18 de marzo 2005 - 00:00

"Persisten mismos riesgos de crisis energética que en 2004"

Persisten mismos riesgos de crisis energética que en 2004
La calificadora Standard & Poor's (S&P) asignó la nota crediticia «B-» al país, la misma que poseía en 2001 antes del default y la que actualmente tienen Bolivia y Paraguay. Así lo aseguró a este diario Marta Castelli, directora de la oficina en Buenos Aires, quien resaltó que esta nota implica que «aún subsiste una cantidad de riesgos y desafíos que, de no solucionarse, podría causar nuevos problemas».

En diálogo con Ambito Financiero, Castelli consideró que los «bonos argentinos son una inversión atractiva para quienes quieran entran y salir en el corto plazo», pero que «la verdadera necesidad del país es atraer activos reales de largo plazo que generen crecimiento». Para lograrlo, sostuvo que «no hay recetas mágicas», pero es fundamental reducir el riesgo institucional.

La analista de S&P no se mostró preocupada por la aceleración de la inflación, pero condicionó la estabilidad de precios al correcto manejo de la política monetaria. También resaltó que, en materia energética, la problemática aún no esta resuelta y que persisten los riesgos del año pasado.

A continuación, el diálogo con Marta Castelli, directora de Standard & Poor's.

Periodista:
¿Cuál es la evaluaciónque hacen de la reestructuración de la deuda y qué nota le corresponde ahora al país?

Marta Castelli: El resultado del canje ha sido muy exitoso en cuanto al resultado de aceptación, porque pone fin a una situación de incertidumbre que venía extendiéndose por más de tres años. S&P considera que la nota de la Argentina una vez cerrado el canje es de «B-». Esta calificación implica que se ha salido del default, que se ha mejorado sensiblemente la situación anterior, pero que igual subsiste una cantidad de riesgos y desafíos que, de no solucionarse, podría causar nuevos problemas. Para tener una referencia de la posición del país en el mundo, podríamos decir que otras naciones con esta nota son Bolivia y Paraguay, mientras que Uruguay está calificado como «B» y Brasil como «BB».


P.:
¿Cuáles son estos desafíos?

M.C.: Si bien el canje implicó una reducción importante de las obligaciones reestructuradas, el monto de deuda en relación con el PBI todavía sigue siendo bastante alto y se ubica entre 72% y 78%. Por otro lado, está el tema de la flexibilidad fiscal del gobierno, que depende de algunos impuestos distorsivos, como las retenciones a las exportaciones y el impuesto al cheque. Estos tributos son difíciles de reemplazar de un día para otro y si hubiera que poner otros impuestos para reemplazarlos, se incrementaría la presión impositiva, lo que, en general, suele ser recesivo. Además, en algún momento también habrá que enfrentarse con precios de commodities que irán a la baja y que podrían afectar los ingresos por exportaciones.


• Equilibrio

P.: En el corto plazo, ¿el control de la inflación es otra señal preocupante?

M.C.: Así es, pero la verdad es que, si lo ponemos en perspectiva, no estamos tan mal. Una inflación de dos dígitos para un país como la Argentina, que viene de años de muy baja inflación, no es un tema positivo, pero tampoco es dramático. Si se toman las medidas adecuadas, podrá controlarse, pero hay que tener cuidado en cómo se los maneja -ya que son generalmente recesivaspara no vulnerar las posibilidades de crecimiento. Y acá está el tema de la flexibilidad monetaria; ahora habrá que buscar un equilibrio entre el manejo del tipo de cambio y la inflación. Para el gobierno es un verdadero desafíocontrolar estas dos variablesal mismo tiempo, sobre todo por los escasos mecanismos de difusión con los que cuenta para impactar en la economía real.


P.:
¿Cuán determinante es la relación con el FMI en el logro de estos objetivos?

M.C.: Creo que el logro de un acuerdo con el Fondo es, a corto plazo, el desafío más importante y es fundamental en la medida en que permita refinanciar vencimientos y aliviar la necesidad de caja del gobierno para los próximos años.


P.:
Adicionalmente, ¿la Argentina tendría igual que buscar financiamiento en el exterior?

M.C.: Es muy difícil saber cuándo habrá que salir al mercado nuevamente, pero para ello es fundamental la recuperación de la confianza de la comunidad inversora. Por un lado, está la inversión de corto plazo, de algún modo especulativa, donde los bonos argentinos van a ser atractivos para quienes quieran entrar y salir en el corto plazo. Pero la verdadera necesidad del país es atraer activos reales en el largo plazo, no sólo para financiar los posibles déficit del gobierno, sino también para generar crecimiento. En este sentido, si bien la reestructuración de la deuda ya se cerró, quedan todavía cuestiones por definir, como el marco institucional y regulatorio, los contratos de las privatizadas y el saneamiento del sistema financiero.


P.:
¿Cómo evalúa la forma en que el gobierno está manejando las negociaciones con las privatizadas?

M.C.: Desde el punto de vista-del programa, está llevando mucho tiempo; desde principios de 2002 que están las tarifas congeladas. Desde el punto de vista de las empresas, esta situación causa mucha incertidumbre respecto de cuáles serán los flujos de fondos en el futuro, tanto del sector regulado como del no regulado, porque no se pueden determinar los costos de los insumos del resto de la economía.


P.:
¿Cómo se reduce este grado de incertidumbre?

M.C.: No hay una solución mágica. Hay que crear confianza para que, cuando alguien invierta en la Argentina, tenga la seguridad de que, a la hora de retirar los frutos de esa inversión, va a poder hacerlo bajo el mismo marco regulatorio que estaba planteado en un principio. Hay que reducir el riesgo institucional para que los inversores sólo estén expuestos al riesgo empresario inherente a cualquier actividad.


P.:
En materia energética, ¿podríamos enfrentarnos este año a un situación peor que la de 2004?

M.C.: No creo que la problemática esté resuelta. La situación pudo ser paliada en parte por las medidas que se tomaron, pero también porque fue un año benigno en cuanto al frío que hizo y las lluvias que hubo. Si este año el clima no ayuda, la verdad es que no ha cambiado mucho la situación, y persisten los riesgos que había el año pasado.


Entrevista de Carolina Morales

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