31 de marzo 2005 - 00:00

Agresiva interpelación anoche en el Congreso

Alberto Fernández repite el libreto oficial, ayer en el Congreso, donde concurrió para desvincular, una vez más, al gobierno del escándalo de las valijas de SW.
Alberto Fernández repite el libreto oficial, ayer en el Congreso, donde concurrió para desvincular, una vez más, al gobierno del escándalo de las valijas de SW.
Alberto Fernández concurrió ayer finalmente a la Cámara de Diputados para dar un informe mensual que terminó convirtiéndose en una cuasi interpelación por las responsabilidades del gobierno en el Caso Southern Winds. Si algo caracterizó la sesión de ayer fue la violencia verbal -y de gestos- entre el jefe de Gabinete y los diputados. La presión política de una presentación del ministro ante un Congreso que hace más de un mes le pide al gobierno la presencia de algún funcionario para informar sobre el caso SW explotó cuando los diputados vieron a el jefe de Gabinete en un claro gesto de fastidio por tener que concurrir a responder -según reconoció el funcionario- más de 700 preguntas que le habían enviado los legisladores.

El ministro tuvo frases hirientes, como cuando se refirió a esas preguntas con la expresión «me llenaron de hojitas».

Desde el inicio del informe marcó terreno: atacó de frente a la empresa Aerolíneas Argentinas por querer monopolizar el mercado aeronáutico y acusó a esa «situación heredada» por las decisiones del gobierno de querer salvar Southern Winds para garantizar la competencia.

Pero lo que más molestó a los diputados fue la referencia directa a la poca importancia del tema SW frente a los logros que se habían conseguido en materia de deuda y crecimiento de la Economía, a los que los diputados no prestaban atención.

«No se puede ir a un lugar a decir yo hablo de cosas importantes y ustedes hablan idioteces. Es una agresión total», bramaba anoche un diputado peronista.

Hacia el final, A. Fernández casi se disculpó por la actitud soberbia que mantuvo durante la sesión: «Les confieso que vengo molesto por haber sido acusado de estar en un tema de narcotráfico. Es una mentira y una infame imprudencia; por eso vengo molesto. Estoy molesto y me vuelvo soberbio porque no soy deshonesto ni corrupto y no estoy en un gobierno de corruptos», aunque el tono de las respuestas en general seguía siendo duro.

«No existe ningún acuerdo entre LAFSA y LAN. El acuerdo de LAN es con una empresa privada argentina. LAFSA sigue siendo estatal», fue una de las últimas precisiones.

El ministro empezó explicando que la presión de los diputados sobre el caso SW, en desmedro de temas realmente importantes, no le preocupaba al gobierno: «Gracias
a Dios tenemos respuestas y eso nos da una gran tranquilidad. Pero seguramente dedicaremos nuestro tiempo al caso Southern Winds, porque la sesión de hoy está dirigida a conseguir rédito mediático ante la sociedad», dijo en medio de un estallido de bronca en el recinto.

El mayor ataque por el tema Aerolíneas Argentinas llegó cuando explicó el acuerdo entre LAFSA y SW:

• «Estamos convencidos y tranquilos de que no estamos siendo idiotas útiles de ningún monopolista del mercado aeroportuario.»

• «Habían caído Dinar y LAPA y SW estaba en peligro de dejar de volar. Sólo quedaba AA para monopolizar el mercado.»

• «En el caso SW hay intereses comerciales profundos de los que no quieren competencia y que cada uno se haga cargo de lo que le corresponde.»

Fueron todos escalones de una argumentación del ministro que hacía girar el eje de las acusaciones desde la relación con SW hasta la situación del mercadoaeronáutico. El primero en protestar por la actitud del jefe de Gabinete fue el radical cordobés
Luis Molinari Romero: «Se podría haber ahorrado el fastidio que tiene de venir si hubiera enviado al secretario de Transporte a informar cuando se lo solicitamos. Aquí se habla de oscuros intereses de empresas. Yo pregunto: ¿qué oscuro interés llevó al secretario de Transporte, Ricardo Jaime, a prorrogar por 15 años la licencia de operación para Aerolíneas Argentinas?

• Hartazgo

Horacio Pernasetti, jefe del bloque radical, al borde del hartazgo por la postura de A. Fernández, que continuaba sonriendo ante cada pregunta apoltronado en medio del recinto, y la falta de respuestas, estalló: «Si no hubiera tenido tiempo para preparar las respuestas podemos entenderlo. Estuvo en el medio Semana Santa, podríamos haber acordado otro día. Pero no puede venir a decirnos que somos una manga de vagos y ponernos en una situación mediática comprometida».

A esa altura, la presión entre el jefe de Gabinete y los diputados era insostenible. Y el peronismo no hacía nada para remediarlo. De hecho, el bloque PJ no aplaudió en ningún momento la alocución inicial de Fernández y los diputados lentamente fueron abandonando el recinto. No pareció en ningún momento que las huestes de José María Díaz Bancalari estuvieran dispuestas a defender al funcionario, salvo hacia el final de la lista de oradores, cuando kirchneristas como Osvaldo Nemirovsky tomaron la defensa del ministro y del gobierno.

Adrián Menem
apuntó también a la responsabilidad de los funcionarios que sabían. «No puede desconocer, yo no sé si el jefe de Gabinete nos toma el pelo, la declaración del oficial de la Policía Machado, que está destacado en la custodia presidencial y al mismo tiempo hace extras en Suipacha 1111, piso 6, es decir en las oficinas de Southern Winds. Este policía declara que informó a sus superiores el año pasado sobre el caso de tráfico de cocaína. Y su superior era nada menos que el jefe de la custodia presidencial».

Hubo también algunos recuerdos del pasado. Como cuando el ex cavallista Guillermo Cantini atacó: «Con asombro y vergüenza participo de esta sesión. Veo azorado la soberbia de un jefe de Gabinete que desconoce a una minoría de la que formaba parte no hace mucho», dijo refiriéndose al pasado de Fernández, que integró la lista Cavallo-Béliz de 2000. Alicia Castro, criticó también el acuerdo entre LAFSA y Lan Argentina y acusó de inexistentes a sus socios locales: «Aero 2000 es una empresa de papel; fuimos con un escribano al domicilio denunciado y ni siquiera existía», dijo, antes de presentar también una fuerte protesta acusando de burlas al jefe de Gabinete.

El arista
Eduardo Macaluse se sumó a la andanada de protestas por la falta de respuestas del ministro: «El gobierno habla de monopolio y nombró en la embajada en Madrid a un lobbysta de Aerolíneas Argentinas y de todas las empresas españolas».

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