22 de mayo 2020 - 10:00

Sobre sembrar mucho y cosechar poco

El mundo cae al doble de la velocidad del peor momento de la crisis de Lehman Brothers. Aquí algunos pronósticos para 2020.

Estamos asistiendo al fin de la Edad Contemporánea, pariente del fin de la Edad Moderna.

Estamos asistiendo al fin de la Edad Contemporánea, pariente del fin de la Edad Moderna.

Foto: Pixabay

Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron… Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno”.

El mundo cae al doble de la velocidad del peor momento de la crisis de Lehman Brothers. Aquí algunos pronósticos para 2020 (promedio del consenso de entidades internacionales):

Caídas de PBI: Francia 11%, España 10%, Italia 9%, Japón 8.5%, UK 8%, Grecia 8%, México 8%, EEUU 7%, Alemania 7%, Sudáfrica 7%, Argentina 7%, Tailandia 6%, Rusia 5%, Polonia 5%, Singapur 5%,Brasil 5%, Ecuador 5%, Colombia 4%, Malasia 4%, Chile 3%, Uruguay 3%.

Empate de PBI: Corea del Sur “0%”. Crecimiento de PBI: Indonesia 2%, China 1.5%, India 1%. La merma de PBI global sería de u$s 6.5 billones en 2020, alrededor de 3 PBI estadounidenses enteros. Las estimaciones de crecimiento mundial eran +2.5%, ahora (-4.5%). Cayeron 7%.

Para evitar una recuperación perezosa es imprescindible un shock monetario y fiscal de magnitud. Krugman advirtió así (2008) que si los esfuerzos fiscales y monetarios eran débiles podían generar estancamiento en Europa. “…el que siembra escasamente obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante”... Hay que jugar fuerte, el déficit fiscal de EEUU superará 16 puntos del PBI.

Reflexiones

En la Argentina había que reconstruir un país que estaba en ruinas cuando llego el coronavirus. Para optimizar los escasos recursos que quedaron hay que reagrupar necesidades segmentando y rankeando, para aplicar asistencia específica y prioritaria. Vamos bien, pero primero lo primero. Proteger el empleo no tiene que ver con subsidiar empresas poderosas de empresarios ricos. Ellos no necesitan apoyo como las pymes. Pueden fondearse a tasas bajas, recibir préstamos de sus propios accionistas o emitir acciones. De todos modos a la salida de la pandemia van irreversiblemente a una reingeniería de negocios en el marco de una transformación sistémica.

Renuentes a reinvertir, los accionistas no desean regresar dividendos retirados. Si se facilita el salvataje del Estado, no deberán evaluar el costo de oportunidad de invertir o quebrar.

Fin de ciclo histórico

Estamos asistiendo al fin de la Edad Contemporánea, pariente del fin de la Edad Moderna. Considérese a Zuckerberg (Facebook), Gates (Microsoft), Galperin (Mercado Libre) los nuevos Rockefeller, Getty.

General Electric fue expulsada del Dow Jones. JP Morgan se abre a las criptomonedas. La empresa Zoom tiene una capitalización de u$s 48.000 millones. La nueva burguesía desplazó a los “señores neo feudales del siglo XX”.

En todas las escuelas de negocios del mundo enseñamos que cuando el paradigma mundial cambia, hay que hacer un “Turn Around” (dar vuelta a la empresa).

En el capitalismo los cambios siempre han sido radicales y esa realidad siempre fue acompañada con la transformación de los negocios y, de la dirección de las empresas. El mayor obstáculo del desarrollo argentino han sido los accionistas. Prefieren Cayman Islands que reinvertir en la empresa que generó los recursos. Tienen que corregir su cultura de forma dramática.

Para el ahora, no existen “the best practices”. En este presente nunca visto, todo está cuestionado. Las formas tradicionales no están funcionando. Las corporaciones tienen que cambiar. Nada es tan simple como antes.

Mientras más remen para sí los propietarios, mayor el descenso de sus fortunas. Las crisis destruyen el valor de los activos. El egoísmo fue funcional a la sobreacumulación pero hoy puede llevar el sistema a la ruina.

Saco roto

Cualquier colaboración de los Estados a los grandes grupos sería insuficiente. Si los esfuerzos se colocan en el lugar equivocado las voluntades serán vanas.

Los estímulos fiscales de EEUU ya están en 12.5% del PBI y, la Reserva Federal ha comenzado a comprar deuda de empresas. Los principales rubros de ayuda son: grandes empresas y Estados: u$s 530.00M (2.5% del PBI) y rebaja de impuestos: u$s 290.000M (1.3% PBI), pero los seguros de desempleo ya alcanzan 36 millones y la desocupación 20%...

La clave de la cosecha es que la semilla caiga en buen terreno. Stiglitz escribió: “hay que poner dinero en el bolsillo de la gente que gasta, no de la que ahorra”. Pensemos. La crisis podría constituir un punto de inflexión en la larga historia de saqueos. Si en cambio ayudamos a las grandes corporaciones la inversión genuina no saldrá nunca de las guaridas fiscales. No se auto rescatarán. No son los ciudadanos de a pie ni las Pymes quienes guardan dinero en lugares exóticos.

En la crisis anterior se sembró en la banca estadounidense y la cosecha se recogió “offshore” (OCDE). En EEUU al trabajador en cuarentena no le alcanza, existen organizaciones que suministran comida. Los Estados deben asegurarse que sus esfuerzos no caigan en saco roto.

Bajarle impuestos a las grandes empresas y ayudarles a pagar salarios quitan recursos de los que más necesitan. Los accionistas tienen que capitalizar sus empresas. Las administraciones deben reflexionar sobre su proceder.

Países emergentes y Argentina

En dos meses y medio Argentina (que había devaluado 500% en 4 años) devaluó 9% mas, Brasil y México 28%. Los que exportan commodities sufren caídas de 55% petróleo WTI, 10% cobre, 6% soja.

El Gobierno recurrió a una moderada ayuda fiscal y monetaria para enfrentar los efectos de la herencia recibida y la pandemia. Se ha colocado en sectores vulnerables, pero la caída de los ingresos es mayúscula. Las medidas suman $ 600 mil millones (2% del PBI)-comparado con EEUU que empezó con 12.5% del PBI y va por mas-. Están claras las diferencias de recursos, pero las necesidades humanas son las mismas. El paquete argentino debe ser mayor.

Al gasto público hay que aumentarlo y administrarlo. Hasta el momento los estímulos suman 4% del PBI: (fiscal total 2.2% + monetario 1.8%). El déficit ha de crecer antes de comenzar a bajar por efecto de la recuperación de la actividad económica. Como no hay otra posibilidad, habrá que emitir pesos y reperfilar toda la deuda local.

Barquinazo de la letanía hipnótica

Mientras la política monetaria de EEUU expandía u$s 2.4 billones, algunos economistas locales anunciaron un estallido hiperinflacionario por el impacto de las medidas locales. El déficit fiscal primario creció a casi $125 mil millones pero la hiperinflación no estalló.

El manual austericida decreta que cuando se emita moneda el señoreaje caiga y la inflación suba. Eso no está sucediendo.

Los gobiernos pueden financiar déficits fiscales con emisiones de monedas. Todos los países del mundo lo hacen. Inclusive el país donde se escribió el manual. Estamos ante una catástrofe mundial, no podemos pensar soluciones moderadas.

Dado que la hiperinflación no se dispara, ahora argumentan que eso ocurrirá con el paso del tiempo, porque la gente va a disminuir su tenencia real de dinero. La inflación se disparó cuando el Gobierno anterior aplicó el austericidio que le hizo perder las elecciones. No escuchemos pedagogos que omiten el prodigio de duplicar la inflación, “emitiendo cero” con 55% de inflación. No es serio. Actualmente con fuerte expansión monetaria, aumento del gasto y caída de la recaudación hay menos inflación que con contracción del gasto e híper contracción monetaria en 2019.

El BCRA viene haciendo lo prometido por Alberto Fernández en campaña, reduce remuneraciones de pasivos. Los agregados monetarios siguen aumentando. El problema es que el sistema bancario no presta, la liquidez excedente va al BCRA vía pases. Tal vez el Tesoro pueda colocar deuda en bancos, reduciendo la emisión de base para financiar el déficit. En este momento se trata de ir resolviendo los problemas de la pesada herencia + el coronavirus. El día de mañana no es nuestro. Necesitamos resolver los problemas de hoy. No hablemos de maquinita ni gasto público hasta que deje de morir gente.

En síntesis

Nadie niega la situación. Los sobrevivientes del coronavirus en el mundo lo tendrán difícil. Aquí resucitar la momia que dejó la administración anterior y enfrentar la pandemia requiere un milagro de Dios, no un “consejo de economistas”. Si el país entrara en default, no es obvio que la recuperación será más lenta. En la negociación no se pidió dinero fresco en concurrencia con el canje. -¿Qué puede cambiar?-

Se desplomaron las teorías fundadas en una concepción estática de los equilibrios económicos. En EEUU era tanta la soberbia que se ignoró la advertencia de la dinámica que podía adquirir una pandemia (Obama y Gates). Tal vez Trump haya contribuido para dejar al neoliberalismo sin su base de censura sistemática al intervencionismo. En la Argentina, la reflexividad debería estar asociada a que los fondos sean provechosamente invertidos. Solo deconstruyendo los usos de la noción “ayuda”, podemos aspirar a captar las cuestiones en juego y el alcance.

Estar cercanos, accesibles, ser receptivos, en situación de escuchar; no significa que haya que responder todas las demandas. Teniendo en cuenta el contexto y los antecedentes recientes, si las grandes empresas reciben la misma ayuda que las pequeñas, existen altas probabilidades que ese esfuerzo caiga en saco roto.

(*) Profesor de Postgrado la UBA y de Maestrías en universidades privadas. Presidente de www.hacer.com.ar . Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. [email protected] . Consultado por CNN, Bloomberg, AFP, EFE, Thomson Reuters

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