16 de agosto 2020 - 12:17

Día del Niño 2020: ¿Qué estamos festejando?

Los chicos se merecen nuestro homenaje en su día, sin dudas. Por ser protagonistas de un mundo en transformación, y sobre todo, por no haber dejado de jugar.

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría advirtieron que se retrasan las consultas médicas y la vacunación en niños. 

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría advirtieron que se retrasan las consultas médicas y la vacunación en niños. 

Zona Cero

Este Día del Niño será, indudablemente, diferente. Porque por las razones que todos conocemos es probable que se desarrolle sin juguetes de los comprados en jugueterías, o sin aquel “gran regalo” esperado, ni encuentros con amigos o familiares o eventos como los que suelen organizarse para esa fecha. Nos preguntamos: ¿Qué estaremos festejando, entonces?¿Cómo recordarán los niños este año tan particular?

En estos meses se ha puesto en evidencia la capacidad de las familias de “estar a solas”. Porque padres e hijos se encontraron de pronto sin el sostén que habitualmente brindan tíos, abuelos, padrinos, niñeras e instituciones como la escuela o el club. Los chicos han ido transcurriendo por distintas etapas de la cuarentena. Se han tenido que adaptar a las clases por Zoom, a no ver a sus amigos en vivo y en directo, a quedarse dentro de casa, a usar barbijo al salir, a ver a sus padres haciendo home office, a pasear con restricción de días y horarios, a “aguantarse” las ganas de correr a jugar con algún amigo o de usar los juegos de la plaza.

Se intensificaron los vínculos entre hermanos. Algunos pusieron en evidencia la existencia de celos o rivalidades previas. Otros aprovecharon esta situación para hacerse más “amigos”, como lo reflejan los dichos de una pacientita que se peleaba mucho con su hermano: “Con mi hermano decidimos dejar de pelearnos mientras esté la cuarentena, porque si no, no tenemos con quien jugar”. Hubo casos de hermanos mayores que tuvieron que hacerse cargo de sus hermanos menores, mientras sus padres trabajaban.

Muchos han tenido que celebrar su cumpleaños de forma virtual, al principio con mucha desilusión, que se convirtió luego en curiosidad y después en diversión por tratarse de una nueva y rara forma de encuentro.

Se inauguraron horas de juego en familia -casi como rituales- encontrando actividades en las que pudieran participar todos los miembros para compartir momentos calmantes y creativos. En casos de niños muy pequeños, esto funcionó como una forma de estimulación muy eficaz contribuyendo al desarrollo psicomotriz. También nacieron bebés en estos meses, cuyos padres -sobre todo varones, para quienes las licencias por nacimiento en general son muy cortas- pudieron disfrutar extensamente beneficiándose las tres -o más- partes involucradas.

También se encontraron momentos para charlas entre padres e hijos que antes de este contexto no habían tenido lugar.

Por ser los más perceptivos y permeables al clima familiar, algunos niños tomaron a su cargo -sin saberlo y sin quererlo- la tarea de intentar calmar a sus padres. En muchos de ellos se desató una enorme curiosidad mezclada con miedo por “el bichito”, a quien juegan a combatir con lanzas y piedras y también suelen dibujar. “¡Corona virus, no te tengo miedo!”, decía un niño enarbolando su espada frente a la pantalla de su compu, para mostrarme cómo se enfrentaría a este nuevo villano. Hulk, el Hombre Araña, Mujer Maravilla, Black Widow y otros super héroes y súper heroínas comenzaron a deambular por la casa en sus distintas versiones jugando a salvar al mundo, que esta vez parece estar en peligo “de verdad”...

Muchos manifiestan preocupación por sus abuelos, a quienes realmente extrañan. Un pensamiento nuevo y angustioso con el que se han tenido que enfrentar es que pueden contagiarlos con un abrazo o con un beso. La distancia ha pasado a ser sinónimo de cuidarse y cuidar a quien se quiere, en los casos en los que la familia así lo ha podido transmitir. Paradoja que pone patas para arriba las tendencias propias del apego.

Los juegos virtuales y exposición prolongada a las pantallas comenzaron a funcionar como una suerte de reemplazo de los amigos de carne y hueso, constituyéndose en motivo de preocupación para los padres. Este fenómeno viene mostrando sus variados aspectos: permite transitoriamente cierta continuidad en la socialización (muchos chicos juegan on-line y es también una forma de estar con sus amigos). Pero si es solitario, se constituye en el único juego y no es complementado con otras actividades (dibujar, pintar, utilizar muñecos, bloques, realizar experimentos, leer, tocar un instrumento, etc.) pueden generarse conductas de orden adictivo y tendencia al aislamiento.

Sabemos que el juego, además de entretener, tiene una función curativa: los niños representan y elaboran experiencias traumáticas al jugar. “Elaborar” quiere decir entender lo que sucede y encontrarle un sentido, repitiéndolo todas las veces que sea necesario. Los adultos podemos poner en palabras nuestros miedos con cierta facilidad y hallar interlocutores que nos ayuden. Los chicos, en cambio, cuentan lo que les pasa, jugando.

Todo tipo de juego es bienvenido en circunstancias como las actuales. Cualquiera puede invitar al otro, o a los otros, a jugar. Ni siquiera es necesario algún objeto en particular. Los chicos nos muestran que se puede jugar con las ideas, con las palabras, con los gestos. Se pueden hasta construir los juguetes con lo que sobra en la casa. No se requiere gran espacio físico, pero sí emocional.

Cito aquí las palabras de José Valeros (psicoanalista): “Los juegos no jugados son como semillas no germinadas”.

En estos meses los niños han atravesado por gran cantidad de vivencias. En algunos casos -en familias en las que hubieron muertes de seres queridos, pérdidas laborales, etc.- éstas fueron muy traumáticas. Si puede prevalecer en la familia un espíritu resiliente, además de estos duelos hallaremos también experiencias de adaptación activa a la nueva realidad, que quedarán en su acervo emocional como recursos para afrontar dificultades en el futuro.

Los chicos se merecen nuestro homenaje en su día, sin dudas...por ser protagonistas de un mundo en transformación, y sobre todo, por no haber dejado de jugar.

(*) Lic. en psicología. Psicoanalista. Especialista en niños y adolescentes. Integrante del Depto. de pareja y familia de A.P.A.

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