Una nueva encuesta de Opinaia comisionada por la red global Somos Innovación revela una realidad que muchos prefieren ignorar: mientras el país mantiene una prohibición anacrónica sobre el vapeo, el 5% de la población adulta vapea exclusivamente, y la mayoría lo hace precisamente para dejar de fumar.
Una encuesta nacional muestra consenso para regular el vapeo
Desde 2011, la comercialización de todo lo relacionado al vapeo está prohibida por la ANMAT, pero según el relevamiento realizado con 1.500 casos representativos a nivel nacional, aproximadamente 2 millones de argentinos adultos vapean regularmente.
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En efecto, Argentina enfrenta una contradicción. Desde 2011, la comercialización de todo lo relacionado al vapeo está prohibida por la ANMAT, pero según el relevamiento realizado con 1.500 casos representativos a nivel nacional, aproximadamente 2 millones de argentinos adultos vapean regularmente. La prohibición no eliminó el fenómeno; simplemente lo empujó hacia la informalidad, privando a los usuarios de garantías de calidad y seguridad.
Lo que se vuelve muy irónico cuando la mayoría de los vapeadores argentinos percibe esta alternativa como menos nociva que el cigarrillo convencional, y las motivaciones principales para comenzar a vapear se concentran precisamente en dejar de fumar. En otras palabras, los argentinos están usando estos productos exactamente para el propósito que debería celebrar cualquier política de salud pública seria.
Los datos demográficos de la encuesta revelan un patrón que contradice la narrativa oficial. El 66% de los vapeadores se concentra entre los 25 y 44 años, un rango etario que difícilmente encaja con el fantasma de la “puerta de entrada al cigarrillo”.
La distribución por nivel socioeconómico tampoco muestra concentración en sectores vulnerables, lo que sugiere que el vapeo funciona como herramienta de reducción de daños accesible para diversos estratos sociales. Cuando el 52% de los usuarios considera crucial poder elegir la concentración de nicotina, estamos ante personas que gestionan activamente su transición, no ante consumidores recreativos irresponsables.
La demanda silenciada por sabores
El mapa de preferencias de sabores ofrece lecciones valiosas para cualquier regulador dispuesto a escuchar. Los sabores frutales dominan ampliamente, seguidos por menta y mentol. Este dato no es trivial: revela que los usuarios buscan precisamente diferenciarse del cigarrillo tradicional, no replicarlo.
La experiencia internacional respalda esta preferencia. En países como Suecia, la variedad de sabores en productos innovadores de nicotina ha sido crucial para lograr que los fumadores migren y no recaigan. Prohibir sabores, como ha hecho Estonia, se correlaciona con aumentos en las tasas de fumadores del 40%.
La encuesta revela un ecosistema de acceso híbrido que funciona a pesar de la prohibición vigente. El 46% de los usuarios encuentra fácil o muy fácil acceder a estos productos, principalmente a través de e-commerce (32%) y kioscos (29%). Los dispositivos reutilizables se adquieren mayormente online, mientras que los descartables se consiguen más en puntos físicos.
Esta dualidad de canales demuestra la adaptabilidad del mercado ante prohibiciones excesivas. Pero también evidencia el costo de la prohibición: sin marco regulatorio claro, los consumidores navegan en un vacío normativo que no garantiza estándares de calidad ni protección al consumidor y a los menores de edad.
La sociedad es más sensata que sus reguladores
Quizás el hallazgo más notable del estudio sea que la mayoría de los vapeadores argentinos respalda activamente la implementación de regulaciones con controles y estándares. No piden libertinaje, sólo sentido común.
Así, los enfoques normativos con mayor apoyo son precisamente los que cualquier marco regulatorio serio debería incluir: garantizar estándares de seguridad y calidad de los productos (74% de apoyo), y prohibir el acceso de menores de edad (73%).
Afortunadamente, el modelo regulatorio está disponible para cualquiera que quiera verlo. Suecia protege a los menores de edad, garantiza la calidad de los productos, diferencia impuestos según riesgo relativo de los productos, crea incentivos económicos para la transición, y permite información transparente sobre riesgos comparativos. Resultado: 36% menos muertes por cáncer de pulmón que el promedio europeo y camino a ser la primera nación libre de humo europea.
Por su parte, la República Checa implementó políticas coordinadas de reducción de daños desde 2019 y logró la caída más rápida de tabaquismo en Europa: 7 puntos porcentuales en tres años. Mientras que Grecia revirtió sus políticas prohibicionistas en 2020 y redujo 6 puntos porcentuales después de 15 años estancada en 42%.
Millones de argentinos vapean a pesar de la prohibición. Suecia, República Checa y Grecia redujeron drásticamente la problemática con regulación inteligente en lugar de prohibición. La pelota está en la cancha de los reguladores. La sociedad civil argentina ya decidió.
*Presidente de Fundación Internacional Bases y CEO de Somos Innovación
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