18 de abril 2019 - 00:01

"El temor de los mercados a Cristina es un escenario inducido por el Gobierno"

El diputado criticó duramente a la administración Macri y lanzó: "se gastó todo el crédito. Es casi imposible que vuelvan a ganar las elecciones".

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El jefe de bancada del FpV en Diputados, Agustín Rossi, criticó duramente a la administración Macri y lanzó: “se gastó todo el crédito. Es casi imposible que vuelvan a ganar las elecciones”. Además explicó que solo bajaría su candidatura si Cristina se presenta como precandidata.

“Valorizo mucho más lo que piensa un empresario ligado a la economía real, que no está diciendo eso”, aseveró sobre el supuesto temor del mercado al regreso de la expresidente. “La desconfianza que hay en el país es producto de este Gobierno”, completó. A continuación la charla que mantuvo con ámbito.com.

Periodista: En los últimos meses visitó todas las provincias y 115 municipios bonaerenses en plan preelectoral, ¿qué percibe en las recorridas?

Agustín Rossi: La gente está muy enojada, decepcionada, con muchas ganas de que cambien las cosas. Hay un enojo e indignación creciente con Mauricio Macri. Te exigen que se vayan el 10 de diciembre. Pero también hay esperanza. Algunos comercios o pymes te dicen que están haciendo esfuerzo a la espera de que cambien las cosas.

P.: ¿Esa decepción se puede traducir en votos?

A.R.: El Gobierno empieza con una curva decreciente con el debate de la reforma previsional y se profundiza con la devaluación de mitad de año, el acuerdo con el Fondo y la aplicación de este programa de ajuste. Cada vez que hay un despido significa más gente debajo de la línea de pobreza. El hambre dejó de ser un fantasma y se instaló en los hogares de muchos argentinos, y todo esto empieza a tener una expresión electoral. El voto del 2017 se puede decir que fue hasta cantado. El votante de cambiemos no era que no veía los mismo problemas que nosotros, pero le dio una chance más. Es un sentimiento argentino que no está más. Macri se gastó todo el crédito. Es casi imposible que vuelvan a ganar las elecciones.

P.: ¿Es posible ganar en primera vuelta?

A.R.: Si la oposición se une, sí.

P.: ¿De qué depende que se una?

A.R.: Si construimos un frente opositor lo más amplio posible sin dudas existe la posibilidad de llegar al 45% en primera vuelta. Si es cierto que todos queremos ganarle a Macri, el camino más corto es la unidad de la oposición. Y si hay diferencias en los sectores están las PASO para dirimirlas, y después ir con un solo candidato. Pero no jugamos este partido solo. El Gobierno va a hacer todo lo posible para generar la división de la oposición, es su principal estrategia electoral.

P.: ¿Puede haber renunciamientos previos a las internas? ¿Usted está dispuesto a renunciar a su postulación a las PASO en favor de la unidad?

A.G.: La única manera en que no voy a ser precandidato es si Cristina es precandidata. Si ella no lo es, yo voy a ser precandidato en cualquier circunstancia.

P.: ¿Mantienen contacto con otro referentes del peronismo, como Sergio Massa?

A.R.: En la oposición hoy todos hablamos con todos, no hay compartimiento estancos o barreras. La Cámara de Diputados es un lugar de encuentro permanente porque tenemos niveles de consenso muy alto a la hora de pararnos frente a los proyectos del Gobierno. Sin dudas, hay diálogo y hay necesidades.

P.: ¿Cuáles?

A.R.: Cuando uno ve lo de (Gustavo) Bordet en Entre Ríos, donde hubo una unidad de diferentes partidos, pero fundamentalmente entre Unidad Ciudadana y la expresión del gobernador. En muchos lugares es exactamente igual, como en San Juan. Donde hay unidad opositora y se generan estos resultados electoral entusiasman en la búsqueda de esa posibilidad, sino estamos condenados a la segunda vuelta.

P.: Y se corren mayores riesgos…

A.G.: Las elecciones de segunda vuelta son difíciles de pronosticar. No se selecciona, se elige, se opta. La motivación y los componentes pueden ser distintos a cuando se elige en términos positivos, al que más a uno le gusta.

P.: Salieron las primeras encuestas que pronostican un triunfo de Cristina de Kirchner en balotaje. ¿Este nuevo escenario cambia la estrategia electoral de Unidad Ciudadana?

A.R.: Ya veníamos que desde el año pasado venía creciendo en todas las encuestas. Lo que sucede en la Argentina la pone en un mayor nivel de consideración de la sociedad. No solo crece en intención de voto, sino en imagen. Cristina hoy es más que una opción electoral, es la esperanza de millones de argentinos y eso la coloca en otro lugar.

P.: ¿Cómo cayó la eliminación de las listas colectoras?

A.R.: Son trampas que hace el Gobierno para evitar una derrota. Están tratando de adecuar el sistema electoral a su propia conveniencia. Muestra la debilidad que tiene en el país y en la provincia de Buenos Aires.

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P.: Los mercados temen a un regreso de Cristina.

A.G.: Hay que ver a qué se le llama ‘los mercados’. Valorizo mucho más lo que piensa un empresario ligado a la economía real, que no está diciendo eso. Dice: aguanto hasta que cambien el gobierno porque con este no puede seguir llevando adelante mi negocio. Es un escenario de temor que está inducido por el Gobierno y nadie tiene verificado que vaya a ser así. Este Gobierno nunca va a ir al psicólogo porque no tiene culpas. Los dos primeros años no hicieron bien las cosas por la herencia que recibieron y ahora porque va ganar otro, que puede ser la misma que estaba antes. Fueron cuatro años perdidos de todo punto de vista. La desconfianza que hay en el país es producto de este Gobierno.

P.: ¿Cómo se hace para volver a generar confianza en el país?

A.R.: Hay que hacer que vuelve a crecer a la economía. La inflación tiene dos componentes: el aumento incesante de tarifas y las expectativas de devaluación. La deuda se tiene que refinanciar de manera que sea compatible con un programa de crecimiento, que permite genera dólares genuinos para pagarla. No hay otra posibilidad. No existe otro país que funcione como hoy funciona la Argentina. Tenemos u$s 60.000 millones de fuga de capitales desde que asumió Macri y nos endeudamos en u$s 58.000 millones con el FMI, o sea, nos endeudamos para financiar la fuga de capitales y eso es insostenible.

P.: En los próximos años acechan vencimientos de deuda por u$s 150.000 millones. ¿Qué se debería hacer con el acuerdo con el Fondo?

A.R.: Hay que desdramatizar y renegociar. Nosotros siempre hemos cumplido con el Fondo Monetario. El país nunca dejó de pagar los vencimientos porque es socio. Lo que creemos es que el programa financiero es incumplible y probablemente sea una renegociación de plazos y tasas. Pero esa renegociación no puede condicionar la política económica, que va a estar orientada hacia el crecimiento y no al ajuste. Si el Fondo nos quiere ayudar, que nos ayude, y sino veremos cómo nos arreglamos. Lo que no podemos hacer es seguir con esta política de ajuste que lleva al hambre, miseria y pobreza a millones de argentinos.

P.: El Fondo dijo a los próximos gobernantes que sería una tontería no respetar lo acordado.

A.R.: El FMI va a desembolsar en el 2019 casi 90% de lo acordado con la Argentina. Para el 2020 quedan desembolsos muy pequeños. Ni con este Gobierno ni con otro, nos van a prestar más plata. El problema es pensar cómo se vuelve a crecer.

P.: Pero alguna fuente de financiamiento se va a tener que buscar.

A.G.: Nosotros hemos tenido acuerdos que este Gobierno los ha mantenido. El swap con China antes decían que eran papelitos pintados y ahora van continuamente a renovarlo. Ninguna otra acción de política económica tiene que condicionar el crecimiento.

P.: ¿Y volver a los mercados internacionales?

A.R.: Desde enero de 2018 el Estado y las provincias no colocan deuda en el mercado internacional. A las empresas les cuesta muchísimo hacer colocaciones de obligaciones negociables por el nivel de endeudamiento irresponsable del Gobierno. Fueron al Fondo porque si no caían en default. Nosotros planteamos una economía que se sostenga desde otro lugar. Tuvieron una capacidad de hacer política económica enorme, porque les dejamos un país desendeudado. Si no querían seguir pagando vencimientos de deuda con reservas podrían haber planteado roll-over sobre cada uno de los vencimientos. Pero lo que hicieron fue utilizar endeudamiento externo para solucionar el déficit fiscal, y eso se necesita resolver con crecimiento económico. Creyeron que el endeudamiento era infinito porque era un gobierno mercado friendly, pero los mercados no tienen patria ni bandera: cuando ven riesgo se van. Y les va a pasar lo mismo con la tasa. Va a llegar un momento que pongan la tasa a 120% y van a decir nos vamos.

P.: ¿Para evitar la fuga de dólares es necesario reponer los controles que existían antes a la venta de divisas?

A.R.: No hay dudas que debe haber controles. Los exportadores no pueden tener el tiempo que quieran para liquidar. También es imposible que no haya ningún tipo de límite a la compra de dólares. Tiene que haber controles como en cualquier lugar del mundo sin afectar al pequeño ahorrista, a quien hay que cuidar. Y al mismo tiempo dar un debate sobre la singularidad de la economía bimonetaria argentina. Porque cuando se fija el tipo de cambio te genera un desbarajuste en la tasa de inflación por los costos en dólares. Eso no se va a resolver de un día para el otro. Por otro lado, hay que disminuir la demanda de dólares con sustitución de importaciones y aumentar la producción de dólares tratando de apostar a los sectores que generan divisas como el agropecuario y el energético, con más valor agregado.

P.: ¿Cree que el kirchnerismo reconoció sus errores y puede venir otro kirchnerismo más maduro?

A.G.: Ningún momento es igual al otro. Cuando pusimos controles al dólar, que le denominaron cepo, parecía que era una locura, pero era porque veníamos de una economía de bonanza. Si ahora le explicás que la verdad es que hay que tener algún tipo de control porque si no todo lo que nos endeudamos se lo lleva un grupo de vivos y no podemos sostener una fuga de capitales, te lo van a entender. En ese momento, pareció que el cepo estaba hecho para los que se querían ir de viaje y no fue así. Hay que dar un debate cultural y saber que la Argentina produce una cierta cantidad de dólares. Si se gastan más, se pone el dólar más caro y sino te endeudas, pero eso después lo pagamos todos. Esto es lo que hay que plantearle al conjunto de la sociedad.

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