El canciller Rafael Bielsa, en campaña, recordó ayer en Nueva York, en favor de la iniciativa de convocar al Consejo de Seguridad para analizar la situación de Haití, un hecho histórico prácticamente olvidado: la protección que brindó el embajador haitiano en Buenos Aires a los peronistas que intentaron derrocar a la Revolución Libertadora en junio de 1956, con el liderazgo del general Valle luego fusilado.
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El Consejo de Seguridad de la ONU decidió ayer dar un nuevo impulso al respaldo internacional que recibe Haití, y aprobó coordinar un «plan integral de ayuda» que lleve a la convocatoria a elecciones antes de fin de año, durante una sesión especial que presidió Bielsa. La propuesta implica prestar atención especial a las áreas «de seguridad interior y desarrollo», tal cual reza una declaración presidencial que lleva la firma del canciller argentino, en realidad un documento consensuado con todos los países que participaron del debate. En ese texto, además, «se reafirma el mandato amplio de la Misión de Estabilización de las Naciones-Unidas en Haití ( Minustah)» y se apoya la presencia de las Naciones Unidas en Haití «durante el tiempo que sea necesario».
La sesión especial fue convocada por Bielsa como una forma de dar nuevo impulso a la ayuda internacional a Haití, país que el jefe de la diplomacia visitará mañana y el sábado, no como presidente pro témpore del Consejo de Seguridad, sino como canciller argentino.
• Razones históricas
El discurso de cierre de Bielsa reveló que, más allá de las cuestiones humanitarias, en el fuerte respaldo a Haití pesaron razones históricas que se remontan a los fusilamientos en el basural de José León Suárez, atribuidos a la llamada Revolución Libertadora que derrocó a Juan Perón en 1955. No mencionó al transversalismo.
«El 9 de junio de 1956, la Argentina sufría un golpe de Estado. Siete rebeldes que luchaban por restablecer el orden constitucional encontraron asilo en la Embajada de Haití en Buenos Aires. El embajador haitiano, Jean Brierre, se opuso a que sus huéspedes fuesen secuestrados y fusilados y dijo: `No porque Haití sea una nación pequeña va a permitir semejante atropello'.»
Los tres cancilleres del Mercosur tuvieron un rol protagónico que no fue casual. A primera hora de la mañana se habían reunido junto con el representante de la ONU en Haití, Juan Gabriel Valdez, en las oficinas de la delegación argentina ante la ONU. Bielsa, Amorim y Walker escucharon un informe detallado del chileno Valdez sobre la evolución política y social, de la necesidad de abrir un diálogo con las fuerzas que no están representadas en el gobierno provisional y de las posibilidades de convocar a elecciones antes de fin de año.
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