3 de abril 2020 - 00:00

Coronavirus y teletrabajo: ¿estamos listos?

El teletrabajo ha demostrado ser un método de trabajo altamente efectivo, si logra preparase a la organización y a los trabajadores para ello. En cambio, si se lleva adelante de manera improvisada, no solo puede resultar poco efectivo, sino que puede generar una mala experiencia para su desarrollo.

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Las organizaciones están enfrentando la creciente epidemia mundial de Coronavirus con desesperación, producto de las medidas extremas que están tomando varios países. Entre ellas se encuentra establecimiento de cuarentenas masivas de ciudades enteras, cierre de fronteras, y suspensión de eventos de gran envergadura que impliquen la aglomeración de grandes cantidades de personas. Las primeras medidas que están atinando a realizar las organizaciones pasan por la suspensión de viajes internacionales, la vuelta a los países de origen de aquellas personas que estén en el extranjero, y asociadas a estas medidas; la implementación de un régimen de teletrabajo no solo para aquellas personas que han viajado, sino que lo están haciendo extensivo a otros colaboradores para evitar el contagio masivo.

Las prestigiosas universidades de Stanford y Princeton han comunicado esta semana la suspensión de todas sus clases presenciales, Facebook y Google han enviado a sus empleados a trabajar desde sus casas, EY en España ha hecho lo mismo; y así muchas empresas del mundo están tomando iniciativas similares.

En Argentina, el gobierno dispuso la cuarentena por el coronavirus, y muchas empresas ya han instruido a su personal y colaboradores a realizar teletrabajo o homme office. Pero, ¿es esto tan simple?

El homme office, teletrabajo o trabajo a distancia ha demostrado ser un método de trabajo altamente efectivo y valorado por las personas, si logra preparase a la organización y a los trabajadores para ello. En cambio, si se lleva adelante de manera improvisada, no solo puede resultar poco efectivo, sino que puede generar una mala experiencia que impida de desarrollo de estas formas de trabajo a futuro.

Según los últimos datos oficiales del ministerio de trabajo, en 2017 en Argentina el 8,7 % de la fuerza laboral realizaba teletrabajo (algo más de 260.000 personas), y en su inmensa mayoría lo hacían solo una vez por semana (el promedio de Europa y EEUU ronda entre el 17% y el 20% respectivamente). En términos de cantidad de empresas, apenas el 3% de las empresas argentinas declararon que implementaban este tipo de políticas. Si bien la tendencia de teletrabajo está en franco crecimiento a nivel mundial, las empresas argentinas aún no han incorporado al homme office como una práctica habitual. Más allá de que se está convirtiendo en una demanda cada vez más usual por los más jóvenes, algunas organizaciones se resisten a perder el control de sus empleados y dejarlos trabajar desde sus hogares.

A pesar de esta notoria resistencia, la epidemia del coronavirus está comenzando a forzar a las organizaciones a tomar este tipo de iniciativas, sin quizá estar del todo convencidas de ello. Muchas empresas se están lanzando a esta aventura sin la comprensión de la complejidad que estas medidas implican. Es decir, sin tener más remedio que hacerlo, creen que a través de un celular, una notebook e internet el trabajo podrá realizarse de la misma manera que si se hiciera en la oficina. Lejos está de ser así. Lo importante es comprender que este cambio de modalidad de trabajo implica un desafío enorme tanto para el trabajador involucrado, como para sus jefes y para sus compañeros de trabajo. Trabajar desde casa implica un cambio en la forma de trabajo y no solo un cambio en el medio de comunicación. El teletrabajo implica un cambio en las competencias individuales y colectivas que se requieren para llevar adelante un trabajo efectivo.

Por suerte los estudios sobre teletrabajo han proliferado mucho en los últimos años, y hay varias estrategias identificadas que pueden ayudar a realizar más efectivo el trabajo. Sin ir más lejos, en el 2011 en Argentina el Ministerio de Trabajo publicó un manual de buenas prácticas sobre teletrabajo, y en el 2019 han publicado el libro blanco del teletrabajo, sintetizando varias de las medidas desarrolladas por Argentina para promover esta modalidad de trabajo.

Desde el punto de vista de las estrategias más efectivas para desarrollar efectivamente el teletrabajo, se encuentran el establecimiento de objetivos de trabajo diarios, la necesidad de comunicación frecuente, el uso de video en la mayor parte de las conversaciones (no limitarse solo al intercambio de mail y whatsapp), generar interacciones cotidianas con los compañeros o equipos de trabajo, establecer ciertos parámetros de comunicación claros para evitar malentendidos, etc.

Sin embargo, uno de los aspectos más importantes tiene que ver con los estilos de gestión. Bajo estas modalidades resulta imprescindible que los jefes sepan gestionar a sus equipos a la distancia. Esto implica la eliminación del seguimiento y el control permanente como método de gestión (ya que no hay forma de hacerlo efectivamente a la distancia). Por su lado, los trabajadores que se encuentran en sus casas deben ser conscientes que deben desarrollar autonomía y autodisciplina para realizar el trabajo de acuerdo a los objetivos planteados. Si esto se complementa con una comunicación fluida y una apertura a las preguntas y consultas mutuas, esto se hará mucho más efectivo.

Las empresas deben ser conscientes de que están abriendo la puerta, conscientemente o no, a una forma de trabajo que tenderá a imponerse cada vez más; pero que deberán prepararse y transformarse para aprovechar las oportunidades que el teletrabajo promete.

(*) Profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Andrés.

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