Tokio ya tienen fecha luego de la histórica postergación
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Con la nueva fecha de los Juegos Olímpicos confirmada, Luis Scola se aleja de Tokio 2020

El coronavirus y su impacto en el deporte.
La lista es interminable, ya que abarca prácticamente a todas las disciplinas. Y como todos sabemos, el deporte es un negocio. Claro está, un negocio que sale bien cuando el evento se realiza sin inconvenientes. Pero ¿qué sucede cuando un evento, una liga o un torneo se debe postergar o directamente cancelar?
Comencemos por el evento que engloba a todos los deportes: los Juegos Olímpicos. Se iban a disputar en Tokio a partir del próximo 24 de julio, pero ya fueron postergados al 2021. En este caso no se cancelaron, ¿por qué? Porque Japón lleva gastados USD 26.000 millones en su preparación, por lo que hizo todo lo posible para que se realizaran, aunque sea un año después. Toshiro Muto, CEO de la organización de Tokio, indicó que los gastos adicionales por la postergación serán altísimos y que probablemente recaerán en los pagadores de impuestos del Japón. Estimaciones los colocan entre los u$s 3.000 y 6.000 millones.
El Comité Olímpico Internacional, por su parte, extendió los derechos de sponsoreo de los principales auspiciantes, al tiempo que hay incertidumbre respecto de los sponsors locales, que ya pagaron alrededor de u$s 3.300 millones y que para mantenerse deberían abonar más dinero del ya desembolsado. Nadie sabe quién se hará cargo de ese gasto adicional.
Cabe destacar que los JJOO modernos se disputan desde 1896 y que nunca fueron postergados. Sólo fueron suspendidos los juegos de 1940 y 1944, por la Segunda Guerra Mundial.
Si nos vamos al terreno del fútbol, la cosa tampoco mejora. La UEFA ya anunció que la Eurocopa 2020 se jugará en 2021, al tiempo que las ligas locales aún están en la incertidumbre. La liga más afectada sería la Premier League, en la que el Liverpool está en un camino inobjetable hacia su primer título de liga desde 1990. La pandemia no sólo afecta a los pobres hinchas de los Reds, que casi con seguridad ganarán el campeonato desde el escritorio, sino también a los que viven de la Premier. En su caso, las pérdidas se estiman en USD 960 millones, en su mayoría relacionadas con los derechos de televisión. Pero hay un factor aún más grave, porque siempre se puede estar peor: el valor de los clubes. El Manchester United es el único club inglés que cotiza en bolsa y el valor de su acción cayó notoriamente en los últimos tres meses. Esa pérdida de valor afecta a todos los clubes, no sólo de la Premier, sino de todas las ligas importantes.
En el fútbol español, el hecho de suspender lo que queda de la temporada supone una pérdida de u$s 750 millones para los clubes, entre derechos de televisión, abonos y venta de entradas. Lógicamente, eso no es todo, ya que el fútbol español representa el 1,4% del PBI de España, por lo que otra serie de actividades relacionadas con el fútbol caen también en la misma volteada.
Misma situación, lógicamente se da en la liga de Italia, Francia y Alemania. Por una cuestión de importancia, el valor absoluto de las pérdidas es menor que en Inglaterra y España, pero de todos modos implica un desastre financiero para el negocio del fútbol en cada uno de los países. Las acciones de los clubes que cotizan en bolsa, al igual que el United, tampoco se salvaron, como podemos ver.
Por toda esta situación, varias asociaciones nacionales y clubes están preparando un pedido de recorte de sueldo a su plantilla. Según The Telegraph (diario inglés), los clubes de la Premier les pedirían a sus jugadores una reducción de hasta el 50% de sus haberes. El Barcelona fue pionero y ya lo hizo, con polémica: recortó el 70% de los sueldos. Dicho recorte se aplicó a todas las secciones del club, con una perlita: hay algunos jugadores extranjeros de la plantilla del básquet que aún no aceptan la reducción. Insólito.
Otra industria muy afectada es la referida a los deportes yanquis. La NBA está en plena disputa del torneo y el hecho de jugar el total de los partidos (temporada y playoffs) a puertas cerradas implica una pérdida de USD 700 millones. En caso de que no se vuelva a reanudar la temporada, las pérdidas aumentarían a los USD 1.500. Pero ese no es el único drama, ya que el sueldo de los jugadores, que se basa en un tope que depende de los ingresos de la liga, también sería considerablemente reducido. LeBron James, por ejemplo, dejaría de cobrar USD 400.000 por cada partido cancelado. Son 4 departamentos de 2 ambientes en Saavedra por cada partido que The King y sus Lakers no puedan disputar.
El básquet universitario (NCAA), por su parte, tenía que disputar sus finales en marzo: el torneo fue directamente cancelado y significó una pérdida de USD 930 millones. El béisbol (MLB) no es tan conocido en nuestro país, pero sí muy popular en la tierra de Donald: se estiman pérdidas en el orden de USD 1.500 millones. ¿Y el fútbol americano y su maravillosa NFL? Recién arranca en septiembre, aunque como diría Tu Sam, puede fallar.
Un deporte que la tiene muy complicada es la Fórmula 1, cuya supervivencia de las escuderías menores se basa en el vil metal. Inicialmente, tendría 22 carreras. Pero ese número se reduce día a día, lo cual implica menores ingresos. Aquí no importa tanto la pérdida de dinero, sino la pérdida de escuderías. En 2008, la crisis sacó del mapa a 4 constructores y eso es lo que se busca evitar para esta nueva crisis.
Federer y Cía. también tienen que esperar. Roland Garros ya dijo que posterga su torneo para septiembre, al tiempo que Wimbledon ya avisó que no jugará a puertas cerradas, sin indicar qué hará con el torneo. Cada organización reconoció que su cancelación implica una pérdida de entre USD 250 y 300 millones. Si bien son los más importantes, sólo son dos de un sinfín de torneos que no podrán disputarse durante 2020.
Para entender entonces la magnitud del desastre financiero y económico que el COVID-19 tuvo, tiene y tendrá sobre la industria deportiva, basta con mirar el informe que recientemente realizó Euromericas Sport Marketing. Según sus cálculos, las pérdidas totales rondan los 700.000 millones de dólares, ya que se suman también las caídas en el negocio de las apuestas deportivas. Claro está, el número está demasiado en el aire, ya que todavía están en suspenso la mayoría de los torneos y de los eventos que se encontraban programados para este año. De hecho, el informe coloca entre sus principales perdedores a la NFL, pero en este caso la temporada 2019/20 ya finalizó y la 2020/21 recién comienza en septiembre. Esperamos, imploramos, rezamos a todos los santos, para que ya a esa altura del año, podamos recuperar una vida normal. Mientras tanto, nos divertimos poniendo números y agregando ceros atrás como si esto fuera algo irreal y sacado de una novela de Stephen King.
Para finalizar, usted recordará que al principio del artículo dijimos que prácticamente todas las disciplinas se habían suspendido o postergado. Y no hablamos de todas de manera absoluta porque todavía hay deportes disputándose. Si, el último fin de semana hubo acción deportiva. Tuvimos fútbol en Nicaragua, básquet en Taiwán y handball en Belarus, por nombrar algunos. Es que evidentemente, hay quienes todavía piensan que Freddie Mercury tenía razón y al fin y al cabo, el show debe continuar…
(*) Economista
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