3 de enero 2021 - 00:00

Perdí el empleo en pandemia y no encuentro otro, ¿qué puedo hacer?

La desocupación también es una amenaza que en este caso viene del entorno social, y afecta a todos, incluso a los que tienen trabajo.

Estrés trabajo cara triste
Foto: Pixabay

Estamos viviendo una época de incertidumbre. La magnitud mundial de esta crisis sanitaria hace que la angustia y el miedo, sentimientos lógicos en estas situaciones, se potencien y nublen la capacidad de pensar de todos nosotros.

Este acontecimiento produce distintas emociones: “¿Estamos en peligro? ¿Cuándo se terminará el contagio? ¿Cómo será el futuro?” O por otro lado: “¡No creo que haya peligro de nada! ¡Es todo una gran mentira para tenernos encerrados en casa! “

Desde el pánico a morir hasta la negación de la pandemia, podemos pasar por todos los estadios de ese continuo, y lo más difícil es encontrar el término medio y lograr una cierta calma que a la vez sea acorde con la realidad que se está viviendo.

En este contexto la pérdida del empleo se agrega a la pérdida de la seguridad que, supuestamente, antes se tenía.

Es sabido que el trabajo es una necesidad fundamental del sujeto para su equilibrio personal y su anclaje social. Es uno de los organizadores de nuestra vida cotidiana, nos procura la pertenencia a un sector de la sociedad, a partir del que se construye y sostiene la identidad.

Da ocasión de ejercer aptitudes, ampliar conocimientos, orientarse hacia ciertas metas, aunque también supone enfrentarse con miedos, sufrimiento, vergüenza y sentimientos de inequidad. Y no menos importante brinda medios económicos para atender nuestras necesidades.

Si hablamos de trabajo no podemos dejar de lado el problema de la desocupación. La desocupación también es una amenaza que en este caso viene del entorno social, y afecta a todos, incluso a los que tienen trabajo.

Perder el empleo produce una angustia ligada con el sentimiento de estar excluido de la sociedad. Por eso es muy importante la respuesta del entorno social, la familia, los amigos y amigas, que pueden sostener ese abatimiento con su cercanía.

Además hay que tomar el contexto de la pandemia donde muchísima actividad económica se ha tenido que suspender por la lógica del cuidado y del peligro de contagio. Las vacunas ya desarrolladas abren un espacio de esperanza en que es posible que termine esta horrible pesadilla.

Con el aumento de la actividad económica habrá más posibilidades de que muchos recuperen el empleo. Sé que es difícil pensar en esta incertidumbre que se vive, pero hay que buscar algunos mecanismos que nos permitan cierta estabilidad sin perder el deseo y la motivación para buscar alternativas.

Ir al encuentro de, no solo las oportunidades de trabajo, sino de las propias fortalezas, del descubrimiento de aptitudes y capacidades que tal vez quedaron relegadas por las exigencias anteriores. Se puede dar una nueva experiencia de búsqueda de un proyecto personal poniendo en juego la creatividad potencial que toda persona tiene.

Por último, recomiendo tolerar este momento de incertidumbre, aprovechar el tiempo recuperando fuerzas, para luego salir al campo laboral, fortalecidos.

(*) Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Integrante del Departamento de Psicoanálisis y Sociedad. Coautora del libro “Psicoanálisis y Sociedad. Teoría y Prácticas”.

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