Se sostiene que la retórica libertaria de Javier Milei funciona como un relato ideológico destinado a legitimar una extraordinaria transferencia de recursos, mientras el Estado se convierte en un hedge fund con fecha de vencimiento.
Los Globetrotters de la deuda: Luis Caputo, Javier Milei y la ilusión libertaria en llamas
Este artículo analiza la coyuntura argentina de 2025 desde una perspectiva transdisciplinaria. Se examina la gestión de Luis Caputo y su equipo económico -denominados aquí “los Globetrotters de la deuda”- en un contexto de tasas de interés desorbitantes, endeudamiento insostenible y subordinación de la política a los mercados.
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La llamada “pandilla financiera” de Caputo funciona como el quinteto aceitado de un equipo de básquetbol
La hipótesis central es que el actual esquema no constituye una innovación, sino la reedición del colapso de 2018 bajo Mauricio Macri, en un espectáculo donde las piruetas financieras entretienen a los inversores y arruinan a la sociedad.
Introducción
La Argentina de 2025 parece un escenario teatral en el que el ministro Luis “Toto” Caputo y su pandilla de financistas juegan a ser los Harlem Globetrotters del carry trade. Ejecutan piruetas con los bonos, encestan desde cualquier ángulo del mercado y hacen malabares con tasas de interés extravagantes. El público, compuesto por bancos y fondos de inversión, aplaude el espectáculo. La platea popular, en cambio, paga entradas cada vez más caras: salarios pulverizados, pymes asfixiadas y un Estado hipotecado.
El presidente Javier Milei oficia de maestro de ceremonias en medio de un escándalo de corrupción de magnitud. Con la motosierra en una mano y la Constitución archivada, ha venido a liberar a la nación de la “casta”. Sin embargo, la trama es más bien un déjà vu: la supuesta revolución libertaria funciona como un relato ideológico que encubre la repetición de un modelo financiero que ya estalló en 2018. Como señaló Sautu, todo análisis social debe partir de los marcos teóricos que configuran los objetivos y los métodos de la acción: aquí el marco es la financiarización, y el método es el arbitraje especulativo.
Este artículo sostiene que Caputo y su equipo -Bausili, Quirno, Daza y Werning- no gobiernan como representantes de un Estado, sino como socios de una consultora que administra los riesgos y beneficios de sus clientes: los bancos. La hipótesis es que la retórica libertaria es la fachada de una lógica tecnocrática que convierte al Estado en un hedge fund de dudosa reputación, atrapado en lo que Callon (1998) definió como redes sociotécnicas: entramados de poder que producen y reproducen realidades económicas a partir de artificios financieros.
El laboratorio de la codicia
El laboratorio económico de Caputo se financia con tasas de interés que rozan la usura. En agosto de 2025, la TNA llegó al 76,6% y la TEA superó el 110%. Las cauciones bursátiles escalaron en picos intradiarios al 150% anual, cifras dignas de un mercado en pánico. Este mecanismo permite frenar al dólar y moderar la inflación, pero al costo de multiplicar la deuda pública, mediante el ultimo más perjudicial carry trade, en términos de plazo y rendimiento. La capitalización mensual del stock de bonos en pesos alcanza un piso de $9,2 billones, -al actual tipo de cambio-unos u$s7.000 millones en un mes-con datos de la última licitación y el promedio del stock a valores de mercado-.
Como advierte Callon, los mercados financieros no reflejan realidades, sino que las producen mediante dispositivos técnicos, cálculos y narrativas. En este caso, la “realidad” que producen es una Argentina cuya política monetaria se convierte en déficit fiscal diferido, por caída de la recaudación y aumento del gasto público financiero.
La pandilla financiera: los Harlem Globetrotters del carry trade
En este equipo, Emiliano Lezcano -jugador de Ferro Carril Oeste que encestó de punta a punta estaría en la banca, sentado y viéndola de afuera. La llamada “pandilla financiera” de Caputo funciona como el quinteto aceitado de un equipo de básquetbol: Bausili controla la plaza bancaria, Quirno garantiza la relación con Wall Street, Daza se especializa en la articulación con los fondos de inversión, y Werning provee el andamiaje teórico. Como en un espectáculo deportivo, cada jugador tiene un rol y todos apuntan a lo mismo, sostener la pelota en el aire hasta las elecciones de octubre.
La historia, sin embargo, no es nueva. Entre 2015 y 2018, este mismo equipo llevó a la economía argentina a un colapso financiero, con endeudamiento récord y posterior corrida cambiaria (Damill, Frenkel & Rapetti, 2015; Basualdo, 2020). En aquel entonces, las piruetas se financiaban con dólares del mercado internacional; hoy se financian con tasas impagables en pesos.
Gobernar como un hedge fund
El Estado argentino parece gestionado como un hedge fund al borde del default. Las reservas internacionales del BCRA duplicaron su nivel en un año, pero el saldo real muestra inconsistencias. Entraron a groso modo, u$s65.000 millones (blanqueo, saldo comercial, organismos multilaterales, Bontes y repos) y quedaron solo u$s20.000. Surtieron u$s45.000.
Como advirtió Tooze (2018), la financiarización convierte a los Estados en actores que gestionan crisis a través de instrumentos que agravan su dependencia. La “austeridad creativa” de Caputo no es un plan económico, sino un menú de operaciones financieras destinadas a ganar tiempo.
La ilusión libertaria como relato político
Javier Milei construyó su ascenso sobre el relato de la libertad individual contra la “casta política”. Sin embargo, como advierte Brown (2015), el neoliberalismo convierte la libertad en un dispositivo de legitimación para proyectos de concentración económica. La ilusión libertaria argentina cumple esa función; justificar un Estado reducido a mesa de dinero que transfiere recursos a los acreedores.
La contradicción es evidente, el Milei que denuncia al Estado como enemigo gobierna con un Estado dirigista, intervencionista, hipertrofiado en deuda y en represión fiscal. Laclau (2005) mostró cómo los relatos populistas (de derecha o izquierda) se sostienen ocupando significantes vacíos. En este caso Milei, ocupo el significante vacío, vino a resignificar la articulación de las demandas de “libertad” y “honestidad”, pero lo que está haciendo es subordinar los intereses argentinos y ciudadanos a los intereses financieros globales.
Octubre como única meta
El único objetivo de la política económica es llegar a octubre de 2025 sin que el actual tembladeral económico, político y financiero se transforme en terremoto. Los bancos cobran y pagan tasas usurarias, las pymes enfrentan costos financieros del 90% anual, mientras el ingreso disponible de los hogares cayó un 10% en apenas ocho meses.
La literatura sobre democracia delegativa (O’Donnell, 1994) ayuda a comprender este fenómeno. La concentración de poder en el Ejecutivo permite sacrificar el largo plazo a cambio de sobrevivir en el corto. La economía se convierte en rehén de una estrategia electoral.
La repetición
La historia se repite, aunque con otra música. En 2018, el gobierno de Macri y Caputo ingresó al FMI con un préstamo récord de 57.000 millones de dólares. Hoy, la Argentina vuelve a depender del organismo, de los REPOs y de capitales golondrina. Como sostienen Gaggero y Schorr (2021), la lógica de endeudar y fugar se convirtió en patrón estructural de la economía argentina.
El déjà vu es brutal: lo que se presentó como una “nueva era libertaria” no es más que la reedición de un modelo agotado. El desenlace puede variar en sus tiempos, pero no en su dirección, la implosión está escrita.
Conclusión
Caputo y su pandilla financiera juegan a ser los Globetrotters de la deuda; hacen cabriolas espectaculares, encestan desde cualquier ángulo y entretienen a los bancos, pero dejan la cancha incendiada. Milei ofrece el relato libertario como cortina ideológica, mientras la realidad es la repetición de 2018: endeudar, fugar y estallar.
La hipótesis de este artículo se confirma; el gobierno actual no opera como un Estado soberano, sino como una mesa de dinero al servicio de acreedores. Lo que se vende como libertad es, en realidad, la servidumbre voluntaria de un país atrapado en redes financieras que lo empujan una vez más al abismo.
Referencias
Basualdo, E. (2020). Endeudar y fugar. Un análisis de la historia económica argentina, de Martínez de Hoz a Macri. Siglo XXI. Brown, W. (2015). Undoing the Demos: Neoliberalism’s Stealth Revolution. Nueva York: Zone Books. Bunge, M. (2003). Economía y filosofía. Barcelona: Gedisa. Callon, M. (1998). The Laws of the Markets. Oxford: Blackwell. Damill, M., Frenkel, R., & Rapetti, M. (2015). Macroeconomic policy in Argentina during 2002–2013. Comparative Economic Studies, 57(3), 369–400. Gaggero, A., & Schorr, M. (2021). La economía política de la deuda externa argentina. Revista de Economía Crítica, (31), 9-28. Laclau, E. (2005). La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Levitsky, S., & Murillo, M. V. (2008). Argentina: From Kirchner to Kirchner. Journal of Democracy, 19(2), 16–30. O’Donnell, G. (1994). Delegative democracy. Journal of Democracy, 5(1), 55–69. Sautu, R. (2003). Todo es teoría. Objetivos y métodos de investigación. Buenos Aires: Lumiere. Stiglitz, J. E. (2019). People, Power, and Profits: Progressive Capitalism for an Age of Discontent. Nueva York: W.W. Norton. Tooze, A. (2018). Crashed: How a Decade of Financial Crises Changed the World. Londres: Allen Lane. Ámbito.
Director de Hacer.com.ar, Profesor. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de seis libros.
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